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Dec 26, 2016
Tania Bruguera: Patria y Libertad
Hoy Cuba entra en una nueva etapa, una etapa que requiere que pasemos de la anécdota
al dato histórico, del rumor a la investigación, de las pasiones a los hechos, de lo
simbólicamente asumido a lo concretamente realizado.
Ha llegado el momento de pedir que se abran los archivos, que se sepa hasta dónde una
verdad fue construída y hasta donde una victoria fue ganada, que podamos contar con
certeza nuestros muertos por el mundo, podamos entender nuestros avances sociales y
que sepamos qué acuerdos toma el gobierno en nuestro nombre.
El pueblo Cubano tiene derecho a saber su historia, toda y a poder sacar sus propias
conclusiones.
Hoy los cubanos han dejado de ser niños que esperan órdenes.
Pero no aceptar que nos subestimen requiere entender el sentimiento de los otros, de los
que piensan y sienten diferente a uno, es entender que no vas a tener siempre la razón y
que discutir no es para ganar sino para aclararse las ideas y para ponerlas a
consideración.
Tenemos que parar de pensar que nuestros sentimientos son los únicos válidos porque el
proyecto de La Revolución ha sido una experiencia diferente para cada uno de nosotros y
todas por ser experiencias han sido válidas, hay cosas que rescatar y cosas que eliminar.
Sería mucho más interesante ver cómo se ha procesado la experiencia, que se ha hecho
con ella, en vez de negarle a alguien lo que siente.
Tenemos que empezar a decir que no a lo que no nos parece bien, a lo que no nos hace
sentir limpios y honestos aunque esto nos lleve a perder una posición de privilegio, porque
ningún dinero, ninguna oportunidad profesional, ningún comfort material se compara con
sentirse libre con poder decir lo que uno piensa, sin miedo.
Pero el proyecto de vida que podemos crear a partir de ahora sólo es posible si dejamos
de tener doble moral, si dejamos de decir una cosa para unos y otra para otros.
Tenemos ante nosotros un momento único en el que defender no a un gobierno o una
oposición, sino donde crear todos juntos una visión para Cuba, que no sea extrema de un
lado o de otro sino que sea una compilación de todas nuestras visiones.
Es el momento de crear una infraestructura legal que incluya el respeto a la diferencia de
opinión y que no permita nunca más el odio político. Donde un gobierno no tenga control
de los afectos de sus ciudadanos sino que sea un espacio donde encontrar decisiones
justas e inclusivas.
Es el momento de crear una infraestructura política que garantice que nunca más exista
un presidente que tenga todos los poderes como ha sucedido en Cuba tres veces desde
1902 y piense que sabe mejor que nadie qué es lo correcto para todos.
Es el momento de crear una infraestructura social y cívica que incluya a todos, que
incluya los derechos para todos, que incluya el disentir como un derecho ciudadano, que
incluya una alfabetización cívica.
Es el momento de crear una infraestructura emocional que dé espacio para entendernos,
una estructura que no permita que nada nos horrorice o nos minimice.
Una estructura que permita la solidaridad y la privacidad, los derechos personales y los
derechos sociales, donde la vida que quieres es respetada pero es también un esfuerzo
conjunto, una estructura que permita las verdades y las demandas que tienen todos: la
mayoría pero también la minoría.
Un lugar donde exista la utopía humanista pero nunca más la paranoia ciudadana.
Donde las emociones no interrumpan lo justo.
Hoy empieza el verdadero trabajo de todos los cubanos: hacer un balance de lo que
queremos rescatar y lo que queremos cambiar, es el momento para dejar de decir
nuestras esperanzas en voz baja, es el momento de no sentir miedo.
El mejor homenaje que podemos hacerle a nuestra patria y a nosotros mismos, es no ser
nunca más sumisos, es nunca más ser una nación cínica, nunca más una nación donde
hayan varias categorías de cubanos, ni una nación de donde haya que irse; sino un lugar
donde la vida sea un acto digno del que estamos orgullosos.
Poner el amor, la familia, la amistad por encima de la ideología es la única manera en la
que Cuba podrá ser de nuevo patria.
¡PATRIA Y LIBERTAD!
Ver declaración en video aquí
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Homeland and Freedom
By Tania Bruguera, Director of INSTAR
Today in Cuba, we start a new phase, a phase that requires us to transition (shift) from an
anecdote to historic data, from rumor to research, from passion to facts from what was
symbolically assumed to what was actually done.
Time has come for us to ask for that archives be opened, to know how many truths were
manufactured and to what extent victories were achieved, to know with certainty how
many Cubans have died around the world, to understand what social progress we have
made and to learn which agreements the government has made on our behalf.
The Cuban people have the right to know its history, all of it, and be able to draw their own
conclusions.
Today Cubans have stopped being children waiting for orders.
However, refusing to be underestimated requires understanding other people’s feelings,
those that think and feel differently. It means understanding that we are not always right
and that the goal of discussion is not to win arguments but to clarify our ideas and send
them out for consideration..
We need to stop thinking that only our feelings are valid because the project of The
Revolution has been a different experience for each and every one of us, and since they
were experiences, all of them are valid. There are things to rescue and things to remove. It
would be more interesting to see howpeople have dealt with their experiences, what they
have done with them, instead of denying someone to feel in their own terms.
