Traducción: Verónica Jaffé
Caracas, 1991
Digitalizado por: Dan d(‘_’)b Yan
Berlín, marzo 1912
PEQUEÑO ÁSTER El cadáver del conductor de un camión de cerveza fue alzado sobre la camilla. Alguien le había colocado entre los dientes una pequeña flor oscura — clara — lila. Cuando le saqué el paladar y la lengua desde el pecho con un largo cuchillo debajo de la piel he debido rozarla porque la flor se deslizó hacia el cerebro vecino. La guardé en el tórax entre el aserrín cuando lo cosían. ¡Bebe hasta la saciedad en tu florero! ¡Descansa en paz, pequeño áster! HERMOSA JUVENTUD La boca de una niña que había estado mucho tiempo entre los juncos parecía tan carcomida. Cuando le quebraron el pecho, el esófago estaba tan agujereado. Por fin, en una pérgola bajo el diafragma hallaron un nido de pequeñas ratas. Una hermanita yacía muerta. Las otras se alimentaban del hígado y del riñón, bebían la sangre fría y pasaron aquí una hermosa juventud. Y hermosa y rápida las sorprendió la muerte: a todas las lanzaron al agua. ¡Ay, cómo chillaban los pequeños hocicos! La solitaria muela de una puta una muerta sin nombre llevaba una corona de oro. Las demás se habían desprendido como por un secreto acuerdo. Ésta la extrajo el sepulturero para sí. Porque, decía, sólo la tierra debe volver a la tierra. Dos en cada mesa. Hombres y mujeres en cruz. Cerca, desnudos, y, pese a ello, sin dolor. El cráneo abierto. El pecho partido en la mitad. Los cuerpos engendran ahora por última vez. Cada uno llena tres cazuelas: desde el cerebro hasta los testículos. Y el templo de Dios y el Corral del demonio ahora pecho a pecho en el fondo de un cubo se ríen del Gólgota y del pecado original. El resto, en ataúdes. Sólo nuevas creaturas: pierna de hombre, pecho de niño y pelo de mujer. Yo vi lo que engendraron dos que antaño se jodían, yacer allí, como si hubiera salido de un cuerpo materno. Las mujeres más pobres de Berlín —trece niñas en cuarto y medio, putas, prisioneras, execradas— retuercen aquí sus cuerpos y gimen. En ninguna parte se grita tanto. En ninguna parte se ignoran tan completamente dolores y angustias como en este lugar, aquí siempre grita algo. "¡Empuje Usted, mujer! ¿Entiende, sí? No está aquí por diversión. No alargue la cosa ¡También salen excrementos en este aprieto! No está aquí para descansar No viene solo. ¡Usted tiene que hacer algo!" Por fin llega: azulado y pequeño. Orina y heces lo ungen. De once camas con lágrimas y sangre los gemidos le dan la bienvenida. Sólo en dos ojos estalla un coro de júbilos al cielo. Por este pequeño pedazo de carne pasará todo: desolación y felicidad. Y cuando muera entre estertores y sufrimientos, otros doce dormirán en este pabellón.
KLEINE ASTER
Ein ersoffener Bierfahrer wurde auf den Tisch gestemmt.
Irgendeiner hatte ihm eine dunkelhellila Aster
zwischen die Zähne geklemmt.
Als ich von der Brust aus
unter der Haut
mit einem langen Messer
Zunge und Gaumen herausschnitt,
muß ich sie angestoßen haben, denn sie glitt
in das nebenliegende Gehirn.
Ich packte sie ihm in die Brusthöhle
zwischen die Holzwolle.
als man zunähte.
Trinke dich satt in deiner Vase!
Ruhe sanft,
kleine Aster!
SHÖNE JUGEND
Der Mund eines Mädchens, das lange im Schilf gelegen hatte,
sah so angeknabbert aus.
Als man die Brust aufbrach, war die Speiseröhre so löcherig.
