Como indica su título, (Ed. Oriente, 2008), de Frank Padrón (La profesión
maldita, Eros-iones, Los latidos del espejo…) va sobre nuestro cine 100%.
El ensayo que le da título analiza la producción más reciente (los dos
últimos años), pero hay otros que se acercan, digamos, a la polémica década
de los 80, así como a fenómenos tan importantes de su historia como la
revista Cine cubano, la más antigua en su tipo de América Latina, o el nunca
suficientemente abordado grupo de Experimentación Sonora del ICAIC.
Siguiendo con la música (y para que el título genérico no sea sólo
metafórico) hay un largo estudio sobre la música para la pantalla antes del
triunfo de la Revolución (como quiera que ya en un libro anterior aparece el
que sigue a 1959), “pre escuela” en la que el autor contó con la invaluable
ayuda de María Eulalia Douglas, acuciosa investigadora de la Cinemateca de
Cuba.
También puede hallarse en sus páginas una reflexión sobre el
“habanacentrismo” del cine del patio, o sea, la poca presencia de otras
provincias como espacio en las películas cubanas, y un ensayo que fuera
finalista en el prestigioso concurso “Pensar a contracorriente”: Fresas no
tan silvestres, sobre el reflejo de la diversidad sexual en el audiovisual
de este país.
La presentación del libro tuvo lugar el sábado 30 de mayo a las 11:00 a.m en
el tradicional “Sábado del libro” (Palacio Segundo Cabo) a cargo del Dr.
Mario Piedra, experto en cine cubano.
looking for something?
Adagio de Habanoni
Fotografías de Silvia Corbelle y Orlando Luis Pardo
mi habanemia
La Habana puede demostrar que es fiel a un estilo.
Sus fidelidades están en pie.
Zarandeada, estirada, desmembrada por piernas y brazos, muestra todavía ese ritmo.
Ritmo que entre la diversidad rodeante es el predominante azafrán hispánico.
Tiene un ritmo de crecimiento vivo, vivaz, de relumbre presto, de respiración de ciudad no surgida en una semana de planos y ecuaciones.
Tiene un destino y un ritmo.
Sus asimilaciones, sus exigencias de ciudad necesaria y fatal, todo ese conglomerado que se ha ido formando a través de las mil puertas, mantiene todavía ese ritmo.
Ritmo de pasos lentos, de estoica despreocupación ante las horas, de sueño con ritmo marino, de elegante aceptación trágica de su descomposición portuaria porque conoce su trágica perdurabilidad.
Ese ritmo -invariable lección desde las constelaciones pitagóricas-, nace de proporciones y medidas.
La Habana conserva todavía la medida humana.
El ser le recorre los contornos, le encuentra su centro, tiene sus zonas de infinitud y soledad donde le llega lo terrible.
Lezama
El habanero se ha acostumbrado, desde hace muchos años, a ese juego donde silenciosamente se apuestan los años y se gana la pérdida de los mismos.
No importa, “la última semana del mes” representa un estilo, una forma en la que la gente se juega su destino y una manera secreta y perdurable de fabricar frustraciones y voluptuosidades.
Lezama
desmontar la maquinaria
Entrar, salir de la máquina, estar en la máquina: son los estados del deseo independientemente de toda interpretación.
La línea de fuga forma parte de la máquina (…) El problema no es ser libre sino encontrar una salida, o bien una entrada o un lado, una galería, una adyacencia.
Giles Deleuze / Felix Guattari
…podemos ofrecer el primer método para operar en nuestra circunstancia: el rasguño en la piedra. Pero en esa hendidura podrá deslizarse, tal vez, el soplo del Espíritu, ordenando el posible nacimiento de una nueva modulación. Después, otra vez el silencio.
José Lezama Lima (La cantidad hechizada)
...
sintiendo cómo el agua lo rodea por todas partes,
más abajo, más abajo, y el mar picando en sus espaldas;
un pueblo permanece junto a su bestia en la hora de partir;
aullando en el mar, devorando frutas, sacrificando animales,
siempre más abajo, hasta saber el peso de su isla;
el peso de una isla en el amor de un pueblo.
La incoherencia es una gran señora.
Si tú me comprendieras me descomprenderías tú.
Nada sostengo, nada me sostiene; nuestra gran tristeza es no tener tristezas.
Soy un tarro de leche cortada con un limón humorístico.
Virgilio Piñera
(carta a Lezama)
ay
Las locuras no hay que provocarlas, constituyen el clima propio, intransferible. ¿Acaso la continuidad de la locura sincera, no constituye la esencia misma del milagro? Provocar la locura, no es acaso quedarnos con su oportunidad o su inoportunidad.
Lezama
#VJCuba pond5
Pingüino Elemental Cantando HareKrishna
o la eterna marcha de los pueblos victoriosos
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