We need to start saying “no” to the things we don’t like, to the things that keeps us from
feeling clean and honest, even if this means losing a privileged position, because there’s
no money, no professional opportunity, no material comfort that can be compared to
feeling free, to being able to speak one´s mind.
But the life project that we can create from now on is only possible if we allow ourselves to
stop having double standard ethics, if we stop telling something to some people and then
something different to others.
We have an exceptional moment before us, not to defend a government or a position, but
to create all together a vision for Cuba; one that is not biased to either extreme, a vision
that can be a compilation of all our points of view.
It is the time to create a new legal infrastructure that includes respect for different opinions
and stops political hate forever, that ensures that citizens’ preferences cannot be
controlled by the government; that can be a space for fair and inclusive decisions.
It is the time to create a political infrastructure that guarantees that never again a president
can hold all powers. This has happened 3 times in Cuba since 1902. There should never
be another president who thinks he knows better than anyone, and what is better for us all.
This is the time to create a civic and social infrastructure that includes everyone, that
includes rights for everyone, that includes political dissent as a civic right, that includes
civic literacy.
It is the time to create an emotional infrastructure that nurtures room for mutual
understanding, a structure that does not allow anything to horrify or minimize us.
A structure that allows solidarity and privacy, individual rights and social rights where the
life we want to have is respected but also represents a common effort; a structure that
allows truths and claims from everyone, the majority but also the minority. A place where a
humanist utopia exists but never again paranoia among its citizens, where emotions don’t
compromise what is fair.
Today, there is a real task for Cubans to complete: to balance what we want to rescue and
what we want to change. It is the time to stop whispering our hopes, it is time to stop being
afraid.
The best way to honor our homeland and ourselves is not being submissive, not being a
cynical nation, never again being a nation with different classes of Cubans, nor a place
from where to leave, but a place where life is a dignifying act we are proud of.
Placing love, family and friendship above ideologies is the only way Cuba will be a nation
again.
HOMELAND AND FREEDOM!
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Where your ideas become civic actions.
Donde tus ideas se convierten en acciones cívicas.
Aug 1, 2016
Culpables de querer contar la historia y proyectar una neonación
Luis Manuel Otero y Yanelys Núñez, coautores y curadores del Museo de la Disidencia en Cuba
Cuándo empezó la
idea del Museo?
LM: Hace alrededor
de 7 meses, Yanelys y yo empezamos a desarrollarla como coautores.
La obra surge por la
necesidad que tenemos como jóvenes cubanos y una preocupación de
replantearnos la contemporaneidad cubana tanto a nivel político como
social y cultural de este país.
Estos cuestionamientos
veníamos trayéndolos desde siempre: qué cosa es la disidencia,
nombres que nos llegan pero no hay dónde buscar información al
respecto: vas a una biblioteca y hay libros que simplemente no
existen. Todo te va llegando poco a poco de referencia entre amigos,
existe tal grupo, tal persona, que tienen otra forma de pensar y otra
forma de decir.
Un día dijimos que
queríamos implementar la idea, generar un espacio donde convivieran
todos esa información dispersa alrededor de la disidencia en Cuba.
En Internet sobre todo hay muchos documentos, también hay historias
que no han sido recogidas de las personas que pertenecen a estos
grupos disidentes.
Cómo ocurre tu
expulsión de la revista oficialista Revolución y Cultura?
YN: Luis estuvo en
España y presentó la obra allá, por lo que tuvo una moderada
promoción en los medios y redes, Facebook principalmente, pero no
había un texto serio más allá de la promo normal que hicimos para
la presentación en una exposición colectiva. Nosotros aquí
quisimos presentarlo en un espacio físico también, dándole
promoción en diferentes medios y entonces le dimos la entrevista a
Ernesto Pérez Chang, de Cubanet y ahí se desata todo. Primero la
editora del tabloide Noticias de Arte Cubano, Maeva Peraza, me
escribe un correo diciendo que los dos textos que me habían pedido
para
el boletín, no
iban a salir, por orden de la directora Isabel Pérez del sello
editorial Arte Cubano, por estar vinculada al proyecto Museo de la
Disidencia en Cuba. Y otro texto para la revista Arte Cubano tampoco
saldría publicado, por el mismo motivo. Con la aclaración de que a
partir de ese momento no saldría nungún texto mencionando la obra
de Luis Manuel.
Eso
fue a pocos días de haber salido la entrevista en Cubanet. La semana
siguiente mi subdirector me llama y me dice que se había reunido con
el Viceministro de Cultura Fernando Rojas y que mi vinculación con
este proyecto independiente, de la forma que se estaba presentando,
provocaba un “conflicto de intereses” con la institución y me
consideraban una persona no confiable por lo que me sugerían que
pidiera la baja o de lo contrario se me aplicaría una sanción que
significaba la expulsión del centro. En ese momento no me explicaron
más nada y a los pocos días me pusieron una medida cautelar: una
investigación durante 30 días en la que se comprobaría si yo había
utilizado los medios del centro para mi propio beneficio, esto es, la
computadora y la Internet, y los servicios de correo electrónico del
trabajo para desarrollar el proyecto o incluso para responder la
entrevista. A los 30 días los resultados fueron que me habían
encontrado trazas de conexión con sitios como Cubanet, Havanatimes y
con el propio sitio del Museo (museodeladisidenciaencuba.org). Por
todo lo que generó la entrevista, donde yo decía que el centro
estaba tratando de expulsarme y la denuncia de censura, en su
resolución ellos van describiendo todos los hechos y textos que
habían salido a raíz de ella. Justifican la aplicación de la ley
en que “yo cometí un acto de comunicación malintencionado y
desacertado en contra de la institución y del gobierno”. Ahora
mismo estoy apelando al Órgano de Justicia Laboral, que debe
celebrar una reunión próximamente donde se discuta y defina mi
caso.
