La novena Muestra de Jóvenes Realizadores que se celebró recientemente en La Habana, con el patrocinio del Instituto Cubano de Arte y de Industrias Cinematográficas (ICAIC), y durante la cual fueron víctimas de represalias los bloggers independientes a los que la Seguridad del Estado se negó el acceso, contó con la colaboración de varias instituciones europeas e internacionales: embajadas de España, Francia, Holanda y Noruega, de la Agencia Suiza para el Desarrollo y la Cooperación (COSUDE) y la Organización de Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO).
Es por esta razón que el realizador cubano Manuel Zayas ha denunciado hoy el hecho y ha enviado diferentes cartas a estos organismos e instituciones para que no dejen pasar por alto este hecho y valoren en futuras ocasiones el apoyo a eventos ausipiciados por el ICAIC. "Sería oportuno valorar futuros apoyos al ICAIC o a otras instituciones que impidan el acceso universal a la cultura", apunta Zayas.
El realizador recuerda que en esta Muestra las autoridades cubanas demostraron su falta de respeto a las normas constitucionales en cuanto a la no discriminación. "El Gobierno cubano se empeña en poner en letra muerta el mismo texto constitucional, el primero que debe respetar", señala en su misiva Zayas, recalcando que, al mismo tiempo, se trata de "un acto de violación de los principios democráticos que enarbolan y deben cumplir las Embajadas europeas que apoyan esta Muestra de Jóvenes Realizadores".
Manuel Zayas (Cuba, 1975) estudió Comunicación Social en la Universidad de La Habana y Dirección de Documental en la Escuela Internacional de Cine y Televisión de San Antonio de los Baños, Cuba, y en la Filmakademie Baden-Württemberg, Alemania. Ha sido seleccionado para participar en el 3er. Talent Campus de la Berlinale. Como realizador, ha rodado los documentales Café con leche, Exodus, La Nueva Familia, Seres extravagantes, y No tires más, presentados en más de 70 festivales internacionales. _________________________________________________________________________________________________
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No encontré la carta original. Pero me gustaría aclarar algunos puntos.
Zayas al parecer propone precisamente lo que ha querido siempre la Seguridad del Estado: hacer desaparecer todos los espacios culturales cada vez más escasos que se realizan bajo las presiones conocidas, pero que se realizan, porque tiene que haber cultura, de una manera u otra.
El mayor temor de los organizadores de esta Muestra, aún contando con el apoyo de estos organismos internacionales, era que en cualquier momento la suspendieran sin esperar siquiera que culminara, nada satisfactoriamente debido a la consabida represión que tuvo lugar. Casi siempre los que están más lejos de Cuba ven las cosas al estilo dicotómico y desfasado, a niveles de bandos buenos y malos. El ICAIC no es el malo, ni la Muestra… no me imagino que hubiese sido de mí de no tener una Cinemateca disponible con las películas de Kubrick, Tarkovski, Wadja, o el propio Tarantino cada año. Creo que hace rato me hubiese suicidado, sin duda.
Respeto a Manuel Zayas como autor, pero la perspectiva desde donde está viendo el asunto está bien distorsionada, y su propuesta no haría sino acelerar la pronta evaporización de la Muestra Joven, de ser tomada en cuenta. Hay que defender los espacios como estos, no atacarlos. Hay que atacar al poder, que toda la rabia y energía sea en su contra y no en cambio de los pequeñitos respiraderos que aún nos quedan, pese a toda la ignorancia y estupidez muy humana claro, de estos seres grises, que sin embargo nunca podrán controlar ni al arte ni a la cultura impidiendo el acceso, porque esta se propaga como un tumor maligno, y el documental que no pudieron ver Claudia ni Ciro ni Claudio ni Orlando en la pantalla grande se puede ver al menos en nuestras laptops. Y si lo hubieran censurado totalmente en la Muestra, que luchó su admisión hasta el final con los altos funcionarios al mando, también se hubiera promocionado por su libre cuenta.
Tengo que recordar, porque viene al caso, que su director, quien trabaja en el ICAIC en los Estudios de Animación, declaró, no sé con qué motivo, al Bisiesto Cinematográfico (publicación que se imprimía en los poligráficos del Granma y al segundo día de la Muestra lo tuvieron que continuar imprimiendo de forma independiente porque les negaron papel y tinta) lo siguiente, tras la pregunta incisiva de la joven periodista de 23 años, Elizabeth Mirabal: Revolution plantea varias críticas: hacia la institucionalidad, la burocracia, la censura mediática. ¿Fueron Los Aldeanos un pretexto para abordar estos temas o te atraían ellos en sí mismos? Y responde Mayckell: “Para nadie es un secreto que Los Aldeanos son un fenómeno social y cultural, y desde esa óptica quise abordar el tema. No era mi interés personal referirme a los tópicos que mencionas. Sólo quisimos revelar a través de sus criterios, la manera en que estos muchachos hacen su música y las limitaciones a las que se enfrentan”. Y lo que habría que evitar, bajo cualquier circunstancias, es que los autores cubanos respondan de esa manera justificativa y bochornosa obedeciendo al miedo o a vaya saber qué, nublando toda la visión que se puede tener de ellos.
