La imposibilidad de vivir de otra cosa*
Lo primero gracioso de la bibliografía de Eduardito (como todavía le dice su madre) fue nacer, en 1962… en Moscú. Lo segundo fue venir a Cuba, lo segundo fue venir a Cuba, lo tercero no aprender a hablar ruso, lo cuarto… ¿tienen en realidad tanta importancia los ordinales? Lo X fue estudiar Historia del Arte, lo Y graduarse y quedarse como profesor en la Facultad, y lo Z, last but not least, fundar junto a otros locos soñadores graciosos uno de los grupos emblemáticos de la historia del humor cubano: Nos y Otros, que empezó publicando breves cuentos en el quincenario Dedeté y luego saltó a representar en las tablas las mismas situaciones absurdas de las que antes solo escribían, con lo que hasta su solemne (es un decir) disolución en 1997 acumularon decenas de sketches y espectáculos con una comicidad culta y concebida para hacer pensar, muy al estilo de los Dioses del Humor… sí, che, que estoy hablando de los argentinos Les Luthiers, por si no captás la referencia.
Hasta principios de los 90 al llamar por teléfono a su casa preguntando por Eduardo del Llano todavía hacía falta aclarar si el padre o el hijo, porque el progenitor de nuestro entrevistado ya tenía su fama por derecho propio, como director de la revista Cuba Socialista, pero a partir del estreno en 1991 del largometraje de Daniel Díaz Torres Alicia en el pueblo de Maravillas –tan polémico que sólo duró cuatro días en los cines, y en el que “Eduardito”, además de aparecer fugazmente, fue coguionista junto a los otros miembros de Nos y Otros-, estaba claro que de Del Llano Junior también se iba a hablar… y mucho.
Pocas esferas de la literatura han permanecido ajenas a su polifacética musa. Además de muchos volúmenes de humor, solo o como miembro de Nos y Otros (Aventuras del caballero del miembro encogido, Virus, Cuentos de relaxo I y II, Los doce apóstatas, Un libro sucio, Cabeza de ratón, Todo por un dólar, El universo de al lado y creo que alguno más que se me pasó) ha publicado un par de excelentes novelas de fantasía: una más bien heroica (Obstáculo) y otra más en la cuerda del absurdo (Tres), pero ambas absolutamente apasionantes; una recopila-ción de cuentos de ciencia ficción hilarantes y no tanto (Criminales), otra de cuentos infantiles más bien para adultos (El elefantico verde), una recopilación de magníficos relatos a medio camino entre la sátira sociológica de ciencia ficción y los viajes a países fantásticos estilo Gulliver (Los viajes de Nicanor), y hasta un pequeño poemario bastante surrealista (Nostalgia de la babosa). Lo han antologado muchísimas veces en Cuba y el extranjero. Su novela Arena, ganadora del Premio Ítalo Calvino, fue publicada en Italia como La clepsidra de Nicanor. Y para terminar, muchos rockeros de los que leen recordarán aún su polémica serie de artículos El rock como estigma, aparecidos en la revista El Caimán Barbudo en aquellos tiempos felizmente ya idos en que todavía rock en Cuba era para muchos sinónimo de diversionismo ideológico.
Y el cine no fue sólo una aventura fugaz: después de Alicia en el pueblo de Maravillas, sus colaboraciones con Daniel Díaz Torres menudearon. Suyos son los guiones de Kleines Tropicana y Hacerse el sueco, ambas excelentes comedias del absurdo. También el de Perfecto amor equivocado, que filmara Gerardo Chijona; y con una de las lumbreras nacionales de la pantalla grande del momento, Fernando Pérez, ya lleva dos colaboraciones: la multipremiada La vida es silbar y la reciente Madrigal, inspirada libremente en “La flecha rota en el carcaj de Eros”, uno de los cuentos de Los viajes de Nicanor.
Y más recientemente, el guionista logró al fin su sueño de ser además director, productor (y hasta actor): asociado a su gran amigo el trovador Frank Delgado, con su empresa independiente Sex Machine Producciones, realizaron una exitosa tetralogía de cortos: Monte Rouge, High Tech, Photoshop, Homo Sapiens y Brainstorm, donde además de Luis Alberto García interpretando al clásico y absurdo protagonista de tantas historias de Eduardo, Nicanor O´Donell, trabajaron Néstor Jiménez, Mirtha Ibarra, Mario Guerra y otros actores famosos del cine y la TV cubanos.
¿Y qué más? Pues, pese a lo que opinan algunos periodistas deportivos, un pequeño detalle, una nimiedad casi: dejar que el entrevistado diga algo. Claro, ayudándolo antes con algunas preguntas: exactamente 13, lo que los anglosajones llaman una baker´s dozen o docena de panadero.
I) Vamos pa empezar en la concreta, al duro y sin guante: ¿por qué el humor?
¿Por qué el humor, qué?
