“La perra subasta”
¡¡¡ Artistas de todas las latitudes: induzcan a la reflexión a sus consumidores poderosos, instiguen, provoquen, espoleen, desafíen, hostiguen, asedien y exciten a los mercaderes del arte!!!
Aglutinador- LAB propone una muestra de arte-intelectual-promiscuo, (ojo, no necesariamente conceptual, aunque también conceptual) una oferta de no mercancía, no rebajada, en un evento de arte para hinchar billeteras.
¿Qué se pretende, se procura, se anhela, se solicita subastar?
El pensamiento, las emociones, la coherencia, la incoherencia, la cordura, las frustraciones, el sufrimiento, la fragilidad, las contradicciones, la valentía, la cobardía, el miedo, la intrepidez, las pasiones, la efusividad y las ideas, es decir: el Arte.
¿Qué queremos?
Reflexionar, polemizar, dialogar, pero, también divertirnos y burlarnos de todos los sistemas e intereses que mueven las fichas del "sofisticado" tablero en donde estamos representados, los artistas y el mercado del arte; proponer groseramente, arte reflexivo para ser vendido, para ser consumido y digerido en una supuesta "subasta" que no será tal subasta.
Como mismo no existe la víctima si no hay un victimario y viceversa, no existe un mercado inteligente sino interactúa al unísono, un coleccionismo no suspicaz, no especulador y sí más apto, reflexivo, intuitivo y consecuente con respecto a la esencia del arte y con los tiempos en que vivimos.
Artistas de la 10 Bienal de La Habana, 2009:
¡A venderrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrr!
Curada (sin medicación) por: Sandra Ceballos (ciudadana, vecina de la calle 6)
Producción: ella misma
Montaje: Anthony Lester
Música: no lleva
Diseño de catálogo: Orlando Silvera
Documentación: Natalia Triana
Parrillada
Título: “La perra subasta da de comer, gratuitamente, a los transeúntes, a los visitantes y sus alrededores”, carne de cerdo, hamburguesas (confeccionadas con picadillo de soja y sub-producto) y pan de flauta. Acción cívica ejecutada por los transeúntes, asistentes y sus acompañantes.
¡A comerrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrr!
Agradecimientos a:
Claudio Marinelli
Eduardo Aparicio
Omar Pascual Castillo
21 DE MARZO DEL 2009
Desde el espacio-galería Aglutinador de Sandra Ceballos
hasta el blog de Liz quien nos expone al paladeo –propio-
“La perra subasta”… deguste el link:
http://paladeoindeleite.blogspot.com/2009/03/exposicion-virtual-de-la-muestra-la.html
además y ahí mismo disponible les recuerdo a Glexis:
(15min)
En Aglutinador presentaré la obra ‘I’m cuban’ (Soy cubano), un Powerpoint que describe y aclara, el tipo de cubano que “debemos ser”; con adjetivos usados por la cúpula ideológica de la isla y el exilio. Dos pensamientos que buscan intereses antagónicos y usan un lenguaje convergente para expresarlo. Nihilismo, una negación a seguir los estatutos de cualquier programa.
Glexis Novoa, nace en Cuba y reside en Miami (US).
Y aquí los dejo con más fotos…
Siete preguntas hechas por, Sanpedro.
1-¿Te gustaría asistir a una subasta para comprar obras de artistas desconocidos, que no hayan sido “recomendados” por ninguna persona del mundo del arte; obras en las que solo medie el propio valor estético-conceptual de las mismas?
Andreas Winkler (coleccionista de arte. Origen Suizo)
“Mi papá viajaba mucho y siempre trajo un cuadro de sus viajes a países exóticos. Así que siempre estuve en el ambiente de la plástica. Cuando llegaba mi papá de un viaje, había "reunión familiar" sobre el cuadro: donde colgarlo, etc. etc. A mí siempre me gustó mucho.
Creo que he comprado mi primer cuadro en Polonia (socialista todavía) en 1983. Mi primer cuadro de Cuba fue comprado en el Hotel Pernil, en Holguín, en 1989 cuando estuve aquí como turista (y nunca pensé de terminar aquí). En mis primeros años en Cuba he comprado puramente por lo que me gustaba. Luego conocí mejor el ambiente, los pintores. He leído muchos libros y publicaciones y desde hace unos años compro mas bien para montar una "buena" colección de las obras del "nuevo arte cubano" a partir del 1980. Allí estoy. De la estética pura al inicio se puso ahora la cabeza pensante (qué me falta, cómo llegar a esta buena pieza, etc.). Jodido al fin, dado con menos libertad. Por lo tanto, hoy en día no estoy muy abierto a comprar piezas de artistas totalmente desconocidos, aunque hay excepciones: cuando me coge la emoción (que lamentablemente pasa demasiadas veces en estos tiempos de crisis).”
