La recién finalizada 9na edición de la Muestra Joven, se mostró como va siendo costumbre en nuestro cine, más bien envejecida.
Sin mucha o ninguna novedad para decir, regodeada en los mismos lugares comunes de siempre (imagen, discurso, temas) y para peor, incursionando en atrevimientos éticamente incorrectos, no así para la organización, como quedó demostrado.
Es este el caso de Susana Barriga, recién premiada en el festival londinense Berlinale, con su último documental The illusion,
que habla de un encuentro fallido con su padre exiliado en Londres, filmado con una
cámara oculta.
(Les paso la noticia)
"El jurado fue cautivado por el drama individual de una joven mujer y
por la forma condensada del film. Una sutil historia que atrapa al
espectador desde su inocente comienzo hasta su final abierto", declaró
el jurado de la sección cortometrajes de la Berlinale al otorgarle esta
beca, que debe servirle para preparar en Berlín un nuevo proyecto
cinematográfico.
Susana Barriga, de 27 años, graduada en julio de 2008 en la Escuela
Internacional de cine de San Antonio de los Baños, expresó su sorpresa y
alegría al recibir esta premio y dijo que lo dedicaba "al bebé que estaba
esperando cuando hice la película y que desgraciadamente perdí".
El jurado elogió la película de Susana Barriga destacando que "al
mostrar espacios en lugar de rostros este diario filmado se enfrenta al
irrecuperable pasado. Su película posee una forma muy personal que logra
pintar un paisaje autobiográfico perdido".
Susana Barriga se especializó en documentales en la Escuela de cine de
San Antonio de los Baños y el pasado mes de diciembre tuvo la
oportunidad de trabajar con el escritor colombiano premio Nobel de
literatura Gabriel García Márquez, uno de los fundadores de la célebre
academia de cine cubana situada en las afueras de La Habana.
Buena parte de los 24 minutos que dura este documental son imágenes de
la noche londinense, algunas oscuras y desenfocadas, mostrando
únicamente la silueta de su padre quien se niega a recibirla y le pide
que se cambie de apellido y lo olvide.
"Esta película es muy personal. Está inconclusa. No la he terminado aún.
El cine trata de la vida. Tengo mucho aún que resolver. No con el cine,
sino con mi familia. Mi padre no sabe aún que lo filmé. Espero poder
volver a Inglaterra", explicó Susana Barriga al presentarla en Berlín.
"Yo quería hacer una película sobre la felicidad...", dice su voz en off
al comienzo del film. Luego se ve una silueta y se escucha la voz de un
hombre maduro que le pregunta con desconfianza si es de verdad una de
las hijas que dejó en Cuba. "Muéstrame tu pasaporte", le pide.
Cuando se convence de que Susana es su hija, el hombre comienza un largo
monólogo para rechazarla, aludiendo a su propia historia, la de un hijo
cuyo padre, un revolucionario dogmático de los primeros años de la
Revolución, lo trató mal y con mucha desconfianza.
"íAy Dios! Tú has venido aquí para joderme (sic). Aquí he logrado cierta
tranquilidad. Ellos (los funcionarios cubanos en Londres) saben o van a
saber dentro de poco que tú estás aquí. Vete. Cámbiate de apellido.
Olvídame. Que me echen la culpa de todo a mí. Soy un malvado. Sólo
volveré a Cuba cuando haya democracia", le dice.
"Cuando realicé este documental estaba embarazada. Eso me dio mucha
fuerza. Es muy emocionante haber podido llegar hasta Berlín. No me
esperaba que tanta gente viese mi película. La hice sola. Fue muy
importante haberla hecho, por más negativo que haya sido el encuentro
con mi padre", dijo.
