Porque como ya lo dijera Fernando Pérez en 1998 con su filme: La vida es silbar... también.
Aquí tienen a Julián, desde el parquecito de Simón Bolívar de la calle Mercaderes, en el casco histórico de La Habana Vieja. Parquecito que hace suyo cada vez que silba y tanto niños como adultos dejan lo que están haciendo (pierden gustosos esos 3 minutos de sus vidas -como el Principito cuando prefería ir tranquilamente a beber agua del pozo en vez de ahorrarse todo el tiempo que prometía la moderna cápsula del científico para calmar la sed.) y se agrupan pegaditos a escucharlo y a cautivarse bajo sus infllujos de alegría limpia y tranquila en esas notas que parecen decirnos, ¡no te preocupes más! Aquí está Julián para aliviar males y penas, y se sentiría verdaderamente feliz si a cada rinconcito de este mundo llegaran sus silbidos antiestrés. Entonces, si tienes un sitio y te gusta su canción, por favor: reprodúcelo y compártelo con todos los que quieras, es el regalo que Julián quiere hacerte desde su banco el parquecito!!!
Sólo pido disculpas por la calidad del video, últimamente no me entiendo con la cámara... pero aquí es la música lo que vale!!!
Una vez más, gracias a ti, Julián!!!
Lía.
ReplyDeleteHola, buenos días.
Me ha gustado mucho ese señor y claro que escucharlo vale la pena.
Un abrazo.
Bravo Lia. Me encanta tu estilo.
ReplyDelete