mis papeles para visitar Europa. No conforme con el no que ya me habían dicho en mayo, regresé a la
Oficina de Emigración y Extranjería del municipio Plaza. Esperé varios días, mientras la rotura de una
máquina de pegatinas prolongaba una respuesta que ya intuía. Al final, alguien de verdeolivo me confirmó
que la penalización sigue en pie. El correctivo, el arroz bajo las rodillas, es en mi caso la prohibición de salir
de esta Isla. ¿No habrá aprendido Papá-Estado cuán fastidiosos se vuelven los niños que rara vez salen de
casa?
Nada de cabesidura, eres muy intelijente y llena de querer Vivir como todos, ya te tocara tu salida,saludos desde la gran mazana.
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