Unos
meses atrás, Alex Pausides me había anunciado que Colección Sur de
la UNEAC estaba preparando la edición del guión de “Fresa y
Chocolate”, pero cuando recibí el libro me sorprendió porque no
sabía que ya se había publicado.
Me
llegó de trasmano: Arturo se lo dio a Vivian Lechuga, Vivian se lo
dio a Iliana e Iliana me lo dio a mí; casi como la antorcha
olímpica, pero me llegó.
Comienzo
por decirte que pienso –y no solo yo- que se trata de unos de los
mejores guiones de la cinematografía iberoamericana de los últimos
tiempos; y junto al cuento “El lobo el bosque y el hombre nuevo”,
sobre el que está basado el guión, lo más logrado y significativo
de tu obra literaria. Hasta el momento.
En
el prólogo de la citada edición haces algunas observaciones que
quisiera comentar. Te cito:
“Si
en una película es posible separar a los autores, el guión de Fresa
y Chocolate es únicamente mío. La labor de escritura corrió a mi
cuenta, no hay ni una escena escrita por otra persona, y soy el único
autor, por así decirlo, del libro cinematográfico, y de este modo
está registrado legalmente”.
Yo
no participé en la elaboración del guión. Sí sostuve con Titón
varios encuentros donde conversábamos sobre las ideas que iban
surgiendo, cómo se iban desarrollando las escenas, etc. Cosa que
siempre hacíamos con nuestros proyectos, tanto suyos como míos.
El
proceso de elaboración del guión duró más de dos años. En la
medida en que el guión iba tomando forma, me iba pareciendo cada vez
mejor. Recuerdo que en una ocasión le hice a Titón una única
observación: las motivaciones de David para ir por primera vez a
casa de Diego me parecían débiles en esa etapa del guión. Titón
me invitó entonces a que yo participara en su próxima reunión
contigo. De ahí surgió la idea de las fotos de David que Diego le
dice tener en su poder, y claro, David exige que se las devuelva y
por tal motivo va a su casa (“La Guarida”).
Si
yo, estando completamente al margen del proceso de elaboración del
guión, hice una observación que Titón entendió pertinente y que
aparece en el guión terminado y por lo tanto en la película, ¿cómo
no sería entonces su participación activa en los dos
años(¡!)en
que ustedes trabajaron juntos? Titón no habrá escrito “de su puño
y letra” una sola línea del guión, pero su presencia está en
todo momento.
“Cuando
Titón le daba el visto bueno a una escena o a unos diálogos era
porque de veras lo satisfacían…”
Es
decir que Titón colaboró contigo en el diseño de personajes y
situaciones.
Me
parecería mucho más justo y apegado a la verdad que digas que el
guión lo escribiste con
Titón
y no para
Titón.
(Sobre
este tema volveré más adelante cuando llegue a los créditos en la
película terminada. Prosigo con el orden cronológico de los
hechos).
Terminado
ya el guión y a comienzos de la también muy larga pre-filmación,
Titón me mostraba los videos de las locaciones y conversábamos
sobre los pro y los contra de cada una. Cuando se iban a hacer las
pruebas de actores yo le propuse un actor (un gran actor) para
encarnar a Diego; (cualquier estereotipo o caricatura del personaje,
daba al traste no solo con el personaje sino con toda la película).
Titón probó (entre otros) al actor que le recomendé, pero al ver
el video de las pruebas, estuve de acuerdo con él en que Pichi (a
quien no conocía)era el Diego pluscuamperfecto.
(Todo
esto lo digo para recordarte que cuando Titón me llamó para que
codirigiera con él la película,Fresa
y Chocolate no
me cayó encima como “una carpa de circo” (parafraseando a
Lezama, de quien muy pronto hablaré protagonizando “una sabrosa
aventura llena de entuertos y desaguisados”).
Más
adelante, en el mismo prólogo, dices:“Luego
Juan Carlos Tabío entró a colaborar en la dirección de la
película, llamado por Titón por sus problemas de salud, e hizo un
buen aporte…”
Este
“buen aporte” lo desglosas en estos tres momentos de la puesta en
escena, en los que, de una manera o de otra, estoy implicado:
“En
un momento dado, Juan Carlos Tabío propuso sustituir la figura de
Lezama Lima por la de Fernando Ortiz, a quien parece que él profesa
mayor admiración y considera un padre de la cubanía más importante
que el Poeta. No sé de qué artes se valió, pero logró convencer a
Titón, y desconvencerlo yo me costó Dios y ayuda y unas cuantas
cuartillas de argumentaciones y protestas.”
