Se deshizo como en el sombrero de un mago la paloma. El viernes de la semana anterior había una zona de bajas presiones en Panamá y en Honduras, esa zona derivó lentamente hasta el este de Nicaragua, se inició la tormenta tropical 17 que se transformó en Paloma. En el mar había temperaturas de 29 grados, vientos muy débiles, condiciones propicias para la formación de huracanes. En la madrugada del sábado ya tenía categoría 4, un desarrollo violento y corto, alcanzada demasiado rápidamente. Poco antes de llegar a Santa Cruz, el ojo se empezó a llenar de nubes altas en las imágenes infrarrojas de las estaciones. La parte superior se veía achatada y las nubes se retiraban. Se reportaban vientos de 240 km por hora y la presión, que actúa primero que el viento, subía; siempre hay un retardo en los vientos, que pueden aumentar también, porque son inversamente proporcionales. En la calma de las 7 pm, perdía fuerza por minutos y ya a las 9 de la noche estaba completamente debilitada, disipada. 10, 12 km de altura, y dejaba la circulación superficial que todavía se mantiene. La presión siguió subiendo y ahora mismo está entre 1004, 5 hectopascal.
1448 albergues estaban listos en menos de 24 horas según la Defensa Civil. Más de 97 000 movilizados, 13 trenes, 577 máquinas ingenieras. Más de 1 millón 200 mil personas fueron protegidas, de las cuales sólo unas doscientas mil se refugiaron en los albergues, mientras los demás eran acogidos en casas de vecinos. Más de 4000 medios de transporte se pusieron a disposición de transportar a las personas.
No hubo accidentes ni víctimas fatales. El Instituto de Meteorología emitió 16 avisos y el Consejo de Defensa hizo 4 comunicados.
Como ven, todo sin errores, y la eficiencia siempre es perfecta e impecable.
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