Si te refieres a por qué escribo humor y no, por ejemplo, reportajes en Juventud Rebelde, te diría que en principio no tengo nada en contra de escribir reportajes para Juventud Rebelde, pero me saldrían demasiado rebeldes, y ya no soy tan joven.
Esta pregunta está, además, parcialmente respondida en mis respuestas a las preguntas VII y VIII. Y en el tomo 23 de las Obras Completas de Lenin. Aunque, a falta de ese, cualquier otro viene bien.
II) ¿Qué significó para ti (dejado aparte, si es que se puede, la férrea amistad que sé que todavía mantienes con algunos de los otros exmiembros, como tu “Walter Ego”, Luis Felipe Calvo) ser parte Nos y Otros? Sobre todo en lo que a literatura se refiere.
Una de las críticas más atinadas que pueden hacerse a la propia familia es que no tienes chance de escogerla. Bueno, con Nos y Otros yo pude. Y, en lo que a literatura atañe, sin Luis Felipe, sin Aldo Busto, sin Fernández Era, mi sentido del humor no se habría desarrollado. Así de simple. Sería un sentido del humor anémico, mediocre, elemental y zafio. Dicho de otro modo, sin Nos y Otros yo estaría, casi con seguridad, escribiendo para la Televisión Cubana.
III) ¿Qué autores y qué obras te han influido más, y (si puedes especificarlo) por qué?
Mark Twain: sus cuentos, sobre todo.
Anton Chéjov: sus cuentos, y punto.
Milan Kundera: su estilo, su cinismo. El libro de los amores ridículos, en primer lugar.
Terry Pratchett: su saga de Mundo Disco. La manera en que demuestra que vale todo.
Roberto Fontanarrosa: su habilidad con el idioma. Sus ideas. Sus personajes.
Leo Masliah: su lógica.
Woody Allen: todo lo que hace.
IV) ¿No le roba tiempo el Del Llano guionista de cine al Del Llano escritor? Y ahora que también está el Del Llano director y productor de cortos, ¿cómo te las arreglas con días de sólo 24 horas?
Cada vez mis novelas son más esenciales y abruptas, con ritmo cinematográfico. Y no es tan grave que lo días tengan sólo 24 horas, si uno se las arregla para que las semanas tengan diez díaz.
V) ¿Tu experiencia como escritor te ayudó mucho o poco a convertirse en guionista? ¿Te resulta más fácil o más difícil hacer un guión de una obra literaria tuya o a partir de cero? Cuéntanos de tus experiencias personales sobre la relación cine-narrativa.
Es una perogrullada, pero vale la pena: son dos lenguajes diferentes. En tanto una película está hecha para ser consumida de un tirón, una novela te dura un mes. Es obvio que los mecanismos para enganchar al público son diferentes.
Las películas que he escrito para Daniel Díaz Torres, Fernando Pérez y Gerardo Chijona parten de ideas suyas, o en el mejor de los casos, creadas a cuatro manos. Por supuesto, luego uno, al trabajarlas, se las apropia. En cualquier caso, la crisis de los cuarenta me dio por dirigir mis propios cortos sobre cuentos míos, de los que ha he hecho cinco y preparo el sexto. Y no es más difícil escribirlos; lo difícil es escribirlos, dirigirlos, coproducirlos y defenderlos.
VI) Háblanos un poco de tu alter ego literario… Nicanor O´Donell. Sus orígenes, su desarrollo, sus características…
Con Nos y Otros, cuando empezamos a publicar en DDT, inventamos personajes tipo: Galimatías Pérez el periodista, Armando Churrisco el burócrata (sí, es nuestro, se lo cedimos a Octavio Rodríguez), Luis Alfil el intelectual, etc. Nicanor vino a ser el tipo de la multitud, el antihéroe al que le ocurren de pronto cosas tan improbables como esa conjunción de nombre y apellido. Nicanor no soy yo, o al menos no más que lo es cualquiera; de hecho, por eso en un cuento es artesano, en el otro asesino, el otro pederasta y en el otro un bienhechor de la humanidad. Luego le di un rostro en las películas que he dirigido: el de Luis Alberto García. Una vez, un gran amigo mío, Baudilio Espinosa (el profesor Pepe Rillo), me dijo que él se imaginaba a Nicanor como un tipo más bien feo y bajito. Le respondí que siendo feo y bajito resulta muy fácil ser Nicanor; lo difícil es serlo con el físico de Luis Alberto.
VII) Una de asociación libre (allá el que se lo crea) para hacernos lo psicólogos o los que leemos Vanidades; yo te doy una palabra (o dos o hasta tres, no hay que ser tan cuadrados) y tú escribes la primera idea que te hace venir a la mente. Allá va la lista, también de 10 para parecer ordenados.
Pues yo te la voy a poner aún más difícil. Haré lo que me pides, pero uniré al azar tus palabras y las mías, para que el lector, como buen solucionador de crucigramas, case la sugerencia con la asociación correcta (N.de E., o sea, nota de Eduardo).