2-¿Qué te apetece más, comprar nombres o arte?
Claudio Marinelli (coleccionista de arte. Origen Italiano)
“ARTE, POR SUPUESTO, SIEMPRE QUE ME GUSTE.....”
3-¿Qué opinas del mercado del arte en Cuba?
Cacha López (vendedora alternativa de huevos)
“Mija yo no sé nada de eso, pero lo más importante es que los pintores ganan tremenda estilla, porque si no pa’ qué van a pintar. ¡¡Hay que tener meeenteeee!!.”
4- a)- Teniendo en cuenta la diversidad de gustos, criterios y objetivos por parte del coleccionismo de arte a nivel internacional: ¿piensas que la mejor táctica de venta en subastas es no experimentar, no proponer, no refrescar, no arriesgarse con obras que (gracias a conveniencias personales y esquemas mentales prejuiciados que poseen -la mayoría- de los organizadores de estos eventos de mercado) no han sido nunca subastadas?
El Cuate (organizador de eventos de mercado de arte. Origen cubano)
Es que se vende lo que se vende y lo que no se vende no se puede proponer, ese es un riesgo que no procede.
b)- Entonces: ¿por qué lo que se “vende” no se vendió en la última Subasta Habana?
Esos son asuntos internos. Lo siento, no estoy autorizado.
5- ¿Crees que algún día sea posible crear una subasta paralela, una opción de venta en la cual se valore la obra de los artistas como arte y no como mercancía vendible de salón?
François Vallée (Profesor universitario de Rennes y coleccionista de arte. Origen francés
Pues no. El mercado del arte que, antaño, dependía de un juego sutil llevado a cabo por conocedores, como: conservadores de grandes museos, galeristas competentes, críticos agudos o coleccionistas, realmente apasionados por el arte, se ha convertido hoy -en estas sociedades que han perdido el sentido espiritual de las cosas, estas sociedades de consumo, de la velocidad y de la cantidad- en un mecanismo de alta especulación financiera, de redes de influencia entre las grandes casas subastadoras, algunas grandes galerías, conservadores de museos contemporáneos, curadores, funcionarios culturales y los nuevos ricos carentes de cultura y con un gusto estético muy precario pero con mucha influencia social. Hoy, y lo será cada vez más, desafortunadamente, el mercado del arte es una actividad social puramente comercial, donde el reconocimiento artístico se establece no sólo en función de criterios de calidad estética e intelectual (por fortuna, todavía existen, pues yo no puedo comprarme obras de Anselm Kiefer, Gerhard Richter, Zhang Xiaogang, Daniel Richter, Neo Rauch, Marlène Dumas, Peter Doig o Albert Oehlen) sino, ante todo y cada vez más, según un rito establecido por círculos de legitimación poblados de filisteos. Desde que el arte ya no tiene la obligación de ser “lindo” o de encarnar cierto virtuosismo técnico y estético, las maneras de valorar una obra de arte son demasiado arbitrarias y relativas. Hoy, los marchands no son más que comerciantes (y las ferias de arte que pululan como hongos son supermercados), no tienen que argumentar a partir de la historia del arte o de la cultura para vender: ya no hay reglas. Cualquier cosa es arte, incluso las estupideces o los caprichos infantiles de un individuo que cree que no le debe nada a nadie y que sólo la idea es suficiente para considerarse artista.
Así que no veo quién podría tener la locura de organizar una subasta como la evocada en la pregunta. Incluso hoy, con la mundialización, nadie se libra del mercado. Yo, como coleccionista, extraño los años 80 en Cuba, cuando el arte no era un producto, cuando la firma del artista no era un argumento determinante para comprar una obra. En aquellos años en Cuba se pudo haber hecho esta subasta. Hoy ya no es posible. Desgraciadamente.