Después
de leer esto, te confieso que me sentí como un boxeador al que le
acaban de propinar una andanada de directos al mentón, y se agarra a
la soga para que el referee le dé “conteo de protección”.
En
primer lugar, yo nunca pretendí “sustituir”
a Lezama por Ortiz.
Lezama es un metapersonaje en la película y su sombra la sobrevuela
en todo momento. El “almuerzo lezamiano” es una escena importante
del filme, al final de la cual Diego regala a David un ejemplar de
Paradiso.
Yo sí hablé con Titón para “incluir”
también
la presencia de Fernando Ortiz entre los personajes que para Diego
representan las claves de la cultura cubana. Me pareció (y me sigue
pareciendo) que eso hubiera hecho de Diego un personaje más complejo
y con una visión más abarcadora de la cultura cubana. Era también
una forma de decir que Diego no solo era “fan” de Lezama por el
capítulo 8 de “Paradiso”, sino por la honda significación que
tiene “el
Poeta” en
nuestra cultura. Titón estuvo de acuerdo conmigo (había llevado al
cine “Una pelea cubana contra los demonios”). Yo había planteado
la posibilidad de que quizás en un momento, Diego hiciera un breve
comentario sobre Fernando Ortiz, pero esto era solamente una
proposición a discutir, no “un golpe de estado” a “tu”
guión.
Esas
“cuantas
cuartillas de argumentaciones y protestas”,
se las escribiste solamente a Titón; pero Titón me las leyó. Ante
esta actitud tuya, preferí dejar la cosa así y no insistir. De
todas formas, mandé a poner la foto de Fernando Ortiz en el “altar”
de Diego (como aparece en la película), aunque la dimensión de su
presencia en esta no es la que yo (y Titón?) hubiera querido.
Otro
de mis “buenos aportes” es el siguiente:
“Una
que sí no le gané a Juan Carlos fue que se filmara un escena,
presente en el guión como podrá comprobar el lector, en la que
David, después de hacer el amor con Nancy, baja desnudo al salón
donde tuvo lugar la “cena lezamiana”, bebe una última copa de
ron añejo y fuma un puro. Para mí significaba una broma con Diego:
todos veíamos a David desnudo excepto él. Y también la recreación
de un ceremonial machista según el cual un trago y un puro, como
colofón del sexo, es un acto de reafirmación y celebración de la
masculinidad. Eso no se llegó a rodar y todavía lo extraño.”
Verdaderamente,
esa escena no la recuerdo. Le pregunté a Mirtha y a Pichi y tampoco
la recuerdan, pero claro, ellos no estaban directamente implicados en
ella. Le escribí a Vladimir y él me responde:
“…recuerdo
que al menos en el guión que yo tenía SÍ aparecía esa escena(…)En
cuanto al hecho de no rodarla yo no tengo la menor idea de quién lo
decidió, en cualquier caso no me consta que hayas sido tú, ni haber
oído ninguna opinión tuya acerca de si te gustaba o no.”
Una
escena de esa envergadura, si se quitó del guión, como realmente
Vladimir me confirma, pienso que debió haber sido por consenso entre
Titón y yo.
Bueno,
creo que no hay que repetir que si Titón me llamó a mí para
codirigir la película, es porque él físicamente no podía; de
haber podido, ni me llama a mí ni a nadie. Pero me llamó a mí,
¿qué le vamos a hacer? Y por supuesto que eso siempre significará
para mí un gran privilegio y un compromiso con Titón y con la
película.
El
rodaje lo comenzamos con los exteriores y otras locaciones (en “la
Guarida” todavía se estaba trabajando la escenografía). Titón,
hacía un esfuerzo sobrehumano y en algunas ocasiones al mediodía lo
llevaban a su casa, almorzaba y pasaba la tarde descansando.
