Viendo Vestido de Novia, de Marilyn Solaya, me puedo confirmar el mal
sabor de complicidad que le quedará a la audiencia cubana, empezando por X
Alfonso, que corona la película con una de sus ambiguas canciones, donde hay
muchos problemas y pocas soluciones; o ninguna solución. Eso proponen ambas
películas: la película dentro de la película: Fresa y Chocolate (1994) y
Vestido de Novia, que un poco trata de narrar el contexto de Fresa y Chocolate.
2da en popularidad en el pasado Festival de Cine (después de la argentina Relatos Salvajes), aunque obtuvo el Coral del Público, hubiese sido bueno haberla visto en el Yara en la última tanda, donde seguramente habrían muchos de los afectados directamente por "el problema".
2da en popularidad en el pasado Festival de Cine (después de la argentina Relatos Salvajes), aunque obtuvo el Coral del Público, hubiese sido bueno haberla visto en el Yara en la última tanda, donde seguramente habrían muchos de los afectados directamente por "el problema".
La dedicatoria al final
de la película, cuando rompe el tema musical: “Por un mundo mejor y posible”,
parafraseando a X nuevamente: “el problema es internacional”.
Nunca será un problema NUESTRO. Siempre seremos VÍCTIMAS. Y si hay victimarios, son intocables.
La película, que abunda
en lo cursi –entre tragedia griega y tragiquismo carnavalesco– se queda en la denuncia pobre, en la victimización quejosa,
lastimera... Ecured la clasifica como "drama social". No hay una propuesta de ajuste de
cuentas, de apuntar a un culpable, más bien culpabiliza a la sociedad por
entero, todo el mundo colabora de alguna manera, todo el mundo sirve al engaño,
a la simulación.
Personajes oportunistas,
arribistas, mezquinos, superficiales, mentirosos; desde el niño que repite
"como un hombre" que "los hombres no lloran" hasta los
intolerantes "hombres a todo", hasta las "últimas consecuencias":
el machismo como sinónimo de "revolucionario", la barbarie toda como
sinónimo de "revolución": Desde la consigna de la brigada de
construcción que luego aparece en escena durante el Maleconazo, dando palos con
sus pulóveres del Che: Revolución es Construir.
Y lo que vemos es
precisamente la destrucción, el desmoronamiento de todo vestigio de moral, la
ausencia de amor humano y la completa bestialidad animal.
Paolo Titolo y Mariela Castro, Fábrica de Arte
Para rematar, en el lobby
del cine Chaplin se exhibe una exposición fotográfica del marido de la princesa Castro: el empresario italiano corrupto Paolo Titolo, con exuberantes -costosas- piezas y modelos llamativamente pudorosas (dentro
de la pose de la máscara y el fingimiento) de su serie "Fátima
XXXXXY" dedicada al tema trans. Meses antes esta misma muestra estuvo en la Fábrica de Arte de Equis Alfonso.
Luis Alberto García y Laura de la Uz, actores protagónicos
Vestido de novia trata,
al decir de Jeiddy Martínez, estudiante de periodismo que escribió en Radio
Reloj: "¿Cómo se sentirá una persona al ser violada, golpeada, humillada,
despreciada?", trata de ese ser excluido que hemos sido los cubanos todos
a partir de 1959 y hasta el sol de hoy. Jeiddy dice que la película retrata a
la actual sociedad cubana en tanto que "condena a los transexuales y a la
vez estos tienen más moral que muchos que intentan esconder sus sentimientos
hacia personas del mismo sexo".
El asunto de la
discriminación sexual en Cuba siempre estuvo vinculada al concepto de "contrarrevolución": ir contra la corriente, estar "enfermito"
por oponerse a las posturas radicales, por defender lo que se piensa, por
perseguir la prosperidad, la felicidad.
Es análogo al asunto de la disidencia, y todo
asunto que se trate de exclusión de minorías, no allá por el ancho mundo, sino
en nuestra muy estrecha isla llamada Cuba.
"En Cuba puedes pensar diferente...", dijo un oficial en un interrogatorio al pintor Luis Trápaga,"...solo resérvatelo!".
Las críticas a la película solo se remiten a la
diversidad sexual, a la cuestión de género y a los prejuicios sociales que
sufren todavía gays y trans en nuestra isla.
En la “prensa” oficial, el tema político
siempre estará velado, sigue siendo una zona de inquietud donde nadie se atreve
a entrar. Aun cuando el principal responsable de que la sociedad sea tan machista
y altamente prejuiciada sea precisamente el sistema impuesto por los hermanos
Castro.
Uno de los peligros que le atañe la institución al cine independiente,
es que por fuerza tendrá que abandonar ese compromiso ideológico que se hace
prácticamente de manera obligatoria, tácita. Más allá de la ficción también hay
que adoptar posturas, poses. Enderezar la máscara.

Marilyn Solaya, realizadora cubana
“Lo que más me llamó la atención, es como ellas, cuando comienzan a
vivir con este nuevo género, reproducen todos los estereotipos y prejuicios de
la mujer contemporánea. A mí me cautivan los temas de género, porque siento que son problemas no resueltos
aún en la sociedad cubana, asignaturas pendientes a pesar de la Revolución, la
política cultural y de todos los satisfactorios cambios que hemos tenido. Creo
que es mi misión abordarlo desde mi perspectiva de mujer plena, heterosexual,
madre soltera de dos hijos, en un medio que, como el del cine, sigue siendo
bastante masculino, por lo que puedo contarme entre las mujeres privilegiadas
que han logrado convertirse en directoras de largometrajes. Siento que esta
será la línea temática central de mi futura obra”, dijo en la publicación de la
Cartelera de Cine y Video (No. 111, enero 2015) la realizadora del
multipremiado documental En el cuerpo
equivocado, que según sus declaraciones, forma parte de una unidad
conceptual con Vestido de Novia.
La crítica de Marilyn, sin embargo, va más allá de sus propias palabras:
en la película vemos el accionar de una dictadura militar, porque no se expone allí
únicamente la violencia de género: vemos a militares metiendo a golpe de porra
a un negro en una patrulla durante El Maleconazo.
Vemos la violencia –también militar– durante la
premier de Fresa y Chocolate, donde el público rompe la vidriera del cine para
poder entrar a ver la película, hecho más que cotidiano si se trata de filmes
conflictivos. Vemos hasta el terror que debe sentir la propia realizadora
cuando se defiende y deja clara –pero nada transparente– esta postura suya (que
discrimina y mucho) de “mujer plena dentro de la revolución”.
Después de todo la película siempre hablará por
sí misma, y todos esos elementos, por supuesto, harán del filme esa “realidad
latente” en Cuba. Como las recurrentes rejas, los barrotes que se repiten a lo largo del filme, se ñalando la prisión (no solo mental) en que vivimos l@s cuban@s.
Tráiler de Vestido de Novia, de Marilyn Solaya
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