Pages

Feb 4, 2018

Imagina tu peor pesadilla



Imagina tu peor pesadilla.
Imagina que se materializa en tiempo real, lo que has intuido tantas veces, pero ya no se trata de un sueño lúcido: ahora es pura y dura realidad.
Fría y concreta.
El ser más despreciable, ese al que te has dedicado a denunciar porque responde a un aparato represivo encargado de aplastarte por decir la verdad y de perseguirte por defender la libertad, imagínalo multiplicado en un ejército de agentes anónimos, un ejército de ratas dispuestas a colarse en tu casa y a hurgar en tus cosas con el afán roedor.
Es la nauseabunda escena de tu vida: tu privacidad, tus recuerdos, todas tus memorias conservadas tras el paso de los años en pequeños soportes digitales, discos, toda tu vida en manos de esbirros entrenados en destruir toda tu obra, todo tu trabajo de años, tus archivos personales y finalmente confiscarlo todo en bolsas de nylon donde se lee la palabra: “criminalística”, porque es precisamente el trato empleado, bajo el débil argumento de que realizas: “una actividad subversiva o contrarrevolucionaria”.
Si has leído las novelas el Maestro y Margarita o Doctor Zhivago puedes tener una idea más clara de lo que es ver tus espacios más íntimos invadidos por un numeroso grupo de personas acusadoras, ávidas de inmiscuirse hasta el fondo de tu vida privada.
Es un derecho demasiado individualista que el comunismo concede solo a la familia real: esa sí puede protegerse de las miradas ajenas.
En tu completa indefensión, quedas expuesta, aunque te hayas esforzado tanto siempre por evitar tener secretos, dadas las circunstancias, has sido incluso más atrevida en mostrarte exhibicionista, tremendamente narcisista en un acto de protesta irreverente.
No importa cuánto empeño pongas en tratar de convencerlos de que no tienes nada que ocultar, que para colmo lo publicas todo.
Que has seguido la rima colectivista de no considerar tu privacidad como un tesoro tan valioso, pues hay que compartir hasta tus más íntimos deseos y tus más preciosos sueños. Tu voluntad queda reflejada en tus actos.
Tus movimientos son bastante descuidados porque nunca has tenido mucho éxito, o no ha sido tu verdadera intención, conspirar por “la causa” pues piensas que debe ser la misma para los pocos conscientes, lúcidos, claros amigos que te quedan.
Te has ido de todos los grupos porque no encuentras coherencia, humildad, transparencia o simplemente la amistad real que has estado buscando por todas partes.
Mucho has visto.
Mucho tramo has recorrido para llegar al mismo punto, una y otra vez.
Has vivido el odio y la humillación de ese gobierno enfermo, parásito y aún ciego de poder.
En el tránsito se fue tu confianza y gran parte de la fe en la gente, contaminada de egoísmo y de competencia en la marcha ridícula de un círculo vicioso.
Tu dignidad y tu esperanza se asoman tímidas por encima de tu mirada, ya no tan inocente, ya no tan limpia como antes.
Delante de ti el camino no se bifurca: hay una sola línea recta indicando la salida, la ves claramente pero tus pies te pesan y tus sentidos no responden.
Sobre la mesa donde antes invertiste tus horas en la laptop que llegaste a considerar una extensión de tu mente, está la página que llenas a mano con paciencia intentando respirar y conservar algo de calma.
En alguna oficina oscura de Villa Marista están todos tus proyectos aguardando (a lo peor) un formateo rápido, un aniquilamiento, una eliminación minuciosa que solo puede dolerte a ti.
Pero eres una víctima más, nada te distingue de las anteriores, quizás más humilladas ante un ultraje más sufriente.
Ahora solo debes levantarte de nuevo y agarrar ese camino sin mirar atrás.


La Habana 4 de febrero de 2018

No comments:

Post a Comment

déjame un guiño...