(Ver
decisión final en DDC: El
Ministerio de Cultura contra el Museo de la Disidencia en Cuba)
Ustedes
querían hacer un proyecto crítico?
YN:
Sí, pero en el sentido de que fuera siempre un espacio de diálogo.
Como curadores queremos generar un espacio de diálogo más como
pueden serlo los blogs y foros en Internet, pero donde ambos extremos
estuvieran representados: tanto las posturas más radicales de los
disidentes contemporáneos, como la oficialidad, quien fue la primera
en mostrarse molesta y disgustada, a pesar de que siempre pensamos
que íbamos a recibir más rechazo de los grupos de la disidencia,
pero hasta el momento es la oficialidad la que se siente más
afectada con todo el asunto.
LM:
Yo pienso que todo debe ser crítico. Queríamos simplemente un
espacio de reflexión y de consulta donde convivieran
contemporaneidad y pasado.
Primero
que todo, nosotros nos planteamos qué significa ser un disidente en
Cuba, o incluso qué significa disentir, en cualquier parte. Cuando
descubrimos el concepto más elemental del diccionario básico, vimos
que históricamente todas las personas que se han opuesto al poder,
institucional, estatal y gubernamental, son disidentes. Entonces,
toda esta estigmatización que sembró el gobierno en años venideros
a su proceso, toda la descalificación peyorativa que cayó sobre los
disidentes, que si son gusanos, etc; para nosotros resultaba un poco
chocante: cómo esas mismas personas que ahora estigmatizaban a
grupos civiles con un pensamiento político diferente, habían sido
en su momento disidentes ellos mismos, aunque luego devinieran en el
poder.
Unos
murieron en el intento, otros llegaron a la cima. José Miguel Gómez
(alias Tiburón) por ejemplo, fue un general que luego llegó a ser
presidente de la República.
No
nos interesa la visión oficialista de juzgarlos en buenos y malos:
nos interesan las personas que han tenido en mente trazar un proyecto
de nación. Y a estas mismas personas que aspiran a ser parte del
futuro de la isla, brindarles un espacio de conocimiento para que
tengan en cuenta que finalmente, el poder es muy peligroso.
El
espacio de crítica que nos interesa debe ser movible, porque todos
somos gentes cambiantes, que plantee la vida misma del día a día:
mañana podemos ser distintos, pero esa sucesión de las cosas, como
oponerse hoy al poder: mañana nosotros, pasado mañana nuestros
nietos, y así constantemente, es algo cíclico y continuo. Primero
hay que aceptar la diferencia, que pueda haber una opinión diferente
a la nuestra y después, estar atentos al devenir de la historia.
Ustedes
se consideran artistas políticos? Cómo ven los límites, si los
ven, entre arte y política?
LM:
No creo que existan barreras entre arte y política. Simplemente es
un problema de posturas artísticas. Tú decides la dirección,
política o no, que va a llevar el discurso de tu obra.
Tener
una dirección apolítica, en un país politizado, no creo que sea
posible. Tú puedes pintar flores y no meterte en problemas y estar a
favor de la paz con todos, siempre con cierto oportunismo: y al final
esa es otra postura política. Lo que demuestra la realidad es que
vivimos en un país donde si tú asumes una postura diferente a la
oficial, el sistema te rechaza o te mantiene periférico.
Yo
creo que en Cuba arte político es todo. Estar a favor o en contra
del sistema es lo que puede marcarte como artista. Tania Bruguera por
ejemplo marca una postura política crítica hacia el sistema
político, pero también Kcho, que está a favor del gobierno, hace
arte político, más panfletario y de alabanza al sistema... Qué
aporta más y es más constructivo, creo yo que un arte crítico
siempre aportará más a la hora cuestionar los problemas que tiene
el sistema como los tiene cualquier otro, el norteamericano o el
chino.
YN:
Yo creo que principalmente hay que hacer crítica en el contexto
propio: si somos cubanos lo que nos interesa es el aquí, que ya es
parte de su historia.
Creen
que exista un gremio de artistas independientes con ánimo de
solidaridad mutua?
LM:
Hay mucho miedo y hay mucha confusión, se retroalimentan. La
confusión principalmente es ideológica, ética: se nos ha dicho
cómo ver lo que está bien y lo que está mal sin preguntárnoslo
realmente. Creo que el sistema brinda comodidad a los artistas que
acatan el discurso oficial, los que no se meten en problemas. Tienen
así oportunidades en el mercado, su economía es aceptable, (yo
estoy a favor de la prosperidad) y ellos ponen en una balanza lo que
tienen que perder y lo que pueden ganar siendo sumisos de alguna
forma. Ellos se dicen “neutros”: ni critican ni nada, o muestran
lo que podemos llamar como una crítica “blanca”, que terminan
siendo válvulas de escape.
