1878
1964
La torre Eiffel
Escritores, escultores, arquitectos, pintores y aficionados apasionados por la belleza hasta aquí intacta de París, queremos protestar con todas nuestras fuerzas, con toda nuestra indignación, en nombre del gusto francés mal apreciado, en nombre del arte y de la historia franceses amenazados, contra la erección, en pleno corazón de nuestra capital, de la inútil y monstruosa Torre Eiffel. ¿La ciudad de Paris será por más tiempo asociada a las barrocas y mercantiles imaginaciones de un constructor de maquinas para deshonrarse y afearse irreparablemente? Pues la Torre Eiffel, que ni la misma y comercial América querría, es, no lo duden, la deshonra de París. Todos lo sienten, todos lo dicen, todos se afligen profundamente, y no somos más que un débil eco de la opinión universal, tan legítimamente alarmada. Por último, cuando los extranjeros vengan a visitar nuestra Exposición, exclamaran sorprendidos: “¿Cómo? ¿Éste es el horror que los franceses han encontrado para darnos una idea del gusto del que tanto presumen?” Tendrán razón si se burlan de nosotros, porque el París de los góticos sublimes, el París de Puget, de Germain Pilon, de Jean Goujon, de Barye, etc., se habrá convertido en el Par’is del Señor Eiffel.
Le Temps, 14 de febrero de 1887.
Extracto de la “Protesta de los artistas”, firmada entre otros por Ernest Meissonier, Charles Gounoud, Charles Garnier, William Bouguereau, Alexandre Dumas, hijo, François Copée, Leconte de Lisle, Sully Prudhomme y Guy de Maupassant.
Un escritor de la época lo comparó con "un supositorio agujerado".
ReplyDeleteY algo de razón tenía......