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Jan 1, 2009

Minorías: los sutiles mecanismos de exclusión... por Jacobo Schifter

 

 

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beso

**** lia

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"Nada sostengo, nada me sostiene; nuestra gran tristeza es no tener tristezas.

Soy un tarro de leche cortada con un limón humorístico"

                                                                                                                               Virgilio Piñera

 

r1z0m4li@  http://www.myspace.com/rizoma_lia

"hechizamiento habanémico hebdomadario" http://habanemia.blogspot.com

 habanemia en wordpress http://liavillares.blogspot.com Habanemia new site   http://www.habanemia.com

Los sutiles mecanismos de exclusión:

                    clase, lenguaje, culpa, asco, vergüenza y matemáticas"

Jacobo Schifter

FELAFACS

Encuentro Regional Centroamericano

El Salvador, 14 de Julio del 2005

Los sistemas autoritarios y las sociedades premodernas

mantenían la autoridad por medio de la exclusión de grandes

sectores de la población y por crueles castigos contra los

infractores de sus reglas del juego. La sociedad moderna y

democrática utiliza cada vez menos estos recursos, aunque no

por esto deja de marginar a grandes sectores de la población.

Algunos de los instrumentos de control modernos son los

siguientes.

 

Clase

 

En vista de la discriminación, las minorías sexuales suelen

preferir mantenerse invisibles. A diferencia de los grupos

mayoritarios, los que suelen representar nuestros intereses son

aquellos que tienen poco que perder: personas marginadas, sin

recursos, educación o carisma. Estos “líderes” se crean más por

ausencia o desinterés de los miembros del grupo que por elección

o simpatía. Al no tener legitimidad, tampoco gozan del apoyo del

grupo y mucho menos logran hacer grandes cambios sociales.

Los países que más beneficios han logrado para los

homosexuales, por ejemplo, son aquellos en que sus movimientos

gays y sus líderes son más débiles. En aquellos en que existe un

movimiento gay fuerte, como en Estados Unidos, los cambios

positivos han sido menores. A diferencia de las mayorías, las

minorías sexuales, entre más recursos económicos, menos

participan en la vida política.

 

 

Asco y vergüenza

 

La sociedad democrática moderna persigue a las minorías

sexuales más con recursos físicos elementales que por medio de

la razón. Desde niños, se nos enseña a sentir asco y vergüenza por

tener prácticas sexuales distintas a las de la mayoría heterosexual.

 

A otros grupos minoritarios, se les odia más que se les desconoce,

como ha sido tradicional con los judíos en sociedades cristianas.

Las personas que han sido criadas a sentir asco por el sexo

homosexual o a odiar a los judíos por acusarlos de haber matado

a dios, no van a cambiar su opinión por “argumentos racionales”.

De ahí que las promesas de la democracia de defender los

derechos de las minorías por medio del diálogo y la participación

política son generalmente incapaces de obtener resultados

favorables. Es más, como sucedió en el periódo nazi, los judíos y

los homosexuales creyeron que la razón y la democracia los

protegería de la discriminación, lo que probaría ser fatal.

 

 

Trauma

 

Lo primero que tenemos que reconocer es que en nuestro sistema

democrático, pertener a una minoría es generalmente un trauma

psicológico. Crecer siendo diferente y discriminado no es la misma

experiencia que hacerlo cuando uno es aprobado y estimulado.

Según el Comprehensive Textbook of Psychiatry, el común

denominador del trauma psicológico es un sentimiento de "miedo

intenso, desesperanza, pérdida de control y amenaza de

aniquilamiento " De acuerdo con el Webster´s Dictonary, trauma es

"una experiencia emocional dolorosa que usualmente produce un

efecto duradero (Farmer, p. 46) Las personas traumadas participan

menos en la vida pública y social.

 

 

Desconfianza e Hipervigilancia

 

Cuando se pertenece a un grupo que es discriminado, la persona

vive en un estado de alerta contínua. Se preocupa tanto por su

seguridad que no puede relajarse. Existe mucha desconfianza de

todos aquellos que no pertenecen a la comunidad y también de

reunirse con los que sí pertenecen. El mundo se mira con

desconfianza, cualquier disturbio es mirado con gran recelo. Nunca

se sabe de dónde proviene un ataque, de ahí que siempre se espere

de cualquier cosa o persona. No es un secreto que las minorías

suelen querer mantenerse invisibles y carecen de confianza en el

sistema democrático.

 

 

 

 

 

 

Lenguaje

 

No es un secreto que las minorías tenemos problemas con el

lenguaje y que hablar bien y claro es un requisito para ejercer la

participación política. Pero si el lenguaje no es claro, tanto el nuestro

como el de los demás, nos previene de utilizarlo para defender

nuestros derechos.

En primer lugar, es el lenguaje una de las primeras armas en contra

nuestra. Las etiquetas de “maricón”, “tortillera”, “travesti”, “histérica”,

“puta”, “ninfomaníaca”, son armas destructivas y letales. Aunque

digamos lo contrario, estas palabras nos paralizan. En segundo

lugar, el lenguaje carece de palabras que expresen los deseos e

intereses de las minorías. No es un secreto que el lenguaje es

sexista y que privilegia al hombre sobre la mujer. Pero es menos

sabido que también deja por fuera las experiencias y vidas de las

minorías. Las contraculturas tienen que inventar nuevas palabras y

desarrollar su propio léxico para llenar estos vacíos. Pero estas

nuevas palabras y las experiencias no se traducen fácilmente.