YN:
Yo creo que si existe un gremio es bien pequeño. Es más bien un
grupo de amigos dispuestos a colaborar yendo a las exposiciones
conflictivas como la presentación que acabamos de hacer, donde
curiosamente no había un solo seguroso. Muchos otros amigos que
siempre han estado junto a nosotros, se excusaron y nosotros no los
juzgamos, porque sabemos que tienen miedo o están cuidando cosas
como un salario fijo en un centro de trabajo, o una mejor posición
porque tienen otros trabajos que no se pueden dar el lujo de perder
porque les proporciona estabilidad económica que les permite
alquilarse holgadamente en La Habana, si son de provincia, o vivir
con menos presión que un obrero.
LM:
Estos son los que más van a cuidar su espacio porque su ambición
está cubierta. Nosotros que estamos estudiando las generaciones
anteriores, nos damos cuenta de que pocos intelectuales asumían una
postura crítica o de enfrentamiento al sistema totalitario que no
sólo reprime sino llega a matar y es realmente de una valentía
extrema que algunos definen como locura, el enfrentarse directamente
al gobierno.
Si un gremio son alrededor de
diez personas, entonces considero que eso es lo que tenemos ahora
mismo. Si a nosotros nos metieran presos mañana, solo nuestra
familia nos iría a apoyar.
YN:
Igual está muy disperso, porque la paranoia es fuerte, no hay
comunidad verdadera. Hay demasiada desconfianza incluso entre
cercanos, y una costumbre de fingimiento y pretensión.
Hay muy pocos espacios de
reunión abiertos a todo tipo de personas, que es un poco lo que
estamos proponiendo, que tanto los más radicales y disidentes como
los neutrales y oficialistas puedan ir a intercambiar sus puntos de
vista.
LM:
En el arte existe algo muy importante que es el ego de los artistas.
Muchos se niegan a apoyar un proyecto porque piensan que los otros se
beneficiarían con el sacrificio propio. Así se dividen miles de
estructuras sociales y políticas porque cada persona quiere ser el
líder y nadie quiere sumarse a la causa de nadie porque todos llevan
su propia bandera. Esto favorece al aislamiento que el sistema ya de
por sí tan cerrado fue propiciando. En el caso de los grupos es bien
difícil llegar al consenso: ese nuevo espacio de la nación al que
todos aspiran.
Los artistas políticos
históricamente han sido acusados de manipulación, de oportunismo.
Tania y El Sexto fueron acusados por los demás artistas de
oportunistas. Lo que hay que mirar aquí es el gran poder que reprime
a estas personas por expresarse: yo creo que tanto si fueran
oportunistas, vale, porque con un millón de oportunistas como esos
harían el cambio y podríamos formar la neonación que queremos.
Ojalá existieran más!
Nunca pensamos que sería mucha
gente la que vendría a darnos cierto apoyo. Yo no cuestiono mucho a
la gente con las posturas que eligen. Fui a lo de Danilo, fuimos a
casa de Gorki, hablamos con todos, somos amigos; fuimos a la Plaza
con Tania. Pero siempre hemos ido bajo la responsabilidad de nuestra
propia conciencia, también tenemos miedo, no somos héroes, pero
queremos sentirnos más libres y relajados. Porque para mí la
libertad es un espacio indiscutiblemente de satisfacción,
impenetrable, que no debe ser alterado con la represión externa.
Lo demás es sentir que estamos
haciendo algo que nos mueve: estamos en este espacio-vida con un
propósito más allá de automatizarnos porque así solo se consigue
llegar a un estado suicida: nosotros tenemos un motivo, que viene
desde nuestra conciencia.
Si
el gobierno los califica a todos de revolucionarios y
contrarrevolucionarios, ¿cómo
ustedes se autocalifican?
YN:
A
mí ya dejó de gustarme la palabra “revolucionario”. Y con
“contrarrevolucionario” les estaría dando la razón. Yo soy
simplemente un ser humano. Que se siente útil a la sociedad pero no
me gustan las calificaciones de ningún tipo. Soy una persona que
trata de expresar lo que siente de la manera más sincera posible y
no se quiere dejar incluir en términos acuñados por otros.
LM:
“Revolucionario” es otro concepto estigmatizado por el gobierno
cubano. Como “disidente”.
Todos disentimos con nuestras
madres cuando somos niños y no queremos hacer lo que se nos manda,
como comernos la comida o portarnos bien. Las madres se sienten mal
porque piensan que no es justo porque nos educaron bien y pasaron
trabajo para conseguir la comida que les despreciamos porque no lo
hemos entendido así.
Un verdadero revolucionario es
protagonista de cambios importantes, no unos octogenarios (ya
nonagenario) pegados al poder. Aquí te lo pintan todo en blanco y
negro, y te tienes que pegar a uno de los extremos: o eres una cosa o
la otra. Los espacios intermedios han desaparecido. Tengo amigos míos
que critican todo el tiempo al sistema pero no se quieren llamar a
ellos mismos disidentes por toda la descalificación ideológica y
fuerte estimatización que acarrea el término en la sociedad cubana:
que si están pagados por los americanos, que son vendidos y demás,
cuando buscas y te das cuenta que todas las revoluciones se han hecho
con dinero del exilio.
Martí
le pidió el dinero a los tabacaleros de Tampa, o ¿Fidel
Castro compró el yate Granma con su dinero?, etc. Si quieres cambiar
algo necesitas dinero y a veces no puedes estar mirando mucho de
dónde viene, aunque eso mucha gente lo vea como una cuestión de
falta de integridad.
