Por Sandra Ceballos
(Me han aconsejado que no publique este texto, pero creo firmemente que es absolutamente necesario.)
Los artistas oficiales cubanos exfolian los granos sebáceos de su superficie facial, es decir, sus colegas más radicales, los retraídos, los competitivos o activistas, de sus famosas reuniones anuales en donde participan toda una farándula oficial folklórica e internacional y personajes muy bien seleccionados sometidos por sus intereses económicos, sí porque el eje de todo siempre será el mismo: los “papelitos poderosos” que garantizan propiedades, viajes, fama, promoción, vicios y colección de todo, de absolutamente todo.
Remunerados por sus tácticas acciones hacen y deshacen gracias al mismo fajo de billetes, que ostentan con un poco más de dignidad, los propietarios de los “almendrones”. Dentro del sistema político/cultural/ gubernamental cubano hacen sus convites internacionalistas sistémicos o despedidas de año, con gorilas apostados en las puertas de sus mansiones que sujetan con sus manos el papel sentencioso con los nombres de los “elegidos” y muchos artistas deben acudir a amigos y estrategias para poder acceder a esos lugares codiciados en donde no fueron invitados por sus propietarios que ostentan su título de artista-institución, claro que siempre habrá algún que otro artista “raro o peculiar” muy generosamente invitado -vamos a decir un irreverente entusiastamente alcohólico o una irreverente entusiastamente alcohólica- para demostrar ante la masa asistente que se es tolerante, democrático y que se lleva un poco al descuido esa intención anarquista y someramente legitimadora de los tipos y tipas difíciles o de los que llegan del exterior a verse con el Babalawo o a arreglarse la boca con el dentista, yo también jugué -como instrumento ciego- en algún momento dentro de esta maniobra algún que otro papelito.
Finalmente Cuba y sobre todo La Habana está llena de artistas agradecidos con el gobierno: ¿será que tienen razón? Sí porque cada vez son más los que no se apuntan contra las injusticias del sistema, será que el confort y la solvencia económica son tan poderosos que muchos de ellos olvidaron los “solares” y los pueblitos de donde salieron y en donde viven tantos y tantos cubanos en situaciones patéticamente precarias decididos a ser “mulas”, médicos internacionalistas o balseros. Algunos son chantajeados o presionados por el propio sistema a que desplieguen una labor altruista y ayuden con unos cuantos pesos al prójimo o sino….???? Lo permiten, claro, es el juego de Mefistófeles.
La memoria es algo que también emerge de esa masa orgánica pesada y contundente generadora de una energía que se organiza o que se desorganiza y se distribuye por todo el sistema celular -supuestamente inteligente- humano. Y he podido notar que su producto, es decir, la inteligencia no está encaminada precisamente a comprometerse y apuntar contra la injusticia, el poder corrosivo y opresivo, la inversión en las manipulaciones mentales, las maniobras escabrosas carentes de bondades y alguna sensibilidad.
Es verdad que todos en algún momento discriminamos, juzgamos y vetamos, pero precisamente el concepto del Espacio Aglutinador fue siempre todo lo contrario, el caos que genera el poco espacio en cada inauguración que se hace, la modestia del lugar y la excesiva asistencia de un público ecléctico no selectivo, es casi una performance, o una acción lúdica accidentalmente ingenua.
Muchas veces pensé en buscar un sitio más amplio, un poco más chulo: ya no más goteras y techos manchados por la humedad, nada de luces obsoletas inventadas, nada de muebles viejos con necesidad de restauración, pisos porosos muy antiguos y manchados por el cemento; perros veteranos con catarata, gatos con diarrea, orines de perros y gatos, y borrachos sobre los muros; rincones con santos y muertos que se mezclan con los vivos. Sí, definitivamente esta idea de pulcritud coqueta y exuberante hegemonía me invadió muchas veces, el deseo de establecer una metodología de choque elegante con camareros, bandejas finas compradas en las casas de Mirta o Belkis, ricos bufetes que verdaderamente funcionan para este pueblo histórica e histéricamente hambriento, chicas y chicos pijos con finos perfumes, en fin esa pasarela exótica que generan el universo del arte, la razón por debajo de la estética y las frustraciones humanas.
Comenté esta idea con algunas personas e increíblemente me hicieron ver que la opresión de la incomodidad puede ser incluso un estilo, me hablaban del calor de los cuerpos apretados en la entrada y adentro, la palabra permiso y el aliento a alcohol barato, la contaminación del humo de los cigarros y el face to face sin broches competitivos; me convencieron de que Aglutinador no atrae por el continente y sí por el contenido, allí la estética es concepto y reflexión y finalmente me comentaron de que mis enemigos no lo son por mi prosperidad y sí por mi lealtad ante mis ideas, y tienen razón en esto también pues veo claramente en los ojos de mis detractores el desprecio ante lo que no pueden ni quisieran ser, también el susto, el desasosiego y la obligatoria e inexpugnable conformidad que genera el momento en que se exhala el último aliento.
Los artistas siguen siendo sus peores enemigos, no obstante no siempre fue así, recuerdo algo muy estimulante que me contaba mi amiga Dali G. : en la década del sesenta muchos artistas se
reunían en mi casa (Humberto, la Ñica, Pepe el loco, Antonio, Chago, Feijoo, Virgilio y Fonticiella entre otros) y querían arreglar el mundo, eran adictos al sufrimiento, a la sensibilidad, al altruismo de corazón, al arte demente y para la mente, no hablaban de mercado ni de viajes, tampoco de fulanos y fulanas coleccionistas, ellos regalaban su obra y desde la cocina yo les gritaba: ¡ poetas, las judías están servidas!
Artista contra artista (I)
Luis Trápaga