Schließlich in einer Laube unter dem Zwerchfell
fand man ein Nest von jungen Ratten.
Ein kleines Schwesterchen lag tot.
Die andern lebten von Leber und Niere,
tranken das kalte Blut und hatten
hier eine schöne Jugend verlebt.
Und schön und schnell kam auch ihr Tod:
Man warf sie allesamt ins Wasser.
Ach, wie die kleinen Schnauzen quietschten!
Der einsame Backzahn einer Dirne,
die unbekannt verstorben war,
trag eine Goldplombe.
Die übrigen waren wie auf stille Verabredung
ausgegangen.
Den schlug der Leichendiener sich heraus,
versetzte ihn und ging für tanzen.
Denn, sagte er,
nur Erde solle zur Erde werden.
Auf jedem Tisch zwei. Männer und Weiber
kreuzweis. Nah, nackt, und dennoch ohne Qual.
Den Schädel auf. Die Brust entzwei. Die Leiber
gebären nun ihr allerletztes Mal.
Jeder drei Näpfe voll: von Hirn bis Hoden.
Und Gottes Tempel und des Teufels Stall
nun Brust an Brust auf eines Kübels Boden
Der Rest in Särge. Lauter Neugeburten; Mannsbeine, Kinderbrust und Haar vom Weib. Ich sah, von zweien, die dereinst sich hurten, laghes da, wie aus einem Mutterleib.
begrinsen Golgatha und Sündenfall.
PABELLÓN DE PARTURIENTAS PABELLÓN DE PARTURIENTAS Las mujeres más pobres de Berlín —trece niñas en cuarto y medio, putas, prisioneras, execradas— retuercen aquí sus cuerpos y gimen. En ninguna parte se grita tanto. En ninguna parte se ignoran tan completamente dolores y angustias como en este lugar, aquí siempre grita algo. "¡Empuje Usted, mujer! ¿Entiende, sí? No está aquí por diversión. No alargue la cosa ¡También salen excrementos en este aprieto! No está aquí para descansar No viene solo. ¡Usted tiene que hacer algo!" Por fin llega: azulado y pequeño. Orina y heces lo ungen. De once camas con lágrimas y sangre los gemidos le dan la bienvenida. Sólo en dos ojos estalla un coro de júbilos al cielo. Por este pequeño pedazo de carne pasará todo: desolación y felicidad. Y cuando muera entre estertores y sufrimientos, otros doce dormirán en este pabellón. APÉNDICE Todo está pulcro y preparado para el corte. Los cuchillos humean. El abdomen marcado. Bajo paños blancos hay algo que gime. "Señor profesor, todo está listo." La primera incisión. Como si el pan se rebanara. "¡Pinzas!" Algo púrpura brota. Más profundo. Los músculos: húmedos, brillantes, frescos. ¿Hay un ramo de rosas sobre la mesa? ¿Es pus lo que salta? ¿Habrán cortado el intestino? "Doctor, si se para contra la luz, ni el diablo puede ver el diafragma. Anestesia, no puedo operar, el hombre se va de paseo con su estómago." Silencio, pesado, húmedo. En el vacío tintinea una tijera en el suelo. Y la enfermera angelical ofrece algodones esterilizados. "¡No puedo encontrar nada en esta porquería!" "Sangre se oscurece. ¡Quíteme la mascarilla!" "Pero—Dios del cielo—querido, ¡apriete mis esos talones!" Todo deforme. ¡Por fin: aquí está! "¡El hierro candente, enfermera!" Un siseo. Por esta vez tuviste suerte, hijo mío. La cosa estaba a punto de perforarse. "¿Ve usted la pequeña mancha verde? Tres horas y el estómago se llenaba de mierda." Vientre cerrado, Piel cosida. "¡Esparadrapos, acá! Buenos días señores." La sala se vacía. Furiosa castañea y rechina con las mejillas la muerte se escurre a la barraca de los cancerosos.