Entonces tenemos todos esos
calificativos de “gusano” y “contrarrevolucionarios”,
“apátridas” “en contra de la ideología del pueblo”, etc, al
lado del extremo “puro” del “revolucionario íntegro”.
Muchas buenas ideas se
malinterpretan en el camino. Muchos se pierden en confusiones
insustanciales, son personas que se quedan deambulando en una especie
de limbo y aislamiento social. Hay gente que no admite ser arrastrada
a ningún radicalismo. Tabúes, conflictos de intereses, gente que
dejó de sentirse identificada con nada porque todo lo que existe es
ese imaginario extremista. Mi generación no se preocupa mucho en lo
que había antes y por tanto tampoco lo hace en lo que vendrá
después. Yo tengo en mi cabeza la noción vaga de mis derechos.
Necesito educarme a mí mismo en cuanto a los verdaderos significados
de palabras tan trilladas que han perdido todo el sentido. Yo le huyo
a los estigmas porque siempre generan más estigmas.
Queremos ser los que no se
dejaron estigmatizar, y desde esa tranquilidad hacer algo por esta
sociedad, generando mi propio espacio de libertad.
Por
qué el Museo está pensado como espacio virtual y no físico?
YN:
En parte por lo difícil que es tener, mantener y conservar un
espacio físico y en parte por las facilidades que brinda el espacio
virtual como tener mayor alcance (aunque en Cuba apenas existen
condiciones favorables para un uso libre de Internet) internacional y
de público. Nuestro principal objetivo era que funcionara como un
archivo y también como un foro abierto. Además pensamos hacer
funcionar el Museo no solo online, sino de manera interactiva en la
calle: tenemos pensado generar más proyectos culturales, producir
exposiciones, producir obras de artistas, eventos públicos: esta es
la parte más dinámica del Museo como proyecto vivo.
El espacio virtual brinda
cierta protección. Las autoridades cubanas pueden venir a mi casa y
echarla abajo, mientras que Internet se rige por su propia ley bajo
la premisa es la libertad de expresión y la censura es mucho más
difícil de aplicar. Para mí es el espacio más “democrático”
que existe, de más libertad, de acceso casi total a infomación
variada de cualquier parte del mundo, esté donde esté, en
fracciones de segundos. Además nos da el espacio de debate y diálogo
que queríamos, desde esa seguridad y diversidad.
(Fin
primera parte)
Jun 19, 2016
Luis Trápaga: Crónica de un domingo cualquiera
El 18 de junio 2016 yo,
Luis Trápaga, artista, fui citado oficialmente a la estación
policial de Zapata y C por el instructor que se hace llamar Luis
Alberto Pérez Rodríguez, con motivo de tener una “entrevista”
conmigo. Un motivo débil para una citación oficial, de hecho, un
motivo casi ilegal.
―Usted sabe que si no
asiste a la citación tiene 50 pesos de multa.
―Pero yo asistí, aquí
estoy.
―Pero llegó muy tarde
y yo casi me iba, y para la próxima lo buscaremos con un patrullero
y además tiene 50 pesos de multa por no asistir a la primera
citación.
El agente Luis Alberto
Pérez Rodríguez, siempre de civil, quien domingo tras domingo según
sus propias palabras, tiene montado un operativo policial en los
bajos de mi casa para impedir que salgamos yo y mi pareja Lia
Villares, por la sospecha de que se nos ocurra asistir al parque
Gandhi, frente a la iglesia de Santa Rita -en 26 y 5ta Avenida,
Miramar- a acompañar a las Damas de Blanco durante las acciones,
cívicas y pacíficas, de la campaña #TodosMarchamos,
convocada por el ForoDyL.
La razón de la
“entrevista” según el agente, era explicar que este operativo
policial no se levantaría hasta tanto tuvieran la certeza de que no
inténtasemos ir nunca más a Miramar los domingos, y recalcar en
tono de amenaza (aun sutil) que eso limitaría nuestro movimiento a
cualquier lugar todo lo que durara cada mañana dominical, pues en
cuanto saliéramos, seríamos arrestados.
Reclamé que eso era una
violación sin ninguna base legal, pues salir de mi casa es un gesto
de libertad elemental que no se puede limitar a ningún ciudadano a
no ser que tenga alguna sentencia que cumplir, que no es el caso. El
policía político respondió que entonces estaríamos cometiendo un
delito contra la seguridad del estado.
―Y ustedes van a
asistir a lo de hoy a las 7?
―Lo de hoy a las 7?
―Lo de Tania Bruguera
―Pienso que si, pero
eso es una fiesta no?
―Si una fiesta, sabemos
que ustedes están colaborando con el proyecto de Tania
―Y hay algo mal en eso?
―Lo de Tania Bruguera
ya veremos, pero que quede claro que no hay más Santa Rita y no hay
más Todos Marchamos, ya se acabó Todos Marchamos y se acabó Estado
de Sats.
―Hace unos 5 años
aproximadamente un agente me dijo en una entrevista como esta que se
había acabado Estado de Sats, y de hecho estaba comenzando, hasta
hoy.
―Pero ahora sí se
acabó.