Cuando
íbamos a entrar a rodar en “la Guarida” coincidió con la fecha
en que Titón tenía que ingresar en el CIMEQ para someterse a la
operación quirúrgica, entonces yo pedí un día (¿o fueron
dos?) para repasar todas las escenas (que eran las más complejas de
la película) con Titón, los tres actores principales (Vlado, Pichi
y Mirtha) y el director de fotografía, Mario García Joya para que,
estando Titón en el hospital, también estuviera presente en el set
de filmación.
Yo
sospecho fue ahí cuando quitamos la escena del desnudo de David, o
quizás fue en el trabajo de mesa o los ensayos, no sé.
La
secuencia en la que David y Nancy hacen el amor quedó en la película
en un único plano secuencia; Nancy recostada en el sofá, en el
tocadiscos suena un bolero de Benny Moré, David toma a Nancy de la
mano y comienzan a bailar, se besan por primera vez, la pasión va en
aumento, suben al cuarto de Diego en la barbacoa, la cámara desde
abajo los sigue, Nancy de espaldas, David le quita el vestido y los
dos caen en la cama saliendo de cuadro.
Después
de este plano secuencia, quedaban pendientes en el plan de rodaje
unos primeros planos de David y Nancy haciendo el amor en la cama de
Diego. Planos que sí tomé la decisión personal de no filmar,
porque me pareció que era mucho mejor (como está en la película)
cortar del final del plano secuencia al rostro de David, pletórico
de dicha caminando en la Universidad mientras se continúa escuchando
la voz del Benny "¡Soy feliiiiz!".
Además,
no sé, pienso que al no aparecer David y Nancy haciendo el amor en
la cama de Diego, adquiere más “gracia” el momento en que David
le dice a Diego, en el Cristo de la bahía, que habían hecho el amor
en su cama. No sé por qué pienso esto, “mariconerías mías”
como dijo el elefante.
En
un rodaje, el director tiene que tomar decisiones imprevistas en
todas las escenas, a veces son pequeñeces, sutilezas, otras son más
de fondo o de forma.
Cuando
Titón estaba en el rodaje, las decisiones las tomábamos “a dúo”,
como en la escena de la despedida de Vivian y David. Esa escena la
fuimos despojando de diálogos como quienes deshojan una margarita,
Titón quitaba uno, yo quitaba otro, hasta que quedó sin diálogo
ninguno y el que se escucha en la película al final de la escena
cuando Vivian le dice a David “¿Me vas a escribir?” fue un
doblaje.
No
digo con esto que sea una mala escena en el guión, es una hermosa
escena. En los silencios de David y Nancy en la película están los
diálogos del guión. Lo que sucede es que en el momento del rodaje,
los personajes y situaciones van tomando las riendas, y si el
director decide (siempre es una decisión) asumir esto, entonces está
trabajando bien. Al menos eso es lo que yo pienso.
Lo
que nos pasó a Titón y a mí con la escena de la despedida de David
y Vivian, me pasó a mí solo con la escena de la bronca entre Diego
y Germán por las esculturas que debían ir a la exposición.
En
el guión esta escena tiene un tono casi de comedia; al final un
vecino grita en Off: “¡Se revolvió la pajarera!” Cuando
comenzamos a filmar la escena, esta fue tomando una intensidad
dramática por la que yo aposté y a la cual contribuí, porque
sentí, y entendí, que por ahí iban los tiros.
Titón
y yo teníamos el acuerdo de que si surgiera una divergencia entre su
criterio y el mío, por supuesto, la última palabra era de Titón.
Eso sucedió una sola vez: Cuarto de Nancy. Nancy y David conversan:
Nancy le está hablando mal de Diego, en eso Diego aparece en el
umbral de la puerta y Nancy cambia abruptamente su parlamento y
comienza a decir que Diego es una persona maravillosa. Titón y yo
discutimos dónde debía estar sentado cada cual (Nancy y David).
Quedó en la película como decía Titón. Perfecto).
Cuando
yo estaba solo como director, por supuesto que tomé varias
decisiones, en la “bronca de las esculturas” y en otras escenas,
no podía ser de otra manera, para eso estaba yo allí, para eso me
llamó Titón.
Ahora,
volviendo a la escena del desnudo de David, te repito que la he
olvidado completamente. Dices que yo la quité del guión, no sé, es
posible, ahora si volviéramos a filmar la película hoy mismo, sí
la quitaría.
