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Dec 27, 2011

Fábula o los otros valores


Creo que Fábula es el filme más valiente que se haya exhibido en el 33 Festival del Nuevo Cine de La Habana.
Para algunos, es más de lo mismo: la jinetera, el extranjero recurrente y el enamorado bobo cubano (¿quién recuerda los 90 y la explosión de la prostitución entre los jóvenes como prometedor medio
-y único, entonces- de sobrevivencia?).
Luego de Trilogía sucia de La Habana del escritor y periodista Pedro Juan Gutiérrez, parecería que no había más que decir al respecto.
Con Chamaco de Cremata, se abordaba la prostitución masculina pero dentro de fronteras, en un muy sugerente Parque Central. Sin embargo ¿qué tiene de diferente Fábula? ¿Por qué decimos que es valiente?
Pues plantear, sin tapujos ni hipocresías el cambio moral que la crisis de los 90 desencadenó en nuestra isla, donde ya se criticaba la doble moral, aunque no había caído en picada, tocar fondo en los tabúes más venerables. Lester Hamlet viene y nos dice que ahora hay otros valores, que por muy ajenos o huérfanos de «tradición cubana» hay que respetar porque son los valores de las nuevas generaciones, los que veinte años después del Período Especial (¿ya se terminó?) abofetean la cara de sus timoratos progenitores con descocada impudorosidad. Libres. Es una generación libre de hipocresías morales, que ha tomado el toro por los cuernos y ha salido a la calle a «luchar» su vida, la que universidad y salud pública gratis no salvaron ni protegieron de la debacle económica y afectiva.
Los valores puestos en juego otra vez, de los que tanto hablan profesores y sicólogos, han devenido anticuados y en tanto al sexo bien burgueses. ¿Quién no conoce la campaña dirigida por la FMC para que los campesinos dejaran de vivir «ajuntados» y se casaran, una campaña por el matrimonio?
Cincuenta años después, los jóvenes en su mayoría mantienen relaciones consensuales, no ven el matrimonio -éticamente- ni como meta ni como garantía de nada y se mantienen, en su mayoría, libres de ataduras legales.
Sí, Fábula quita los velos pudibundos y muestra una realidad ante la que muchos esconden la cabeza en la arena como los avestruces.
Asedio, aprendizaje y construcción de la futuridad de lo que vendrá en cuanto al ciudadano que tendremos ¡qué tenemos!, es uno de los aciertos del filme, hayáselo propuesto, consciente o no, el director cubano.
Mostrar el tejido, la trama social, donde lo vivo crece en nuestra mirada, ya es bastante hombrada. Reflexionar, ah claro, creo que pocos hemos reflexionado la hondura de virar una nación como un guante, derribando altares para edificar otros y salir de la cúpula de cristal en que el Estado y el sistema nos tenían arropados, para enfrentar, confrontar, la posmodernidad en todos sus alcances tecnológicos, filosóficos, etc.
Bienvenida pues, Fábula.
Hora de quitarse las máscaras y dejarse de tanto blablablá sobre sobre la crisis de valores en Cuba. Mirar, aceptar que son «otros valores».

Chamaco en dos tiempos


Escribimos a raíz de su estreno (o pre-estreno) la primera crónica sobre Chamaco, el filme de Juan Carlos Cremata, originado en la pieza teatral de igual nombre y que dirigida por Carlos Celdrán y puesta en escena por Argos Teatro, obtuviera resonante éxito en las tablas hace la friolera de tres años.
Ahora, ganadora del premio Alba en 2009, Primera Copia, la obra fílmica retorna con los requisitos técnicos que el cineasta requería. Mejor sonido y definición de las imágenes, «hinchada» a 35 mm, es decir, pasada de digital a película. Exponemos aquí las dos recepciones, la de la primer visionaje
en la 10 Muestra de Cine Joven y ahora, en el 33 Festival de Nuevo Cine de La Habana, en fase competitiva.