También nos exhortó a
que nos dedicáramos al arte que era lo que debíamos hacer y
dejar a un lado la política que no es lo nuestro, y que si
insistíamos en asistir a #TodosMarchamos o a cualquier actividad del
Foro o de Estado de Sats, entonces él personalmente tomaría medidas
para impedir que Lia viajara próximamente a unos conciertos
previstos en Buenos Aires, como parte de unas presentaciones de la
banda Porno Para Ricardo, y que esto era una certeza pues al
fotógrafo Claudio Fuentes lo habian arrestado recientemente cuando
se dirigía al aeropuerto para impedirle viajar a Colombia un evento
sobre derechos humanos al cual estaba invitado como parte de un grupo
de activistas pacíficos, de lo cual estaba advertido de antemano, y
asi mismo ocurriría con Lia si persistía en lo que él siguió
llamando actividades en contra de la seguridad del estado.
―Le
hace saber a su esposa Lianelis que estos días 19, 20, 21 no les
vamos a perder pie ni pisada.
―Y eso por qué?
(El agente hizo un gesto
ambigüo, desentendiéndose)
Le dije que eso era otra
violación que no se ajustaba a ninguna ley y que era un acoso
policial sin motivo alguno. El agente replicó que se le permitiría
viajar si a él le daba la gana.
Volví a inquirirle que
eso no se correspondía para nada con los criterios revolucionarios
del gobierno que él decía representar, sino que más bien se
parecía a cualquier comportamiento paramilitar que han ejercido
siempre las dictaduras latinoamericanas o en cualquier otro lugar
donde hubiera un régimen totalitario. El agente dijo sentirse
ofendido al cuestionársele su condición revolucionaria.
―Si
esto fuera una dictadura de esas aquí ya habría muchos muertos, y
ustedes probablemente estarían muertos.
―Al
parecer no han tenido la necesidad de llegar a los extremos, aunque
sí, ya tienen algunos.
―Cuáles?
―Oswaldo
Payá
―Y
ese quién es?
―Usted
sabe perfectamente quién es Oswaldo Payá
―Ah,
sí, ese que se murió en un accidente…
El
agente de la seguridad del estado, Luis Alberto Pérez Rodríguez
cumplió su promesa de hacerse presente como cada domingo en los
bajos de mi vivienda. Hoy es el día de los padres, y cuando nos vio
en la calle (pues regresábamos de la fiesta de la artista Tania
Bruguera) nos dijo con ansiedad: ellos
están y estarán aquí, señalando a los policías uniformados en la
patrulla: su manera de decir que no nos podíamos escapar de
la vigilancia, aunque ni siquiera estuviésemos dentro de la casa, y
de evidenciar que él no tiene la suficiente autoridad (moral ni
oficial) como para ejecutar semejante asedio por sí mismo.
Jun 10, 2016
Danilo Maldonado: Quiero inspirar a los míos: regalar ganas de cambio
Tendrás tu propio
estudio...
En Cuba no puedes
alquilar una casa para hacer una exposición o un concierto porque
van y amenazan a los dueños, o los mismos dueños se asustan cuando
se trata de personas incómodas como nosotros, abiertamente
disidentes y anticastristas. Nos ha pasado en numerosas ocasiones. El
régimen hará todo lo posible para que no se pueda realizar la
exposición o para que no vaya nadie: limitando la libertad de
movimiento de todo público posible.
Es muy difícil cuando no
tienes un lugar propio para trabajar, por eso me decidí a empezar a
construir mi propio estudio, encima de la casa de mi familia. Un
proyecto así lleva muchos recursos y tiempo. Supe que a Tania
Bruguera le retiraron el permiso de construcción: ella estaba
terminando su instituto de artivismo. Yo no voy a pedir permiso para
hacer mi estudio. Lo empecé y lo terminaré aunque no le guste al
MINCULT1.
Ahora me encuentro
absorto en el proceso de construcción: es todo lo que estoy
haciendo.
Arreglar ese espacio
propio que en el futuro se convertirá en el lugar donde daré clases
a los niños de mi comunidad: talleres de artes plásticas. Quiero
que vengan simplemente aquí a pintar y también les pondré
películas y traeré libros. Creo que será muy lindo porque podré
inspirar a la gente que me rodea, a los que me conocen desde siempre,
porque saben que allí fue donde me crié. Ellos podrán ver la
evolución de quien fui y quien soy y en qué consiste mi trabajo
como artista contestatario. Porque eso es lo que seguiré haciendo y
pienso que estaría dándole esperanza a la gente del barrio, como un
ejemplo de ejercicio de libertad en un país donde te controlan
siempre.
Quiero hacer una
escultura en el frente: un motorizado en una Zuzuki2
mirando por la ventana como espiando hacia adentro, para evidenciar
la vigilancia a la que sigo sometido.
Esperas ser arrestado
de nuevo? Fuiste siempre un artista político?
Por supuesto espero
seguir teniendo conflicto con las autoridades. Pero ocupo mi tiempo y
energía en todo lo que tengo que hacer para levantar mi estudio y en
todo el trabajo que tengo por delante. Ellos que hagan su trabajo que
yo sigo haciendo el mío. Tratando siempre de avanzar lo más posible
comportándome libremente y hacer de la libertad un ejercicio diario
y que mi barrio vea que se puede vivir en libertad si te lo propones.
Si creo que fui
consciente siempre desde el punto de vista social. Aquí en Cuba no
veo cómo se discierne lo social de lo político: pienso que todo es
político. Mi arte se alimenta de ambas cosas.