Con respecto a la realidad cubana el exilio sigue estando un poco desorientado. No es la Cuba que dejaron atrás, ni la gente es la misma: parece que no se mueve nada, pero todo se transforma muy lentamente, y muta. Y no necesariamente hacia la luz. Es sabido que tanto la Casa de las Américas, el ICAIC (los lugares más emblemáticos, cuando eran lo que fueron, donde se suponía quedasen ciertos atisbos de libertad (noticiero ICAIC de Santiago Álvarez) y el Ministerio de Cultura, están literalmente tomados por la Seguridad del Estado, es un hecho. Pero no son los realizadores quienes obedecen sus términos rígidos y estériles, aunque tienen que agachar la cabeza si quieren hacer algún filme por la institución, que les puede dar algún mínimo presupuesto, un poco mayor al que conseguirían por su cuenta; sino los administrativos, los cuadros tipo Omar González, que también fuera director del Instituto Cubano del Libro (es sabido que casi todos los escritores cubanos se amontonan allí sin publicarse), y del ICRT (Instituto Cubano de Radio y Televisión), cuya misión desde siempre fue cerrar el ICAIC una vez que lo instalaron en el puesto directivo; aunque terminara siendo una especie de rehén que no puede intervenir mucho en más nada. Pero su objetivo primero era que no hubiese más cine independiente y controlar a todos los realizadores.
Las cartas que habría que mandar serían para apoyar más aún a estos jóvenes realizadores que desgraciadamente dependen de una institución gubernamental para mostrar sus obras y tratar de llegar a ninguna parte con ellas. La batalla sería para que estas embajadas y organismos internacionales promuevan y faciliten la permanencia de este tipo de espacio, o las producciones independientes bajo becas de creación o convocatorias que se puedan conocer desde dentro, aún cuando muchos de estos realizadores pocas veces revisan su correo electrónico, de tenerlo.
Si personas como Fernando Pérez no asumieran la presidencia de la Muestra aunque sepan de antemano que no podrán hacer mucho, pero que aún así arriesgan y luchan por sacarlo adelante y porque documentales como Revolution sean parte de ella y se exhiban a cine desbordado; no quedaría otra que tirarse al mar. No conozco ningún joven con ese entusiasmo y fuerza capaz de mantener esos espacios, capaz de soportar tanta mierda segurosa: ningún joven de ahora posee tanta tolerancia y piensa más allá de propia de su nariz, y quemaría las naves a la primera provocación. Pero pienso que la confianza colectiva depositada en Fernando puede lograr que el hombre no renuncie antes de tiempo, y pueda ser posible una 10 edición.
Visita Cine-Ojo, el blog de Manuel Zayas
Estimada Lía,
ReplyDeleteNo te conozco, pero respeto tu opinión... En primer lugar nunca hablé de que desapareciera la muestra... No es ese mi deseo.
Mi "visión distorsionada" quizá esté dada por el hecho de vivir en un país democrático, donde se pagan impuestos y donde cualquier ciudadano tiene el derecho de cuestionar hasta la manera en que el gobierno o cualquier institución hace uso del dinero público.
Cada año, en mi declaración de la renta, tengo la opción de marcar una casilla, diciendo si parte de mis impuestos deben ser destinados a fines sociales o a la Iglesia Católica. Por supuesto, que yo no doy ni "un duro" a esta institución retrógada. Que se financien ellos. Y esa es la forma en que cualquier gobierno en el mundo funciona, con el dinero de todos. En el caso cubano, sucede igual, aunque se vanaglorien de no cobrar impuestos. No es necesario... Ellos tienen esquilmados al pueblo cubano, con precios astronómicos por cualquier producto básico, de la peor calidad; con tasas de cambio absurdas sobre las divisas, según un decretazo de Fidel Castro; y con unas tasas de pasaportes, permisos de salida absurdos y un sinfín de cosas más que seguro tú muy bien conoces.
Mi modesta carta a las embajadas e instituciones extranjeras que apoyaron esta Muestra no fue escrita siguiendo un impulso irracional ni distorsionado, más bien todo lo contrario. Surgió de la rabia al ver como se pisotean los derechos de ustedes... Y estoy, en mi derecho, -que repito, es legítimo-, de dirigir cuanta carta a cuanto organismo o institución apoye algo
que considero "injusto". No voy a abundar en el asunto...
Mi opinión, que defenderé siempre, es que ni un céntimo del dinero público español o de ninguna institución decente debe ser usado para fines que contravienen las más elementales normas como son el acceso universal a la cultura y los derechos humanos.
Si el ICAIC o cualquier otra institución cubana persiste en seguir los dictados de la Seguridad del Estado impidiendo el acceso a "cierto público" señalado al dedo según la lista negra de turno, no dudes que volveré a protestar si hay dinero público extranjero patrocinando eventos de tal naturaleza.
Te repito: que se financien ellos. Ni un céntimo de euro del dinero público español o europeo para eventos controlados por la Seguridad del Estado. Que acudan a fuentes privadas de financiamiento. Que la Seguridad del Estado pague la Muestra de Jóvenes Realizadores. Que la Seguridad del Estado acuda al narcotráfico internacional, al contrabando de diamantes y marfil (no sería la primera vez); que la paguen con el petróleo de Chávez; que le pidan el dinero a Willy Toledo o Javier Bardem (a ellos le sobra); que acudan a los movimientos de solidaridad con el gobierno cubano, al ICAP; que sé yo.
Y como dice un amigo, que entienda el que quiera entender.
Manuel Zayas