Hoy me han hecho un regalo muy especial, la cosa más necesaria –imprescindible, todo el que me conoce sabe el mal que sufro- que me moría por tener y estoy super contenta, pero no puedo desbordarme por la preocupación inmediata que implica la próxima presentación independiente de Boring Home, la novela de Orlandito en la Feria del Libro de la Cabaña… no obstante, a esa personita lindísima que me lo ha hecho, quisiera empaparla de un amor infinito y dejarla enchumbada en esa miel hasta que se seque poco a poco y aromatize la ciudad con flashazos fluorescentes. TE QUIERO MUCHO, CLAUDITA, LO SABEMOS! y ya ves, me has motivado tanto que me he puesto a hacer post de nuevo!
A Orlando, hoy en el recinto ferial Morro-Cabaña, Jacomino, un perro del ICL, uno de los tantos policías de la cultura que tienen ese tipo de ministerios -misteriosos, siniestros y tediosos- para amenazarlo más directamente con lo de realizar este performance (más que una presentación es lo que pretendió ser siempre) demostrativo y didáctico de la represión intele/a/ctual que sufre hoy día cualquier escritor que aspire a expresarse libremente utilizando cualquier medio expresivo a su alcance, no democrático.
Algo que le prueba es este automatismo fetichista de adoración al llámese símbolo patrio -paño de lágrimas, agujereada moralmente y hecha talco como la misma nación- o bandera cubana, que en mi opinión, debería lucir tal como luce la representada, sucia y destrozada. (remítanse a mi foto cuba: la na(no)ción destrozo en la pinacoteca hebdomadaria aquí arriba)
Y si se le concede de vez en vez un acto delirante de sacrificio o sacrilegio es ya demasiado pedir.
El mundo actual no necesitaría de estos símbolos decadentes, y si se tratara de nacionalismos vacuos, de fanatismos patriopatológicos (algo involuciona sin remedio por estos maldecidos parajes abandonados a su suerte), no queda más que mantenerse como siempre al margen, pero sin conceder la menor impostura, más bien con ánimo anárquico, que es lo más parecido a cualquier idea de libertad posible que llego a entender; marginándonos de esos tantos límites atrofiantes, fronteras bloqueadas, muerte y desparpajo de esa cosa horrible y espantosa dada en llamarse humanidad.
(“La vida no es forma de tratar a un animal”, decía Kurt Vonnegutt el año pasado a sus ochenta en su último bestseller).
Se hablará de democracia cuando podamos hacer lo que nos de nuestra reverenda gana con un pedazo de tela en tres colores, antes imposible.
La cultura -política cultural- del terror que nos domina no puede doblar las rodillas de los espíritus libres que gritan por un CAMBIO inminente.
Somos, existimos y nos expresamos.
Somos personas pensantes y tenemos derechos.
Orlando pudiera ser preso antes del lunes, por mucho que se cuide, que se esconda (¿mereciera la pena?), que no se porte por su casa… Yoani otro tanto.
Las llamadas anónimas que atormentaron el viernes a la madre de OLPL deberían cesar hoy, nos dice el mismo Orlando.
Una pertinente pareja de perros policías se le puso delante (estaba con su novia y algunos pocos amigos en las afueras de la sala de presentaciones especiales José Antonio Portuondo, donde firmaba los autógrafos de su Lumpérica la escritora chilena Diamela Eltit.
Justo llegaba yo, y el espectáculo ya rodaba: Orlando había recibido una Amenaza directa de alguien que se aproximó a tener una conversación (método hasta ahora inutilizado en su caso) para advertirle que habrá violencia si se atreve a realizar cualquier acción no autorizada dentro del marco de la Feria del Libro el lunes próximo, ya están preparados,con piedras y palos a reventar cabezas: no nosotros. (Todo el espacio exterior pertenece a alguien: los espacios públicos en Cuba no son tales: no somos ciudadanos libres, ¿somos ciudadanos?).
REPINGA
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