Tu experiencia en
Valle Grande
En prisión estuve
rodeado de delincuentes comunes, pero los delitos allí tienen
castigos muy severos. Sigo diciendo que para mí es una escuela
porque allí conozco más a los cubanos y a la injusticia
desproporcionada del castrismo. Conocí gente cumpliendo años
realmente por nimiedades, como recoger latas en la calle. Cosas
absurdas, gente presa por gusto, personas que solo trataban de salir
adelante con pequeños negocios como ferreterías que hacen la
competencia al estado porque venden más barato y ofrecen más
mercancía. Aquí aplican la llamada Ley del Vago o la Peligrosidad
Predelictiva: son gente que simplemente no trabaja para el gobierno
porque no quiere: trabaja, pero no para el estado: vendían quizás
cosas sin licencia, practican oficios múltiples como albañilería,
son boteros3
nocturnos en discotecas privadas... y por no ser una “plantilla”
del gobierno te pueden echar cuatro años de prisión. Fue bueno
conocer que casi todos los “delincuentes comunes” en Cuba son
perfectamente gente emprendedora, gente luchadora.
Mientras los que roban,
arrebatan cadenas, violan, matan, son minoría.
La experiencia en prisión
está vinculada completamente con lo que me propongo hacer, mi arte
se vio enriquecido de una manera especial, porque yo tengo un
compromiso social y lo que quiero es lograr un mayor entendimiento y
aumentar la sensibilidad colectiva respecto a estos y otros temas.
Son cosas de Cuba que
mucha gente no conoce, es un fenómeno real ignorado por muchos.
Qué es para ti un
artivista?
Un tipo que siempre está
metido en problemas. (Risas)
Para mí un artivista es
una persona que se preocupa por los demás. Una persona que realmente
practica la filosofía de “no hagas a nadie lo que no te gusta que
te hagan”. Y si no quieres ser aplastado solo por tu forma de
pensar, molestado a cada minuto por lo que haces, tiene que
importarte también que no se le haga lo mismo a nadie. Si sufres
represión y te quedas callado les estás dando la oportunidad de
continuar reprimiendo. Un artivista es importante porque es quien
nunca se quedará en silencio y le hará ver a los otros la
complicidad, inmoral, con el totalitarismo.
Piensas que es
responsabilidad del gobierno protegerte a ti como artista?
Yo creo que el gobierno
lo que debería es irse. Yo no quiero que nadie me proteja por hacer
arte. Mi arte debe ser respetado, aceptado. El respeto es lo que
necesitamos con urgencia, cuando todos se respeten no hará falta
protección, porque tus derechos, los más elementales, estarán a
salvo, principalmente la libertad de expresarte como te de la gana.
Los represores son tipos
cortos de mente, mutiladores de sueños, anuladores de personas,
maquinadores mentales que están quitando lentamente todo el espacio
a un pueblo que ama su tierra pero rechaza donde vive por las
circunstancias. El desastre es parejo. Todos saben quién es el
culpable pero deciden irse. Tampoco es que tengan demasiadas
opciones, para dónde cogen si les cortan todas las vías. Sus leyes
nos oprimen, nos asfixian, pero todos escapan cuando tienen la
primera oportunidad. Cuando los que deberían irse de una vez son los
Castro, para que el pueblo respire por fin libre de tiranos y no se
ocupe solo del sobrevivir básico a diario.
Censura artística...
En
Cuba se censura a los artistas de diferentes formas. Las más simple
es no ofertar ningún tipo de materiales a quienes no estén
registrados en el sistema oficial (ACAA4,
Asociación Hermanos Saíz, Fondo de Bienes Culturales, estudiantes
de academias como San Alejandro, etc.) Aunque yo tenga dinero, la
tienda no me venderá ni un tubo de acrílico si no les muestro mi
carné de asociado a alguna de esas falanges gubernamentales. Ellos
aluden a la escasez, pero por supuesto siempre hay contrabando por
detrás, o si eres un artista muy famoso y dejas una propina
considerable a lo mejor no te piden el carné. O sea, si no
perteneces al grupo de artistas oficialistas, que solo legitiman la
censura que practican esas instituciones, tú no puedes hacer una
exposición porque todas las galerías son del gobierno, todos los
materiales los tienen ellos. Tengo que comprarlo todo a sobreprecio
por “la izquierda” y tengo que hacer mi propio espacio doméstico
para mostrar mi arte.
Por
eso siempre pensé en la calle como espacio de trabajo. Pero vas
preso si pintas en la calle: te persiguen, te acosan, te registran y
te quitan todo lo que tengas así sea una crayola. He sido presa de
registros policiales y se han llevado cada spray y cada cartulina.
Las obras referentes a los dictadores nunca las han devuelto. Me
pregunto qué harán con todo eso. Esa es la vida del artista cubano
cuando empieza a pensar en la libertad, cuando se preocupa por la
verdadera voz del pueblo: yo no soy un caso especial, como yo hay
muchos que han sido silenciados a la fuerza, anulados y censurados de
todos los espacios oficiales, solo por tener voz propia. Yo
simplemente no quiero que eso siga repitiéndose. Lo que me pasa a mí
pasa a muchos. La censura se multiplica y yo quiero que mi obra tenga
que ver con los que no pueden hablar, con los que tienen miedo, con
los que se arrastran por un poco de atención en galerías como el
show grandísimo que ha montado la Fábrica5:
son artistas que han “entrado por el aro”. Allí no vas a ver una
obra muy real, vas a ver cosas decorativas y algunos temas
“calientes” trabajados con sumo cuidado. Todo lo que allí se
muestra ha sido pasado por un filtro. Los artistas se entrenan en la
autocensura, eso forma parte de su formación artística. Ya van
listos con obras políticamente correctas. Hay un montón de artistas
que no dicen nada, no invitan a pensar, solo se preocupan en vender
cosas lindas a los extranjeros o coleccionistas que vienen porque el
país se puso de moda. Compran porque “parece que es verdad que en
Cuba está cambiando la cosa”: obras que hablan de falsos cambios,
hechas por artistas profundamente mentirosos.