BERLIN, 11 Feb 2009 (AFP)
Después de tal visionaje de horror -además del recurso maquiavélico de la cámara oculta el corto termina por ser really creepy como diría la ele, ciertamente para dejar los pelos de punta-, no queda sino pensar en el dicho “de tal palo tal astilla” que en nuestra tierra siempre es más común de la cuenta (ya lo dijo el Thomas Bernhard de su Austria: que estaba tan jodida justamente por estar llena de austriacos).
En un momento la voz en off del padre, siempre con el discurso semi-incoherente del paranoico extremo, le dice que es una privilegiada del carajo por tener pasaporte de ida y vuelta, de un país de presos de donde cuesta mucho salir; que si decide quedarse, si para eso vino (y no para joderlo como –se- supone, él) puede vestirla y destinar recursos monetarios para sus necesidades…, y ya cuando termina por exteriorizar del todo sus dudas al respecto de la repentina presencia nada bienvenida de esa hija que nunca vio sino en una foto de los quince que le mandaron, donde el parecido obviamente ya no lo era tanto; le dice que “ellos” los omnipresentes malignos de ese gobierno totalitario, le dirán Congratulation a su regreso: nada más cercano a lo que le siguió a la realización del documental, más que celebrado, ovacionado y multipremiado en esta Muestra.
Del asombro al mutismo del espanto y al rechazo indecible ante tal frialdad y manipulación de la autora, cuya voz de víctima al borde del lirismo más cursi trata de convencernos de que la realmente afectada es ella. Ver para creer, pero aquí no se trata sino de oír, porque el uso de la cámara es de un espionaje amateur de medio palo, sólo vemos sombras y movimientos rápidos desenvueltos en el metro de Londres para colmo de noche. Recurso que en parte nos mantiene en ascuas pero intrigados, en amargo suspense.
El final no puede ser más cáustico: los personajes se quedan mirando largamente –todo esto narrado por la preciosa voz de Susana y apenas vislumbrado por nuestros preciosos ojos expectativos más que espectadores…- : ella por la emoción de ser la obviamente última vez que veía al padre (pero para ver si podía cogerlo en su total estatura aunque fuera con el zoom a to meter, una vez que pudo corregir un poco la obturación para aclarar la imagen ya con cámara en mano) y en el caso del último por ver horrorizado a una mujer que lo filmaba con una cámara. Así nos dice para cerrar la propia Susana, que más que hija, fue una total extraña, peligrosa por demás, para aquel sujeto tristemente utilizado.
Extraña mucho todo, conociendo alguna obra suya anterior, la de construir embarcaciones, donde tuvo que pedirle permiso únicamente a Dios para irse a donde esos pescadores en la Florida cubana. Si Dios y ayuda cuesta salir de esta isla, peor es hacer un documental en “zonas prohibidas” tipo Guannacahabibes o cualquier cayo turístico paradisiaco de esos que nos rodean pero no son nuestros porque todo tiene dueño y señor y no obstante somos felices aquí.
Sin palabras. Sólo dejar bien claro que nos pareció tan mal… me incluyo en la parte de la audiencia (dividida en ofendidos y encantados) que podrían haber abucheado a la realizadora en la aburrida premiación y preguntarle quizás si se sentía en el fondo tan hija de puta como su padre.
Y podría también haber hecho un merecido acto de repudio al comité organizador de dicha Muestra por convertirla en un espacio elitista comepinga farandulero de lo más triste y decadente. Hablo de las invitaciones y las manillas todo incluido y los premios especiales que dejaban mucho que desear en el caso de los que no eran directores, díganse fotógrafos, editores, sonidistas, etc. Equipo técnico y demás personas involucradas en la realización de las obras exhibidas fueron total y arbitrariamente excluidas y discriminadas en la puerta del Fresa y Chocolate, donde cada noche tuvo lugar la Fiesta sólo para privilegiados a la altura de Claudia Calviño y compañía… a la altura de un San Antonio de los Baños, toda comparación ridícula… no comments.
ver también en PD:
http://www.penultimosdias.com/2009/02/08/sobre-the-illusion-de-susana-barriga/
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