1 Les Luthiers: Un genio embebecido en alcohol.
2 ICAIC: Un gran dúo cómico. Lo mejor después de Keaton.
3 Best-Seller: El fracaso en pequeñas dosis.
5 Rolling Stones: Esos viejitos son unos cómicos.
6 Ana: El triunfo en pequeñas dosis.
7 Humor: Lo más divertido del sexo.
8 Éxito: Un bonito edificio. El problema es el encargado.
9 El Gordo y El Flaco: La mejor banda de rock de todos los tiempos, incluidos aquellos en que el rock no existía.
10 Héctor Zumbado: Uno de mis amores, una de mis protagonistas.
VIII) ¿Crees que los talleres literarios sirven para algo o sólo para que los aspirantes a escritores se reúnan a contarse chismes y leerse bodrios?
Creo que los talleres literarios sirven para algo. Honestamente. Pero son como los aparatos en los dientes: durante un tiempo resultan necesarios, luego estorban.
IX) ¿Qué opinas, sinceramente, sobre la actual narrativa cubana? ¿Qué perspectivas le ves a este auténtico boom de jóvenes autores?
Sinceramente, no leo mucha narrativa cubana, y acabo de enterarme de que hay un boom de jóvenes autores. Yo soy de los de la torre de marfil, aunque el kilogramo de marfil está carísimo, ni que fuera de unicornio. Por otra parte, siempre he tenido autores referenciales, a los que leo para ver si estoy más o menos arriba de la bola: Pedro Juan Gutiérrez, Laidi Fernández, Jorge Fernández Era, tú mismo… Y ninguno de ellos es joven.
Me alegro de que haya muchos jóvenes autores. Claro que eso no significa que todos lleguen. Los jóvenes autores son como los espermatozoides.
X) Tú eres algo bastante parecido a un escritor freelance: o sea, alguien que no tiene un sueldo mensual fijo, sino que vive, por así decirlo, del cuento, y se gana el pan (y también lo que se le echa dentro) con el sudor de sus nalgas. Todo eso es un rodeo para ir al grano, ahora: ¿crees que tiene sentido hablar de escritores profesionales en Cuba?
Pues sí. Una vez escribí un cuento en que había un faquir alemán, un esquimal cantante de salsa, un gaucho japonés, un torero noruego, etc. Viene a ser lo mismo.
Na, en serio, tú mismo lo eres, la mayor parte del tiempo. Y hay algún otro. Resulta difícil, es cierto, pero no sólo en Cuba. Ser profesional no significa tanto la posibilidad de vivir de algo, sino la imposibilidad de vivir de otra cosa.
XI) Aquí viene el golpe bajo, para poner calentita la cosa: en ciertos círculos ultraortodoxos de la cultura nacional cargas hace años con cierta aureola de autor «incómodo». Has navegado con suerte diversa: a veces premiado, otras censurado, pero siempre polémico y tal vez por eso mismo, seguido de cerca por críticos y lectores. De hecho, en Cuba muchos temían (para decir verdad, temíamos) que no regresaras más de España. Entonces, ¿qué crees sobre la relación entre el escritor (humorista o no) y la oficialidad o el poder?
En España escribí una novela que se metía con uno de los tabúes locales: la manipulación política del tema del terrorismo. No me burlaba del dolor de las víctimas, ni mucho menos apoyaba el asesinato de inocentes, sólo intentaba demostrar que el deber ser personal y el deber ser social rara vez coinciden, y nunca por mucho tiempo. Lo presenté a una editorial y me dijeron: «nos encantó, pero si te la publicamos nos cae encima la opinión pública, El Mundo, La Razón, Telemadrid». ¿No te suena eso conocido?
La relación entre el humor y el poder es siempre incómoda, aunque en ciertos contextos más que en otros. Lo peor que podría hacerme el poder es aplaudirme.
XII) ¿Algún consejo para los jóvenes autores que quieran escribir humor?
Sí. Que no intenten competir conmigo.
XIII) Y esta última es el premio después de tanto hacerte sudar tinta: ¿Qué te gustaría que te preguntaran? Y como te conozco aclaro, para que no «majasees» ni te hagas el gracioso: respóndete tú mismo, además.
Pues no faltaba más. Me gustaría que me preguntaran: ¿cuáles son los tres deseos que le pedirías a un duende? Pero haré exactamente lo que me sugieres, es decir, contestármelo yo mismo, para mis adentros, porque la respuesta involucra a otras personas. Beyoncé, por ejemplo.
*José Miguel Sánchez “Yoss” (La Habana, 1969) Narrador. La novela Pluma de león (2008) es su último título publicado.
Esta entrevista fue publicada por El Cuentero (cómico 08), revista trimestral de narrativa del Centro de Formación Literaria Onelio Jorge Cardoso, dirigidos por Eduardo Heras León.
Jefe de redacción: Jorge Enrique Lage.
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