En tercer lugar, desconfiamos del lenguaje de la mayoría porque

siempre se nos habla confusamente.

Ejemplos:

“Yo acepto a los homosexuales siempre y cuando ellos me

respeten”. Esto quiere decir en verdad: “Si un maricón se atreve a

tocarme, lo mato”.

“No creo que una mujer por voluntad propia quiera ejercer la

prostitución” Esto significa: “Las trabajadoras del sexo son unas

bestias si les gusta su trabajo”

“Los judíos son todos muy inteligentes” Esto se traduce a: “Ellos

controlan el comercio y el mundo y tienen un poder increíble”

 

 

Guetos

 

La democracia requiere que ocupemos los espacios públicos y que

participemos en todos los medios posibles. Sin embargo, las

minorías tenemos serios problemas con el espacio. En general, este

siempre ha estado restringido. Los espacios públicos están vedados

para las minorías sexuales. Los homosexuales, prostitutas,

lesbianas, travestis tienen un pequeño abanico de posibilidades en

donde reunirse. Esto sucede también con las minorías étnicas que

suelen habitar ciertos espacios geográficos o físicos pequeños. Los

rhastas en Limón, por ejemplo, se encuentran en una zona

 

 

 

geográfica específica. Si los ven en un pueblo fuera de esta área,

suelen ser detenidos por sospecha de drogas o de contrabando. Lo

mismo sucede con las poblaciones indígenas de nuestro país. Entre

más pequeño el espacio, más se reducen las posibilidades

psicológicas de participación y de establecer metas más amplias.

 

 

Salud

 

Las minorías suelen tener peor salud y menos años de vida. Entre

menos energía para la vida diaria, menos se participa en los asunto

públicos. El índice de suicidio en minorías es generalmente dos o

tres veces mayor que el resto de la población. El consumo de drogas

en gays o trabajadoras del sexo es tres veces mayor que en las

personas heterosexuales y en las que no ejercen la prostitución.

 

 

Matemáticas

 

La democracia y la Matemática van unidas. Es impensable que esta

pudiera subsistir sin los conceptos numéricos de mayoría y de otros

como la obtención de mayores beneficios y de mínimas pérdidas. Se

nos ha dicho que en la democracia, podemos obtener por consenso

no todos los recursos a que podamos aspirar, pero por lo menos más

de los que obtendríamos si no participáramos.

Pero las Matemáticas no son democráticas per se. A las minorías,

que no hemos tenido acceso a los recursos, es más difícil

comprender y sentirnos cómodos con las abstracciones numéricas y

además., hemos visto como han sido usadas en nuestra contra. Un

ejemplo es el de los delinquentes juveniles en la ciudad de San José

en que les cuesta aprehender lo que es un virus invisible y dañino

como el sida, porque no han recibido educación matemática y no

tienen el concepto del cero. No entienden cómo algo invisible puede

ser dañino.

Pero este es apenas un ejemplo. Las matemáticas han sido usadas

generalmente en contra de las minorías por otras razones. Veamos

el debate sobre el número de homosexuales. Cuando Kinsey hizo su

encuesta, en 1948, sobre el número de norteamericanos que habían

tenido relaciones sexuales con otros del mismo sexo, encontró que

más de la tercera parte de su muestra lo había reconocido. Además,

que un 10% de los hombres era exclusivamente homosexual. Si la

homosexualidad está tan difundida, no puede constituir una

patología, concluyó Kinsey. Estos números nunca fueron aceptados.

Se atacó furiosamente la metodología de Kinsey y luego su misma

heterosexualidad para probar que los datos eran falsos. Es más, sólo

 

hasta hace 5 años atrás, se pudo volver a hacer una encuesta

porque los políticos no querían saber la verdad de los números. En

esta última se encontró que no era un 10% de la población la que se

consideraba homosexual, sino más bien un 5%. Esto significa que la

homosexualidad es tan pequeña que puede ser vista, de nuevo,

como una patología. Los nuevos encuestadores no explican qué

pasó con el tercio de la muestra que no quiso ser entrevistado: eran

homosexuales con temor a ser descubiertos? Si esto es así, es el

5% un estimado correcto?

En el caso de las prostitutas, las estadísticas se usan al revés: se

aumenta el número real de ellas para establecer que la prostitución

ha crecido últimamente y se ha convertido en una “lacra social”. En

realidad, es posible que los números no han cambiado y que lo que

se encuentra como un fenómeno más grande, no es otra cosa que

avances en las formas tradicionales de recolección de información.

En el caso de la epidemia del sida, se aumentan las posibilidades de

contagio para alarmar a la población: los cálculos de expansión del

virus se hacían al principio por el número de contactos sexuales sin

condón. En realidad, el virus no se contagia tan aceleradamente y

todas las personas que no usan el condón, no están necesariamente

en el mismo riesgo.

Finalmente, la democracia depende en las encuestas de opinión

para funcionar. En vista de la incapacidad de hacer un foro para

cada aspecto, se utilizan las opiniones para hacer políticas. Pero

para las minorías, las encuestas de opinión generalmente han

servido para ser atacadas. A los homosexuales y a los judíos y a los

negros, por ejemplo, las encuestas de opinión solo sirven para

recordarles el odio injustificado que sienten hacia ellas el resto de la

población.

 

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