Y criticábamos la televisión capitalista norteamericana, llena de violencia y consumismo, y esquizofrenia oficial y generalizada…
Cuando me doy un saltito al TV set en la sala de mi casa, sólo veo series policiales –y ahora las híbrido fantásticas-de terror-detectivescas- donde el principal protagonista es el asesinato. Pues bien, entre una y otra, disfrutamos de las series humorísticas, o al menos pretenciosamente graciosas.
Tal el caso -de la- lamentable y asombrosa Ally Mcbeal (no Ally y McBeal como los muchachos de kebuelta -antes radiobemba, cartelera cultural habanera de unos universitarios- pusieron hace unos días en la programación televisiva del canal Educativo 2, cada viernes a las 10 de la noche). Este sin mucho cuestionamiento es unos de los personajes más negativos que han pasado por los Pandas-sólo-para-privilegiados. Una abogaducha soltera y sentimental que no deja de quejarse de su solitaria vida, transcurrida la mayor parte del tiempo en un juzgado llevando casos lo más estúpido y ridículos que cabría imaginar, involucrándose emocionalmente en cada uno de ellos, éticamente desastrosa; y formando parte de un bufet colectivo que deja más que desear.
Se trata –intenta hacerlo- esta serie de las relaciones humanas.
De lo catastrófico y cursi que se puede llegar a ser con tal de proponérselo.
Ally es una anti heroína nunca antes vista, de lo peor, cuyo único orgullo egocéntrico parece ser la forma de vestirse, las superminifaldas que lleva a la corte, compensación anímica que se regala cada vez que tiene un fracaso amoroso.
Estos personajes sicotrastornados, patológicos y posmodernos se la pasan alucinando visual y auditivamente.
Sus tontos casos se resuelven a duras penas porque, de una, son casos perdidos, como ellos mismos.
Si se hablara de principios y moral, bah!, a esta serie le importa un comino si es social o políticamente incorrecto: la libertad de expresión de la que se hace gala (no niego que es antes que nada fantástica, pero a estas alturas en que todo está profundamente fusionado, quién puede identificar con algún ápice de certeza lo real del invento) en estos alocados capítulos es para darnos contra las paredes todos los cubanos.
Pero bueno, nos han acostumbrado a levantarnos un domingo por la mañana y ver –parte de la programación infantil, horror- la biografía de Stalin, como cosa muy natural, y luego, a la noche, la de Musollini, protagonizada además y para colmo por Antonio Banderas en su más deliciosa juventud.
Así que no sería de extrañar el que se nos restriegue en la cara que en Estados Unidos, enemigo número uno por excelencia de este gobierno distrófico –aunque el Cagandante se la haya pasado por mucho tiempo repitiendo como cotorra que el enemigo eran los mandatarios y no la población norteamericana, adorablemente consumista y violenta-, se celebran juicios descabelladamente justos hasta el límite de lo tolerablemente posible.
Pero ya con el conocimiento de los cinco espías hospedados en sus celdas cinco estrellas y nuestros presos políticos en inútiles huelgas de hambre tenemos bastante.
Somos una especie miserable, inescrupulosa y agresiva. Y las clases sociales no nos hacen ni mejores ni peores ante los demás: somos todos igual de malos y patéticos.
Pero algunos países parecen pasarse el doble y el triple que otros en perversidad y podredumbre.
Pero se puede, a 90 millas de distancia al menos, patentar un baile o unos condones personalizados y volverse millonario por una tonta idea parecida.
(¿Cuándo se aprenderá a valorar más el nivel de vida que se lleva en Cuba? Cuando se aprenderá a no acostumbrarse a resistir. A no conformarse “con lo que te toca”.
A no aguantar tanto atropello y a no coger “lo que te dan” sin antes revisar las condiciones, y el precio a pagar.)
La sociedad norteamericana puede tener infinitos defectos, pero puede darse ciertos lujos preciosamente excéntricos y de sicoterapia como salir de compras o drogarse con sicofármacos absolutamente legales para aliviar cualquier mínima pérdida de autoestima o depresión emocional.
El liberal baño unisex en Ally McBeal grita por la igualdad de género. Por una desconocida y lejana civilización imposible para los tercermundistas.
Y todo parece girar alrededor de la incapacidad de sostener una relación amorosa estable de esta gente, enloquecida hasta lo absurdo, pero libre, que únicamente puede preocuparse por su vida amorosa, porque todo lo demás ya está bien resuelto.
Al menos sus derechos no son descaradamente violados, y esto es algo de lo que tiene que enorgullecerse una sociedad.
Es preferible no tener memoria a tener que cargar con una como la de la Alemania nazi, por ejemplo. Por mi parte no quisiera tener que cargar con la culpa del silencio y la resistencia.
Haneke, Michael, nos dice:
Está claro que cada país tiene manchas oscuras, periodos de la historia en los que la culpabilidad individual entra en consonancia con la culpabilidad colectiva. En Alemania, hace muy poco que han confrontado los sucesos y consecuencias de la II Guerra Mundial. Y mis paisanos se siguen considerando víctimas del “Anschluss”.
Pero la peor enfermedad que ataca a los ciudadanos austríacos es la fatiga. Ahora sufre Austria lo que cualquier psicólogo definiría como complejo de inferioridad. Mis amigos alemanes y franceses siempre me han considerado un pesimista, pero yo me defino más bien como un hombre fatigado, aún capaz de producir una cierta y elegante ironía. La manipulación en los medios es constante. Incluso las imágenes de “realidad televisiva” están manipuladas. Hoy en día nos acosan con imágenes que confundimos con la realidad y eso es peligroso, porque perdemos la referencia del mundo real, la única válida. Por eso, tomé la decisión de rodar esta película en vídeo de alta definición, para crear unas imágenes inconfundiblemente de vídeo. Y es porque los espectadores muchas veces toman por real lo que no lo es. Es tan sólo una nueva representación de la realidad. Las imágenes son el arma más poderosa para dominar la mente, al igual que la propaganda fascista. Por eso, cada cual debe estar alerta. Las nuevas tecnologías, tanto de la representación de los medios y del mundo político, permiten mayores daños cada vez a una velocidad mayor. Los medios contribuyen peligrosamente a una confusa noción de que cada vez sabemos más y en un ambiente de inmediatez cuando en realidad es que no sabemos nada de nada. Eso nos impulsa a sufrir conflictos internos muy intensos, que generan “angst”, que conduce a su vez a la agresión y, finalmente, a la violencia. Es un círculo vicioso. Pero hay algo que desata mi ira: la utilización de la violencia gratuita. Lo considero cínico e irritante. Llevo años explorando el fenómeno. Me preocupa, sobre todo, el rol de la televisión fundamentalmente como el símbolo de la representación de la violencia en los medios. Y como causante de la gran crisis que supone su influencia en la pérdida de la noción de realidad y la desorientación generalizada. La alienación es un problema muy grave y la televisión juega un papel predominante.
(entrevista de Beatrice Sartori para El Cultural.)
Joder.... Se te frito el cerebro con tanta basura socialista universitaria....
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