Un ojo en la niebla (a Rineke Dijkstra)
Esta exposición presenta el trabajo fotográfico de Leandro Feal Bonachea, Ezequiel O. Suárez y Claudio Fuentes Madan, los cuales han venido desarrollando un tipo de fotografía que, a mi juicio, reanima el panorama fotográfico nacional. Al ver independientemente cada una de las propuestas noto que abren un camino diferente, perspectivas inusuales, con un acercamiento desenvuelto, desprejuiciado. Y utilizo el vocablo desprejuiciado porque, más que ninguna otra manifestación de las artes visuales, se ha asumido que para hacer fotografía se requiere de un sólido dominio técnico, y esto engendra convenciones, prejuicios y perjuicio.
Estos artistas se plantean problematizar en términos de composición y color, por tanto, desechan el blanco y negro. Fotografían desde grupos de personas hasta paisajes de ciudad u objetos. Las imágenes visualizan lo urbano, específicamente los sitios y las personas a las cuales ellos suelen frecuentar. Las situaciones se producen, no las producen; por lo que la inmediatez y la espontaneidad son características importantes de estas fotografías. Y ello facilita el hecho de que casi todo el tiempo llevan su cámara colgada al cuello;
rescatan, además, la imagen del fotógrafo siempre acompañado por su cámara, que se resiste a perder buenas fotos (imagen y actitud actualmente bastante raras en nuestro medio).
Esta fotografía que retiene su medio circundante se caracteriza por un acriticismo o falta de comentario social, que no es cinismo como pudiera pensar nuestra mente saturada de simulacro: eso sería admitir que todo el arte cubano debe ocuparse de la condición política y social en la que ha estado inmersa Cuba durante casi 50 años.
Eso, creo, ya lo superamos. La serie que presenta Leandro Feal se titula Tratando de vivir con swing. Son retratos de ambiente, y ambiente, en mi opinión, significa que recogen el espíritu de un grupo social. Los que figuran en estas fotos son artistas, intelectuales, estudiantes de arte, freakes, músicos, amigos del propio artista.
Personas que han marcado distancia entre la sociedad cubana y ellos, y que han buscado dignificar su existencia tratando de mantener un estilo. El “swing” como forma de vida de una generación que busca alejarse de todo canon de identidad nacional. Se percibe una fraternidad, porque tanto él como los protagonistas de las fotos pertenecen al mismo círculo. Se advierte una vivacidad que creía perdida. En las fotografías de Ezequiel O. Suárez las personas son suplantadas por carros, espacios, plantas, todo aquello que se encuentra dentro del paisaje urbano que va de su casa a algún lugar, o en sus visitas a Varadero (de hecho sus series se titulan: Fotos de Varadero, Paisajes y Carros). Ezequiel es como un turista que se interesa en otro tipo de folclore e incluye al propio extranjero dentro de sus fotos como n elemento dentro del paisaje cubano. Ignora otro tipo de personas, revela la belleza en las cosas, aquello que no parece ser nunca de nuestro interés y en pocas ocasiones de interés para la fotografía. Sus fotos transmiten pasividad, armonía. Si Leandro nos hace descubrir una alegría que emana de cierto grupo social Ezequiel logra que nos reconciliemos con nuestro entorno. Pero no hay un sentimiento de pertenencia como sí sucede con Leandro. Ezequiel es un espectador distante, una especie de coleccionista que escoge y recoge aquello que le parece curioso y sugestivo. Y esa elección busca conscientemente la monotonía, la preferencia por un mismo tipo de cosa.
Si yo tuviera forzosamente que exponer el tema de esta exposición diría que es sobre paisajes de la ciudad. Cada uno de los participantes da su noción, pero en las series que presenta Claudio está reunida toda la diversidad de lo que es paisaje, porque sus imágenes recorren desde objetos, carros, vistas de la ciudad –semejantes a las motivaciones fotográficas de Ezequiel-, hasta fotografías que son protagonizadas por personas, como en Leandro. Claudio es el equilibrio entre las obsesiones de los otros dos participantes. En su serie Intirables predominan los paisajes deshabitados, tanto interiores como exteriores, con todos los elementos naturales que están dentro de ese espacio. Me refiero a carros, motos, plantas, objetos, etc. La forma en que nomina este conjunto de fotografías, Intirables, es absurda, y lo sabe, porque no existe para una cámara fotográfica límites en cuanto a su posibilidad de tirar fotos. Es decisión de quien tira la foto escoger lo que es fotografiable o no. El artista toma esto como pretexto para cuestionar cuál es o debe ser el sujeto para una buena fotografía. El extraño glamour de algunas cosas, Intimus y Retratos, son series que reflejan su preferencia también por el retrato. El extraño glamour de algunas cosas capta escenas de la vida de conocidos y desconocidos, que pone en evidencia esa especie de distinción que logra emanar de la gente aún viviendo en un contexto degradante. En Intimus y Retratos fotografía a personas más cercanas, o sea, sus amigos (as), sus novias, a sí mismo.
Todas estas fotos, en general, contienen un espíritu jubiloso, candidez, despreocupación; son diáfanas, súbitas, destreatalizadas.
Yalí Romagoza Sánchez
julio 17, 2008
hola creo por lo qe he visto que la foto de claudio es muy parecida a la d leandro,para ser sincero devieran de ponerse 1 solo nombre.
ReplyDeletees verdad que Leadro y Claudio son .... Geys ?
ReplyDeleteAlguin responde en este Blog ?
ReplyDeleteanónimo, sí, hay gente pendiente de lo que nos dices, no te preocupes, y no, ni al lean, casado ya, ni a claudio, super mujeriego, hasta ahora les ha dado por la faceta gay, aunque para nada tiene algo en contra: más bien les encanta la rica diversidad sexual, de esta isla de mierda, y de todas partes...
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