6- Todos los artistas queremos vender nuestro trabajo, de hecho muchos -de diversas maneras- lo conseguimos. Si embargo, cuanto más se vende la obra de un artista vivo su producción y capacidad investigativa, salvo algunas excepciones, se deteriora inconteniblemente en cuanto a calidad. He pensado en muchos factores que puedan desmembrar la obra del artista "que se vende" y he llagado a una conclusión-interrogante que discerní hurgando en las raíces y los porqués: ¿hacemos arte para "vivir" o vivimos para hacer arte? Ahora bien, ¿piensas que sería preciso y beneficioso crear un sistema de mercado-didáctico (llámese como se llame) que estimule el desarrollo de un coleccionismo menos especulador (metálico) y sí reflexivo, integrado más al arte (incluyendo la semántica y las vibraciones que sostienen a este término), es decir, un consumidor que interactúe subjetivamente y sea capaz de comprar para convivir con la obra en toda su plenitud. ¿Podría esto, realmente, mejorar y estimular la obra de muchos artistas cuya postura es la de vivir para crear?
(Respuesta # 1)
Cristina Vives (nace y reside en La Habana)
Querida Sandra, vender y vender bien es posible, sin que ello implique lacerar a los involucrados; todo lo contrario. Tener éxito en el mercado no es necesariamente proporcional al deterioro progresivo de tus facultades o tus valores éticos, ni de las facultades o los valores éticos de los que intervienen en el proceso. Vivir, y vivir cada vez mejor, no sólo es posible sino deseable, en aras de mantener vivos tanto al cuerpo (incluido el cuerpo de obras) como a las energías -sanamente competitivas- de los que las hacen, las intermedian y las consumen. Es simple, Sandra, y te lo enumero en orden de (mi) importancia: los artistas, el arte, el mercado, los que median, los que enjuician, los que seleccionan, los que compran, no son degenerados por naturaleza, porque la degeneración, como la delincuencia, no son actos volutivos. Puedo aseverar, por experiencia propia, que sólo hay un mercado en nuestros días y es “metálico” porque no hay otra forma de hacerlo “sensorial”; pero igualmente te aseguro que no debemos temerle porque el dinero y su usufructo (lejos de lo que nos han inculcado en nuestro contexto) no son por sí mismos los males que acarreamos. También puedo asegurarte que es inenarrable la satisfacción que se siente cuando tienes en tus manos una buena obra (gracias a la confianza depositada en ti por un buen artista) y logras convencer (gracias a tu esfuerzo, loables habilidades y sobre todo a tus conocimientos) a alguien (que tiene el dinero necesario) de que a partir de ese momento NO PUEDE vivir sin esa obra. Digamos que en tal caso no vendes, sino generas en otro la necesidad de vivir con algo que le hace mejor de lo que era.
Lo que degenera, lo que “deteriora inconteniblemente” según tus propias palabras es la mediocridad, baste que sea la de una mínima parte de esa estructura. A la mediocridad, Sandra, hay que huirle porque es irremediable. De hecho, el portador de mediocridad es alguien invulnerable, pues nunca se da por aludido, ni con reflexiones, ni con diálogos, ni con el concepto mismo de tu exposición.
(Respuesta # 2)
Sandra Ramos (artista cubana que reside en Cuba)
Lo que llamas Mercado didáctico, yo creo que existe desde hace mucho tiempo. Pues hay muchas personas en el mundo que coleccionan arte porque fueron educados en un medio, sea familiar o institucional, que propició en ellos ese gusto por el coleccionismo y para ellos el arte se convierte en parte importante de sus vidas y en una pasión. Claro, estos coleccionistas, en algunos casos y dependiendo de su importancia o de la importancia de sus colecciones, se convierten en figuras públicas que pueden llegar a marcar el gusto de una época ayudando a definir los patrones estéticos por los que otros también se guían. Es por esto, que muchos museos en USA y Europa deben gran parte de sus fondos a las donaciones de coleccionistas privados. Por otra parte, casi todos los museos y universidades del mundo (además de muchas instituciones privadas que tienen también proyecciones culturales y colecciones importantes) tienen programas educativos (además de los que existen en las escuelas primarias y secundarias), donde invitan a los artistas y demás personal de la cultura a dar talleres y compartir su experiencia profesional con el público tanto adulto como infantil. Se hacen conferencias, proyecciones y publicaciones que están dedicadas a esta promoción didáctica del arte; se otorgan residencias y becas para estudios y desarrollo cultural y se financian la producción de obras y proyectos. Por lo tanto, yo sí creo que la mayor parte de los coleccionistas no compran para especular, sino porque realmente les gusta lo que compran (estemos de acuerdo o no con su gusto). Es por eso que hay tantos tipos de colecciones diferentes. Por lo general, los que compran para especular son los galeristas, dealers y los grandes inversores que se ahorran impuestos y adquieren estatus a través de la compra del arte, elevando los precios a cifras realmente absurdas (muchas veces inalcanzables hasta para las instituciones) y capitalizando obras que deberían estar en los museos. Pero esto parece ser inevitable. Así que, luchar contra ello no tiene mucho sentido.