SAAL DER KREISSENDEN FRAUEN
Die ärmsten Frauen von Berlin
—dreizehn Kinder in anderthalb Zimmern,
Huren, Gefangene, Ausgestoßene—
krümmen hier ihren Leib und wimmern.
Es wird nirgends so viel geschrien.
Es wird nirgends Schmerzen und Leid
so ganz und gar nicht wie hier beachtet,
weil hier eben immer was schreit.
"Pressen Sie, Frau! Verstehn Sie, ja?
Sie sind nicht zum Vergnügen da.
Ziehn Sie die Sache nicht in die Länge.
Kommt auch Kot bei dem Gedränge!
Sie sind nicht da, um auszuruhn.
Es kommt nicht selbst. Sie müssen was tun!"
Schließlich kommt es: bläulich und klein.
Urin und Stuhlgang salben es ein.
Aus elf Betten mit Tränen und Blut
grüßt es ein Wimmern als Salut.
Nur aus zwei Augen bricht ein Chor
von Jubilaten zum Himmel empor.
Durch dieses kleine fleischerne Stück
wird alles gehen: Jammer und Glück.
Und stirbt es dereinst in Röcheln und Qual,
liegen zwölf andere in diesem Saal.
BLINDDARM
Alles steht weiß und schnittbereit.
Die Messer dampfen. Der Bauch ist gepinselt.
Unter weißen Tüchern etwas, das winselt.
"Herr Geheimrat, es wäre soweit."
Der erste Schnitt. Als schnitte man Brot.
"Klemmen her!" Es spritzt was rot.
Tiefer. Die Muskeln: feucht, funkelnd, frisch.
Steht ein Strauß Rosen auf dem Tisch?
Ist das Eiter, was da spritzt?
Ist der Darm etwa angeritzt?
"Doktor, wenn Sie im Lichte stehn,
kann kein Deibel das Bauchfell sehn.
Narkose, ich kann nicht operieren,
der Mann geht mit seinem Bauch spazieren."
Stille, dumpf feucht. Durch die Leere
klirrt eine zu Boden geworfene Schere.
Und die Schwester mit Engelssinn
hält sterile Tupfer hin.
"Ich kann nichts finden in dem Dreck!"
"Blut wird schwarz. Maske weg!"
"Aber —Herr des Himmels— Bester,
halten Sie bloß die Hacken fester!"
Alles verwachsen. Endlich: erwischt!
"Glüheisen, Schwester!" Es zischt.
Du hattest noch einmal Glück, mein Sohn.
Das Ding stand kurz vor der Perforation.
"Sehn Sie den kleinen grünen Fleck?—
Drei Stunden dann war der Bauch voll Dreck."
Bauch zu. Haut zu. "Heftpflaster her!
Guten Morgen, die Herrn." Der Saal wird leer. Wütend klappert und knirscht mit den Backen der Tod und schleicht in die Krebsbaracken.
