El miedo insuperable o La confianza es
lo que siempre se ha perdido
A pesar de todo, yo
creo.
Los últimos días han
sido intensos para la comunidad artística alternativa habanera.
Hemos ido de un
sobresalto al otro. La conferencia de prensa de la
Bienal
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fue el detonante para eventos sucesivos de
represión cultural. La encarcelación del gestor del
Museo de la
Disidencia (MDC) y del
Museo
de arte políticamente incómodo (MAPI),
como escarmiento general primero y luego una segunda vez
durante los
talleres
iniciales del
Instituto de Artivismo Hannah
Arendt (INSTAR), a la
manera de sabotaje solapado por un lado, y por otro, al mismo tiempo,
la prohibición, una vez más, de cualquier intento de manifestación
artística en la
casa-galería El Círculo, del Vedado, en
esta ocasión con el monólogo
Los
enemigos del pueblo de Lynn Cruz, dirigido
por Miguel Coyula.
Como si se hubiera
iniciado una nueva arremetida en orden de anular los pocos espacios
autónomos que aún resisten completamente separados y en abierta
oposición a las instituciones culturales nacionales. Más cuando
estos espacios buscan unirse y realizar una bienal con su propia
gestión.
¿Por qué -se preguntan
algunos- siguen yendo a prisión artistas con una propuesta contraria
a la de los canales oficiales? ¿Cuál es la verdadera intención del
régimen con este actuar discriminatorio?
Todavía hay una gran
duda acerca del arte/artista oportuno y el oportunista: ¿Todo
artista debe sacar ventaja de su tiempo, de su momento histórico y
social, o todo artista debe ser fiel al A
R T E puro?
Es como meterse en la
cuestión de qué es arte, quién es artista y si el arte político
merece atención o descrédito. Los camaradas
simplemente han retirado el rótulo de personas como Tania, El Sexto,
Gorki o Luisma... Los criterios estéticos como mecanismo de control
donde el agente censor encargado de justificar la censura te
descalifica y agrede verbal y moralmente, para provocar el
aislamiento y finalmente la anulación social a partir de una campaña
difamatoria o el rumor intimadatorio con terceros, son fielmente
transmitidos por los represores de generación en generación. Cursos
de apreciación de las artes son impartidos en el Instituto Superior
de Arte (ISA) a estos matones culturales para convertirlos en
autorizados agentes integrales, como me hizo saber el camarada
con mi caso.
Como resultado de esta
confrontación o ataque directo del poder contra el arte, de la
censura contra la libre expresión, ha salido de un cascarón casi
petrificado un gremio de artistas comparable al de los años ochenta,
al menos en espíritu. Es lo que sintió estos días Tania Bruguera,
quien formó parte de esa generación. Hemos vivido una especie de
solidaridad natural donde no ha hecho falta hablar mucho ni convencer
al descreído miedoso, para pasar a la acción, de la aparente
seguridad al riesgo incierto. Los habituales grises, que nunca se
salpican, han ido al encuentro con la ola represiva, si no de frente,
al menos de lado. La etiqueta “activista” ha sido tolerada por
los pasivos cuidadosos. Ojalá pasara de una simple impresión, ojalá
fuera esta la completa verdad. Pero quien escribe no es imparcial
sino partidaria. Quien escribe elige ser libre a ser sumisa, a
cualquier costo.
De los talleres de Tania
salió un lema impreso luego en t-shirts y pegatinas para los
participantes: PODEMOS CONFIAR los unos en los otros. Nada tan
alejado de la realidad cubana. Es un sueño similar al de las cartas
episcopales. Creo que en la foto grupal, casi ninguno de los
retratados en un momento de alegría espontánea, tendría
normalmente mucha confianza en el de al lado. Quisiéramos, pero
hemos sido educados en la cultura del miedo, en el cuídate de ese
que te quiere mal. Y ese coincide
justamente con la persona más cercana, con la que puede crearse un
vínculo afectivo y profesional a prueba de balas. Y eso no conviene:
en cambio, los ideólogos censores sí aplican sus creencias al pie
de la letra y la unión los hace fuertes. El gremio artístico ha
permanecido en estado catatónico durante todos estos años de
censura. Cada cual defiende lo poco que le permiten tener. Cada cual
se cuida muy bien de no destacarse en temas delicados.
La autocensura es el método más eficaz para conservar una sala,
para publicar un libro, para exhibir tu obra sin mayores
dificultades.
Difícil
fue ponerse de acuerdo -el mismo grupo felizmente fotografiado- en
hacer presencia física en la estación de policía de Zapata y C
para reclamar la libertad de Luis Manuel. Había serias diferencias
entre los presentes del taller de Tejadillo 214, a corta distancia de
las primeras oficinas del “Dr. Fidel Castro”, en el número 57,
según una tarjeta de los Archivos de Connie.
Los argumentos eran que nos interceptarían y meterían a todos
presos y que si la intención primera de la policía
político-cultural había sido sabotear el espacio de Tania, pues no
tenía sentido seguirles el juego. Recordar a Solzhenitsyn
en Archipiélago Gulag: No creas, no temas, no supliques...
En
las exposiciones permisibles, los quemados podemos esparcir el fuego.
Algunos nos pasamos incluso de achicharrados. Se nos mira bajo la
sospecha de un peligro latente: me quiere joder, para qué
medio tomó esa fotografía, en dónde saldré publicado, qué se
dirá de mí, que no me meto en nada...