I
Lo patológico de las relaciones humanas en el contexto actual de La Habana, como urbe cochambrosa y degradada, tanto física como espiritualmente, es la atmósfera sórdida, irrespirable que denota –y connota- la obra de Juan C. Cremata (Viva Cuba, Nada, Oscuros rinocerontes enjaulados…) en una casi perfecta puesta en escena que asume la dramaturgia de Abel González Melo, su autor teatral, con osadía visual y dominio de los demonios que salen de los armarios, actores mediante.
La sinopsis, como sigue: Llegado de provincia, Chamaco malvive en el cuarto que le alquila su tío, en la casa de su propiedad, en bastante mal estado, como casi todas las que conforman la actual arquitectura habanera, sin mantenimiento durante los cincuenta años transcurridos después del triunfo de la Revolución. Sin trabajo, busca dinero para la comida y el alquiler, jugando ajedrez en los bancos del Parque Central, Cuando comienza el filme, es de noche y el chico aún no ha reunido el monto del alquiler que debe al malvado de su tío, homosexual que le desea además, interés monetario aparte. Otro joven, casi de su misma edad, se aparece repentinamente y le dice que él se parece mucho “al novio de su hermana”. Y comienza a jugar, Y pierde. Pero no le da dinero a Chamaco, porque no tiene un céntimo. Engañado y desesperado, Chamaco agrede al joven y le mata. Huye y se esconde en su cuarto, pero el tío le forma un buen escándalo porque “hace tres meses que no le paga”. Ni le besa, ni le acaricia. En el Parque Central, solo la barrendera ha sido testigo del crimen. Pero no denuncia al chico ante el policía que investiga el caso, un agente de la Seguridad que vive con un travesti y que persigue a Chamaco para que le de información sobre uno de los fiscales que trabaja en el Tribunal Provincial, fiscal que suele ir de noche a buscar “muchachitos” para pasar el rato. Tragedia griega: el fiscal, es el padre del adolescente asesinado y de la chica que es novia de Chamaco. Cuando ella falta a la cita, por la muerte de su hermano, y escucha, de boca de su padre y amante, quienes eran ambos, Chamaco se suicida. Dicho así, no emociona. Eso hay que verlo, en pantalla grande y con actuaciones estremecedoras por impecables en su contención y expresividad: no hay papeles secundarios, con decir que la barrendera es interpretada por Alina Rodríguez (la Maria Antonia de Sergio Giral), en un pequeño papel que es pura realidad. La revelación es el actor que da vida a Chamaco, Fidel Betancourt , quien también lo hizo en las tablas. Con él, un Pancho García inolvidable(es el tío), y Caleb Casas(el hijo asesinado del Fiscal), Laura Ramos(la hermana y novia de Chamaco). Todos ellos interpretaron estos roles en el teatro bajo las órdenes de Carlos Celdrán. Para la película se sumaron, Luis Alberto García(el policía), Alina Rodríguez(la barrendera) y Aramís Delgado, como el Fiscal. El travesti, Alfredo Chang, como La Chupi, no es actor profesional, pero se luce y roba pantalla como el mejor. La música, jazzeada, tiene a ejecutantes de la Camerata Romeu, y a la soprano Bárbara Llanes , bajo la dirección de Zenaida Romeu, pero lo mejor es el reagguetón de Baby Lores, que cierra muy arriba lo sórdido y devastador, moralmente hablando, del filme.¿La fotografía? Oscura, como corresponde al tema tratado, close ups muy trabajados, intensos en su marcado desnudar complejidades, esencias. En fin, de lo mejorcito del cine cubano visto hasta ahora (Muestra incluida): cien puntos o cinco estrellas para Cremata.

II
Lo primero que acontece con Chamaco, ahora vestido tecnológicamente, es la impresión que ha pasado su tiempo, que en competencia con filmes como Fábula del cubano Lester Hamlet, o Ausente, del director argentino Marco Berger, queda diluído, sin la carnalidad e impacto que su primera presentación ante los cinéfilos cubanos, con toda sus imperfecciones, provocaran.
El color, sobre todo, trivializa lo que de sórdido y oscuro dejara en la percepción inicial y robustece lo de «teatro filmado», con excepción de algunas secuencias notables.
¡Lástima!


Azucena Isabel

… Y con suerte, reflexionar

33 Festival Internacional Nuevo Cine Latinoamericano

Conmover, emocionar, incitar la imaginación y con suerte, reflexionar,
son cualidades que se esperan del arte cinematográfico contemporáneo, en
una época marcada por la visualidad del audiovisual -clips, videoarte-
de esencial plasticidad en la imagen pública y la memoria indefensa.
Los discursos desplegados en este 33 Festival no representan ni
interpretan el mundo latinoamericano y caribeño, sino que al mostrar el
tejido, la trama del contexto -el San Martín de Alejandro Gil, en el
bicentenario- liberan la fuerza de una actualidad cinematográfica americana.
El festival sólo se cumple en la mirada del espectador: el respetable
público confronta ese presente incesante, que fluye como río, entramado
de tiempos disímiles, historia cultural de nuestros pueblos.
El juego y el humor, articulan no pocas puestas en escena ¡cómo no! en
este ponerse al día con las obras y autores que marcan hoy la
diferencia. Argentinos, ¡cubanos!, brasileños, chilenos, se atreven con
los límites del sentido -Las acacias, La piscina-.
Aún las escenas son actos puramente verbales -Fábula- porque el cine con
mayúsculas de los 60, tenía la fuerza (o lastre) que heredaba de la
literatura (Bergman, Pasolini, Antonioni).
Hoy lo vivo crece en la mirada de nativos digitales y el arrobo de ver
más, no mejor, es el dilema del ahora creador.
Ese tránsito visionario que constituye la fiesta de la imagen cada
diciembre en La Habana deviene cada vez más en un ritual de encuentro y
celebración nostálgicos: el cine ha muerto ¡viva el cine! Sólo los
extranjeros parecen darse cuenta y por ello disfrutan más de estas
exequias orgiásticas y memorables en que se convierte cada año el
Festival de La Habana.
Sí, es único entre todos los eventos similares del mundo. No importan
los premios, ni la errática voluntad del jurado, ni las estrellas
«internacionales» del patio. Las charlas teóricas, rigurosas e
intelectuales de primer nivel, sólo sirven para constatar la agonía de
la imagen y el quehacer clásicos junto al renacer del cine que vendrá,
que ya está aquí, camaleón y no dragón.
Dichas así las cosas, pensamos que el tsunami cinéfilo que cada
diciembre se desata en La Habana, está llamado a una larga vida, porque
¿quién se resiste a olvidar las salas oscuras y las más oscuras mórbidas
relaciones que ellas propician? Este es un festival muy romano, digno de
Adriano en lo conquistador.

Azucena Isabel

Videos Expo No Son 5

Estaré subiendo los videitos que hicimos en la expo-fiesta-concert El Sexto en La Paja Recold y todos los invitados...
Pasen por mi canal de youtube, estos muchachos, jóvenes raperos, que no son ni Aldo ni el B, también merecen reconocimiento.
http://www.youtube.com/liavillares