HOMBRE Y MUJER CAMINAN POR LA BARRACA DE LOS CANCEROSOS El hombre: En esta fila regazos destruidos, en esta otra pechos destruidos. Cama apesta junto a cama. Las enfermeras se turnan cada hora. Ven, levanta sin miedo esta manta. Mira, este grumo de grasa y humores podridos, alguna vez fue importante para un hombre y también se llamaba patria y delirio. Ven, mira estas cicatrices en el pecho. ¿Sientes el rosario de nudos blandos? Toca sin temor. La carne es suave y no duele. Esta mujer sangra como si tuviera treinta cuerpos. Ningún ser humano tiene tanta sangre. A ésta primero le cortaron un niño del enfermo regazo. Los dejan dormir. Día y noche. —A los nuevos se les dice: aquí el sueño es curativo—. Sólo los domingos, para las visitas, se les deja un rato despiertos. Es poca la comida que aún se consume. Las espaldas están llenas de heridas. Mira las moscas. A veces los lava una enfermera. Como se lavan los bancos. Aquí se hincha alrededor de cada cama el campo labrado. Carne se vuelve llanura. Fuego se pierde. Humor se apresta a correr. Tierra llama. 824: vida y amor de las mujeres. E1 violoncello se toma un trago. La flauta eructa profundo en tres compases: la hermosa cena. E1 tambor termina de leer una novela policial. Dientes verdes, espinillas en la cara le hace señas a una inflamación de párpado. Grasa en el cabello le habla a boca abierta con almendra faríngea Fe, amor y esperanza alrededor del cuello. Joven bocio quiere a nariz de dos bultos La convida a tres cervezas. Sicosis compra claveles. Para ablandar a papada. Bemol-menor: la Sonata N° 35. Dos ojos lanzan un grito: ¡No derramen la sangre de Chopin en la sala, para que la chusma la pise! ¡Basta! ¡Eh, Gigi! — La puerta se desborda: una mujer. Desierto calcinado. Marrón cananeíta. Virgen. Plena de cuevas. Se acerca un aroma. Poco aroma. Sólo es una dulce protuberancia del aire contra mi cerebro. Un cuerpo obeso con pasitos cortos salta detrás.
MANN UND FRAU GEHN DURCH DIE KREBSBARACKE
Der Mann:
Hier diese Reihe sind zerfallene Schöße
und diese Reihe ist zerfallene Brust.
Bett stinkt bei Bett. Die Schwestern wechseln stündlich.
Komm, hebe ruhig diese Decke auf.
Sieh, dieser Klumpen Fett und faule Stäfte,
das war einst irgendeinem Mann groß
und hieß auch Rausch und Heimat.
Komm, sieh auf diese Narbe an der Brust.
Fühlst du den Rosenkranz von weichen Knoten?
Fühl ruhig hin. Das Fleisch ist weich und schmerzt nicht.
Hier diese blutet wie aus dreißig Leibern.
Kein Mensch hat so viel Blut.
Hier diese schnitt man
erst noch ein Kind aus dem verkrebsten Schoß.
Man läßt sie schlafen. Tag und Nacht. — Den Neuen
sagt man: hier schläft man sich gesund. — Nur sonntags
für den Besuch läßt man sie etwas wacher.
Nahrung wird wening noch verzehrt. Die Rücken
sind wund. Du siehst die Fliegen. Manchmal
wäscht sie die Schwester. Wie man Bänke wäscht.
Hier schwillt der Acker schon um jedes Bett.
Fleisch ebnet sich zu Land. Glut gibt sich fort.
Saft schickt sich an zu rinnen. Erde ruft.
NACHTCAFÉ
824: Der Frauen Liebe und Leben.
Das Cello trinkt rasch mal. Die Flöte
rülpst tief drei Takte lang: das schöne Abendbrot.
Die Trommel liest den Kriminalroman zu Ende.
Grüne Zähne, Pickel im Gesicht
winkt einer Lidrandentzündung.
Fett im Haar
spricht zu offenem Mund mit Rachenmandel
Glaube Liebe Hoffnung um den Hals.
Junger Kropf ist Sattelnase gut.
Er bezahlt für sie derei Bierre.
Bartflechte kauft Nelken,
Doppelkinn zu erweichen.
B-molI: die 35. Sonate.
Zwei Augen brüllen auf:
Spritzt nicht das Blut von Chopin in den Saal,
damit das Pack drauf rumlatscht!
Schluß! He, Gigi! -
Die Tür fließt hin: Ein Weib.
Wüste ausgedörrt. Kanaanitisch braun.
Keusch. Höhlenreich. Ein Duft kommt mit.
Kaum Duft.
Es ist nur eine süße Vorwölbung der Luft
gegen mein Gehirn.
Eine Fettleibigkeit trippelt hinterher.
oye, la foto que acompaña los poemas de "Morgue" de Gottfried Benn, es una foto del escritor chileno Cristián Vila Riquelme. Saludos.
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