Son algunas de las preocupaciones que se leen claramente en la frente
de estos tibios escapistas de las altas temperaturas. Deambular libre
y anónimamente por galerías y exposiciones oficiales es un
privilegio que fuimos dejando de tener con el tiempo. El tiempo en
que demoran esos camaradas en achicharrarte/radicalizarte ante la
vista de la mayoría. Y cuando la vergüenza de haber vivido en
silencio en medio del atropello los alcance, si es que tal cosa
ocurre, ya habrá pasado el peor momento. Y se justificarán con el
silencio de la mayoría amordazada.
Hace
algún tiempo Tania, Boris González Arenas y yo comenzamos un
estudio de casos con los principales mecanismos de control ejercidos
sobre los artistas contestatarios. Aunque personalmente creo que el
artista debe ser siempre contestatario. De la misma manera, los
criterios personales ciegan el juicio crítico de los artistas contra
los mismos artistas.
Es otra de las cualidades lamentables con las que vivimos
aparentemente en paz con nosotros mismos. Esa lista de
discriminaciones y censura sistemática institucional y directamente
contra los caídos en desgracia por atreverse a cruzar un límite
invisible (“pasarse de la raya” en el argot popular), con la
asesoría de Cubalex,
fue enviada hace unos años a la Comisión Interamericana de Derechos
Humanos, para solicitar una audiencia sobre la situación de los
derechos culturales en Cuba.
La
audiencia era importante porque registraría y archivaría para el
futuro, ayudando a crear un valioso informe en la isla “aperturista”
tras las recién develadas negociaciones con la administración
Obama, donde la farándula internacional estilo Rolling Stones no
tuvo el menor reparo en visitar y dejar una falsa imagen de voluntad
de cambio de un régimen
totalitario. En el
momento que fue rechazada, sin razones de peso a mi entender, Danilo
Maldonado cumplía una condena a priori y sin juicio de diez largos
meses de prisión por estampar su firma gráfica en los muros de
ciudad. Solo al final de esa condena Amnistía Internacional consigue
pronunciarse, ejerciendo una importante influencia en su liberación,
y creando efectivamente un precedente para casos más recientes como
el del muralista Yulier P. Considero que tal gravísima situación de
violación extrema de la libertad de expresión artística no mejoró
ni empeoró un ápice con el paso del tiempo, solo que quien no la ha
experimentado en carne propia no puede padecer ni atestiguar su
impacto en el proceso creativo y en la vida cotidiana de las personas
afectadas. Algunos se creen a salvo en medio del holocausto a los
vecinos: una visión ilusa del mecanismo de defensa que por instinto
te lleva a flote.
La
actriz Lynn Cruz habló de la experiencia de un segundo hundimiento,
psicológico y emocional,
el
día de la función
casi frustrada: su monólogo trataba del remolcador 13 de marzo,
enumeraba las víctimas por edades de mayor a menor hasta 6 meses de
vida y apuntaba a la figura del
hombre de la piedra
como culpable, un día antes del primer año de su muerte. No la iban
a dejar pasar, aunque desconocieran cuán atrevida y valiente fuera
aún antes de ser escuchada a todo pulmón, con previa inyección de
adrenalina, el mismo día, tras el enfrentamiento con los militares
encargados de truncarla y de no dejar pasar a un solo invitado.
Primero arrancaron un cartel con el título de la obra y luego
cuando indagaron de qué iba la misma, delante de los que pudieron
llegar y de los vecinos, nos reímos todos a carcajada limpia y les
aplaudimos, pues ellos eran obviamente los protagonistas de esa
representación: los enemigos del pueblo. Todo fue registrado desde
arriba pues bloquearon la entrada de la misma puerta con una barrera
en posición militar en otro absurdo despliegue y aparataje policial
contra cuatro artistas en una casa. El delito: pronunciarse de
cualquier manera contraria a la figura máxima de la destrucción:
Fidel Castro.
El
autor intelectual de dicha obra fue llamado días después y llevado
a interrogatorio.
Adonis
Milán,
24 años, actor y director, miembro de la AHS. Cuál era su vínculo
con Tania Bruguera, Lynn Cruz y Miguel Coyula, Luis Manuel Otero
Alcántara y su pareja artística Yanelys Núñez, Lia Villares y
Luis Trápaga. Cuál era la conexión, aparentemente la misma, que
los apoyaba a todos, la mano monetaria que les pagaba. Eran las
preguntas que le
hicieron durante cuatro desagradables horas. Aquí los dejo con el
testimonio íntegro de este joven creador, una nueva víctima, que
habla por sí solo. El mismo día, en la noche, el director del
Centro de Desarrollo de las Artes Visuales intentó prohibirle a Luis
Manuel la entrada a dicha institución, infructuosamente, otro
mecanismo represivo ampliamente usado por las autoridades contra los
artistas y disidentes en numerosas ocasiones.
Dentro
de unos días será la decimoséptima entrega del festival
independiente Poesía Sin Fin del grupo Omni Zona Franca, pionero de
estas aventuras con la Seguridad del Estado. El
rescate,
le han llamado sus gestores a este intento por sacar del naufragio
entre el exilio obligatorio de algunos de sus fundadores y la
carencia material, al festival por la salud de la poesía y la
prosperidad de la nación. En mayo del año que viene, el impulso
frenético de
Yanelys
y Luisma por rescatar igual una bienal de arte casi sepultada por
una institución oficialista al servicio del Ministerio del Interior,
verá la luz y se abrirá camino por sí misma. Entonces podremos
comprobar cuán lamentable sigue siendo la situación de los artistas
y los intelectuales en un país dirigido por militares a los cuales
nunca les ha interesado el arte para nada, y han hecho todo lo
posible por machacar a los artistas si se alejan de la corriente
oficial.
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