Mi
tercer “buen aporte”:
“Mi
tercera intervención fue una protesta porque el pasaje de la cena,
que nosotros llamábamos “cena lezamiana”, la pensaba filmar en
la mesa que siempre estaba en la cocina, la cual era redonda. Juan
Carlos no le daba importancia al asunto, pero a mí me parecía una
barbaridad. Me decían que no tenía lógica que el personaje
cambiara la mesa, pero yo
insistía
en que sí, en que aquella era una ocasión especial y que Diego
cuidaría ese detalle. No sé si convencí a Titón o si hizo el
cambio para que dejara de fastidiar.”
En
realidad, la mesa nunca estuvo en la cocina, sino en el comedor. En
la secuencia de la “cena lezamiana” (que en realidad fue un
almuerzo) la mesa se quedó donde siempre estuvo (no había otro
lugar). Simplemente la extendimos con una tabla intermedia, le
pusimos un mantel bordado, vajilla y cristalería para la ocasión, y
rodamos la secuencia.
En
las pocas escenas donde aparece la mesa antes del “almuerzo
lezamiano”, esta se ve muy fragmentariamente y no se sabe si es
redonda o cuadrada. Por cierto que si la puñetera mesa se hubiera
quedado “bárbaramente”
redonda
para el “almuerzo lezamiano”, esto hubiera posibilitado hacer
movimientos circulares de cámara, que también pudieran haber
funcionado muy bien. En fin…
Bueno,
terminamos el rodaje. En el montaje, Titón, ya muy recuperado
después de la operación, sí estuvo presente todo el tiempo.
La
Primera Copia. En los créditos de esta Primera Copia aparecía:
GUIÓN
SENEL
PAZ
Con
la colaboración de
TOMÁS
GUTIÉRREZ ALEA
Cuando
viste la película, tuviste un aparte con Titón y le pediste que
quitara su nombre en el crédito de guión. Le argumentaste que él
era ya un director famoso y que tú necesitabas de hacerte de “un
nombre”; al final Titón transigió, pero con la condición de que
su nombre sí apareciera en el registro de la película para los
derechos de autor.
Esto
me lo cuenta Titón, pero él ya no está aquí para confirmar ni
refutar mis palabras. Lo que sí está es un documento firmado por
Titón y por ti:
Arsenio
Senel Paz Martínez… (Nº de carnet de identidad y
dirección)…declara ser autor de argumento y el Guión de la
película FRESA Y CHOCOLATE.
De
común acuerdo con Tomás Gutiérrez Alea…(Nº de carnet de
identidad y dirección)…, ambos han establecido que Tomás
Gutiérrez Alea recibirá parte de la retribución correspondiente al
guión por concepto de colaboración en el mismo.
Para
que así conste, a efectos de su registro en la SGAE, firman la
presente
(Firma
tuya y de Titón)
La
Habana, 10 de mayo de 1994
Senel,
si digo todo esto que he dicho, es porque tú has tocado nervios muy
sensibles.
Y
te agradezco mucho que me hicieras llegar el ejemplar de guión de
“Fresa y Chocolate”, el guión que yo tenía en el rodaje lo fui
destripando escena por escena para manipularlo con más comodidad
(cosa que siempre hago con todos los guiones y por lo cual Iliana
siempre me regaña). Volví a leer el guión y lo volví a disfrutar.
Después me di cuenta de que en la primera página del libro, me
habías autografiado una muy amable dedicatoria. Verdaderamente me
hizo mucha gracia:
“Para
Juan Carlos Tabío
Sin
quien no
Hubiera
ni fresa ni chocolate,
Y
para Iliana,
Sin
quien no
Hubiera
JCT
Senel
8 de junio 2012”
Mira,
la segunda parte de la dedicatoria es una verdad universal, de la
primera, no estoy tan seguro. Pienso que si Titón hubiera llamado a
otro director,FRESA
Y CHOCOLATE seguirían
siendo FRESA
Y CHOCOLATE.
Tuyo
(aunque tampoco “únicamente”
tuyo):
Juan
Carlos
Ps-Me
tomé la libertad de enviarles copia de esta carta a algunos amigos
comunes a los cuales seguramente ya les has enviado el libro.
No comments:
Post a Comment
déjame un guiño...