Paul De Vree (1909-1982) Hysteria makes history. 1973. Print.
El humor sarcástico de De Vree aspira a la desmitificación en particular de la comunicación a través de los medios masivos, revelando el grado en que el flujo continuo de información que (in)forma nuestra vida diaria es conformado por técnicas manipulativas de control y contención correctiva.
"Mientras estos regímenes no muestren con hechos, muy concretos, una voluntad política, resulta inexplicable hablar de elecciones, consultas o plebiscitos." @AGRodiles
Mientras el régimen castrista siga criminalizando la protesta pacífica y reprima con prisión y brutales golpizas a los pocos manifestantes que se atreven a salir a la calle ("para calentarla" como "carne de cañón", según el propio régimen), resulta inexplicable hablar de movilizaciones y marchas multitudinarias en una Cuba sumisa y pasiva desde hace casi 60 años, que no ha sido propiamente convocada ni conoce realmente a los "líderes" que los convocarían a la paliza y al calabozo, por tanto, lejos están de identificarse con sus intereses políticos.
Deja mucho que desear, que se promueva un proyecto con tonos de cambios, si desde el mismo se propone alentar una violencia desmedida y harto demostrada del régimen contra los disidentes pacíficos dispuestos a inmolarse. Sobre todo, teniendo el ejemplo de Venezuela como entrenamiento castrista, allí donde la presión social nos dejó totalmente avergonzados: No se deben levantar falsas expectativas con propuestas que no tienen el anclaje, ni liderazgo, en la realidad interna.
Antes de intentar en vano tal convocatoria, que sería soberanamente ignorada por la mayoría, cómoda en su apatía y protegida por sus privilegios, ¿no sería más sensato dedicarse a la alfabetización cívica y a la desobediencia civil que no constituye un riesgo para nadie?, pues se trata de que desde el anonimato, la gente pueda asumir por un segundo que sí tiene una voz y un voto (aunque sea dentro de una magnífica farsa), se anime a anular su boleta y responda así claramente que no quiere más castrismo y que ya se cansó de sostenerlo.
La gente al menos sabrá que no "votó" por ninguna continuidad castrista aunque luego se muestren cifras fantasiosas en los comunicados oficialistas: crear conciencia es aquí el principal motor y reconforta saber que se hizo algo, mínimo, para cambiar esa "dinámica" obsoleta y ese "escenario" de totalitarismo ad infinitum.
Habría que demostrar con evidencias lo que tan bien se sabe internamente pero no ha quedado demasiado claro para la comunidad internacional, que observa atenta y de la cual se espera el indiscutible apoyo incondicional e inmediato, por supuesto, sin demostrarle verdadera "acción", pero empleando valioso tiempo e ingeniosos artículos para desacreditar proyectos de la misma causa, con un comportamiento muy similar al del propio régimen cuando emplea todos sus recursos para desaparecer cualquier vestigio de movimiento opositor, facilitándole así esa verduga labor.
Demostrar que los cubanos no queremos más castrismo, que estamos bien cansados de la falta de libertad, tanto para los médicos que huyen de las misiones y no pueden entrar a Cuba, como para los inxiliados que nos prohíben salir. Eso está claro pa nosotros, pero no para el resto. Una consulta popular lo dejaría en claro. Una supervisión de la farsa electoral también ayudaría a contar boletas anuladas. Números reales. ¿Por dónde se empieza? Expresar la voluntad de cambio es válida en todas sus manifestaciones, no solo en la calle la gente podría demostrarlo. Al final los gobiernos democráticos lo único que ven es el desfile del primero de mayo y las campañas castristas en la ONU.
Demostrar, el que pueda, como bien aseguran, que su proyecto es el que es. No limitarnos a enunciar que por ahí no es el camino, sin decir tampoco por dónde, sin apoyar con pruebas que la gente sí se sumará a esa marcha ideal. Como si queremos demostrar que sí somos graduados, publicando nuestros títulos. Pues a publicar entonces igualmente estadísticas y modelos efectivos, con total transparencia. De cualquier forma, ahí estuvimos unos pocos apoyando esa idea hasta que se autoanuló, como pasó con campañas como #PorOtraCuba que recibieron mucho apoyo de todas partes y no duraron para agradecerlo. ¿Qué sucedió con las valiosas alianzas con toda la oposición interna que logró dicha campaña, en la cual nos implicamos tantos? ¿Por qué posicionarse en contra de una propuesta como #CubaDecide? ¿Por qué combatirla como si se tratase de un "proyecto enemigo" al decir de la misma Seguridad del Estado. Por qué no mejor apoyar cualquier proyecto disidente, como apoyamos en su momento a la campaña #PorOtraCuba? Decirlo claramente y posicionarnos todos, ahora sí, en contra del castrismo, un único mutuo enemigo colectivo para todos los cubanos libertarios.
Si se empleace el mismo tiempo para empoderar con conocimiento (ya que se tiene) a las comunidades, participantes inertes de las tan mal llamadas "elecciones" castristas y que no tienen apenas acceso / información / interés en el canal de YouTube donde se acumulan miles de vídeos que los cubanos dentro, en su mayoría, no han visto, ni ven, ni verán; si se hiciera un trabajo fuera de esos estudios y lejos de esas cámaras, como en su momento lo hizo Oswaldo Payá, puerta por puerta, no habría un minuto que perder en infértiles diatribas.
¿Manifestaciones en regímenes totalitarios? ¿Cómo movilizar al cubano para tumbar la dictadura? ¿Dónde están las estrategias bien definidas y realistas? ¿Quién propone un verdadero "plan de acción"? Cuántos adeptos diariamente ganan estos grupos de hasta cinco miembros que polemizan infinitamente la falta de claridad del otro, exaltados en su máximo ego. ¿Cuántos años más pasarán para arrastrarnos todos en un mismo pantano de intentos fallidos y fracasos?
De fracaso mental, principalmente. Y, tristemente, espiritual.
Si tienes la luz, ofrécela, pero no te dediques a apagar la otra con argumentos sabios, pues quién sabe cuál durará más: si el régimen está ávido de reprimir, no deberíamos mostrar avidez de represión, pues, como se sabe, aquí somos todxs pacíficxs. Mientras, todas las preguntas siguen sin respuesta y los cubanos tan ciegos, esperando al próximo gurú que nos ilumine el trillo, cuando lo que más conviene es que no haya luz pa nadie.
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