Cuando explota un caballito en temporada ciclónica o no, la gente mayormente se angustia mucho porque puede que los de la compañía eléctrica tarden demasiado y tengan además, como es usual, que cambiar el poste que de por sí tiene muy poca durabilidad... entonces la gente mayormente se pregunta por qué en vez de gastar tanto y tan seguido en el "mantenimiento" de estos postes de tendido eléctrico el gobierno no decide acabar de soterrar los putos cables para beneplácito y seguridad de ambos. Pero esto es algo que de tan remoto parece un sueño inalcanzable. De hecho es más bien una pesadilla. Y los cables seguirán colgando peligrosamente sobre nuestras cabezas por los siglos de los siglos mientras dure la absurdidad derrochadora que rige nuestra economía. Cambian ahora polímeros de plástico por los antiguos de cerámica, no sé si tendrá alguna relación pero si llueve más de la cuenta el servicio eléctrico enseguida se va del aire... Por mucho que me guste y siempre me haya gustado la fuerza visual de estos cables por toda la ciudad y las carreteras -perdón, olvidé que apenas tenemos una carretera central a cargo del dictador Batista antes del 59-, la certeza de que se me puede ir la luz por cualquier cosa en cualquier circunstancia anula toda mi simpatía estética por ellos. Sin hablar de los árboles que son salvajemente mutilados cada vez en todos los vecindarios, porque eso ya me entristece de más.
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Sep 30, 2008
cables
Cuando explota un caballito en temporada ciclónica o no, la gente mayormente se angustia mucho porque puede que los de la compañía eléctrica tarden demasiado y tengan además, como es usual, que cambiar el poste que de por sí tiene muy poca durabilidad... entonces la gente mayormente se pregunta por qué en vez de gastar tanto y tan seguido en el "mantenimiento" de estos postes de tendido eléctrico el gobierno no decide acabar de soterrar los putos cables para beneplácito y seguridad de ambos. Pero esto es algo que de tan remoto parece un sueño inalcanzable. De hecho es más bien una pesadilla. Y los cables seguirán colgando peligrosamente sobre nuestras cabezas por los siglos de los siglos mientras dure la absurdidad derrochadora que rige nuestra economía. Cambian ahora polímeros de plástico por los antiguos de cerámica, no sé si tendrá alguna relación pero si llueve más de la cuenta el servicio eléctrico enseguida se va del aire... Por mucho que me guste y siempre me haya gustado la fuerza visual de estos cables por toda la ciudad y las carreteras -perdón, olvidé que apenas tenemos una carretera central a cargo del dictador Batista antes del 59-, la certeza de que se me puede ir la luz por cualquier cosa en cualquier circunstancia anula toda mi simpatía estética por ellos. Sin hablar de los árboles que son salvajemente mutilados cada vez en todos los vecindarios, porque eso ya me entristece de más.
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