Por otro lado, en Cuba tenemos el problema grave de la carencia casi total del coleccionismo, tanto del público que se limita escasamente al MNBA -cuya colección de arte contemporáneo es bastante pobre-, como del privado, que por evidentes razones económicas se basa en el intercambio entre los propios artistas y sus amigos. Esto provoca que la mayoría de las obras desaparezcan o sean adquiridas por colecciones públicas o privadas foráneas. Desgraciadamente este panorama no cambiará hasta que el ciudadano medio cubano tenga resueltas todas las imperiosas necesidades de su vida cotidiana y su estatus le permita dedicarse a asuntos tan triviales como el coleccionismo. Además, por supuesto, los medios de comunicación en nuestro país por desgracia no promueven lo mejor de la producción plástica nacional, así que llegado dicho momento (que aún está tan lejano), habrá que empezar por tratar de elevar el nivel estético y de apreciación de las artes visuales en nuestro contexto.
En cuanto al tema de vivir para crear o crear para vivir, es también bastante complejo y subjetivo y depende del punto de vista de cada uno. Hay artistas que tienen una gran producción y un mercado y, que aunque a uno personalmente no le guste, están convencidos de lo que hacen, viven orgullosos de su trabajo y lo disfrutan. O sea, ellos consideran que viven para su obra y están contentos a su vez de tener éxito comercial. Hay otros que no tienen ningún éxito comercial, pero aman su trabajo y no renuncian a sus ideas y maneras de hacer arte aunque les vaya mal con el mercado. Hay también, por supuesto, los que sólo se interesan por vender a cualquier costo, los oportunistas y los que ponen trabas al desarrollo ajeno. También hay, y ha habido siempre, artistas con una obra muy buena, interesante y un respaldo del mercado y el coleccionismo y otros con una obra muy mala que no han tenido ningún tipo de éxito: ni comercial, ni profesional. O sea, es una realidad muy amplia, que no se puede limitar a ningún dogma. Los artistas, como la mayoría de los seres humanos, son difíciles de catalogar, pues sus compartimientos varían mucho en dependencia de su contexto, época, situación personal, ego, etc. Pero no hay que perder de vista que el artista en su producción recibe también otros estímulos que pueden ser mas importantes que el éxito comercial. Por lo general, los artistas se sienten orgullosos de su obra (el arte asume valores como la trascendencia, la irreverencia, la belleza, la inteligencia, la originalidad, la comunicación, etc., que lo sitúan en lugar especial entre las producciones humana) Es por eso que muchos artistas anteponen el reconocimiento público de los otros artistas y del propio medio artístico, al éxito comercial.
7- El evento más importante de las Artes Plásticas en Cuba es, ineludiblemente, la Bienal de La Habana, que comenzó de manera competitiva, convirtiéndose posteriormente en un evento de intercambio cultural y de promoción. Sin embargo, desde hace unos años para acá se ha convertido en un evento puramente mercantil, hasta el punto en que la pregunta post-bienal más importante entre los artistas es: ¿vendiste?
Cómo espectador foráneo: ¿por qué piensas que ha llegado hasta este punto?
Ben Rodriguez-Cubenas (Program Director Rockefeller Brothers Fund, orígen cubano, reside en US)
For better or for worse, the success of the Habana Bienal has secured its standing and that of its artists in the international art world. There are also other factors at work that have to do with the forces of globalization facing all artists. The consequences of this on art and the creation of art – are to be expected. To a large extent art and artists, are still dominated by Western practices, forms of acknowledgement, and commercialization. Cuba is no exception.
Luís Trápaga, nace y reside en Cuba. Sin tíulo, acrílico sobre tela 2008, 93 cm x 140 cm
Hamlet Lavastida Cordoví, nace y reside en Cuba
Ustedes tienen mi palabra
2009
Instalación con cartón calado
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