Me
ofende mucho que no dejen entrar a Cuba al artista Aldo Menénez, que
hizo una petición online de firmas para el libre acceso a internet.
Nadie es quién para negarte del derecho a entrar a tu país.
Hay un gremio
realmente alternativo? Se solidarizan unos con otros?
El
único gremio que he conocido está formado por Gorki Águila, Lia
Villares, Claudio Fuentes, Ailer González, el Chino Novo, Tania
Bruguera, David D´Omni, Luis Eligio Pérez, Kizzy Macías, Aldo
Menéndez, yo mismo: Danilo Maldonado. No conozco a mucha gente que
haga arte alternativo “de verdad” aquí. Nadie está para que lo
cojan preso cada cinco minutos: hay quien te dice que es tu amigo
pero tengo que respetarle las distancias ideológicas, porque lo
puedo meter en líos, como si yo estuviera realmente en malos pasos,
como si hiciera cosas ilegales o fuera un delincuente. Solo fue a
verme a prisión Tania, con Lia, que llevaba la campaña por mi
liberación, y Gorki. Esas son las personas que conozco que se
preocupan por alguien más que no sean ellos mismos, gente que hace
arte libre sin importarle las consecuencias. Los otros normalmente no
quieren ni hablar del tema. Yo no quiero juzgarlos pero su actitud es
bien cobarde, al final son cómplices de una dictadura a la que no le
importa el arte y mucho menos los artistas si no se repliegan a sus
intereses del control humano a perpetuidad. Nunca me sentí solo en
Valle Grande porque sabía que mis amigos, artistas de la resistencia
ellos mismos, no descansarían ante la injusticia, porque, ya te
dije, es pareja para todos y cuando violan los derechos de un solo
artista equivale a violar los derechos de todos. La solidaridad es la
clave para salir adelante y hacer posible el sueño, rescatarlo.
El arte debe disentir?
Por supuesto. Yo no quiero ir a una galería a ver algo que me diga lo grande que es esta “revolución”, 57 años más tarde. Cuando me rodea la miseria, la hipocresía y el maltrato. El arte irresponsable tiene a ser manipulador, hedonista, mentiroso por naturaleza, se miente a sí mismo. No le veo sentido. Los artistas deben ser críticos todo el tiempo, sino que se dediquen a otra cosa: este es un oficio peligroso. Es un compromiso con los demás pero principalmente contigo mismo: debes ser lo más honesto y transparente posible contigo mismo.
El Sexto es un antihéroe?
Pudiera
ser, yo lo veo así. Un tipo común y corriente. Cualquiera, un tipo
friki, que puede vivir al lado de tu casa. Le gusta divertirse y ver
los colores de la vida. Yo quiero voltagear a la gente para que
busquen también la manera de ser más libres.
Qué tipo de arte
consumes?
Me
gusta mucho la historia del arte. Consumo todo tipo de estilos de
todo tipo de épocas. El graffiti porque tiene que ver con mi
trabajo. Ahora estoy más inclinado al arte interdisciplinario, los
performances me encantan. He estado interesado en el arte mexicano
actual. De Cuba me gusta la obra de Carlos Martiel, Sandra Ceballos,
Ezequiel Suárez, Hamlet Lavastida, OmniZonaFranca, Ángel Delgado,
Aldito Menéndez (Arte Calle en los ochenta): son los maestros, han
sabido vivir en libertad durante muchos más años que yo, y han
sabido ejercerla, porque es una prácica que no solo debe ser
practicada sino perfeccionada cada dia, exigirle cada vez más y
empujar los límites siendo todo el tiempo consecuentes, honestos
desde adentro.
Qué le dirías a los
curadores, coleccionistas fascinados con Cuba?
Están
comprando una obra que está completamente contaminada de mentiras,
una obra desfazada. No veo lógico que en tiempos de dictadura haya
artistas pintando a favor del régimen. O que permanezcan
indiferentes a la la censura, a que puede ir preso un artista
simplemente por intentar un performance que critica al gobierno, a la
situación de violencia continua que sufren defensoras de derechos
humanos como las Damas de Blanco. Así que para mí es una obra de
mentiras la que estarían comprando, y por tanto tendrán una gran
colección de mentiras. Ningún coleccionista respetado puede caer en
la inmoralidad de desconocer la situación real de los derechos de
los cubanos, y de los artistas.
Qué intentó Kcho
contigo?
Reclutarme.
Domesticarme. Parece que así ha funcionado con muchos artistas,
empezando por él mismo. Seguramente él recibió buenas amenazas por
parte de las autoridades cuando era contestatario. Siempre amenazan,
a tu familia, con no poder salir del país, como si lo que yo
quisiera hacer no estuviera aquí mismo. La obra de Kcho fue
perdiendo fuerza porque dejó de ser consecuente consigo mismo. No se
exigió justicia para sí mismo. La herramienta es eficaz. Si actúas
según los intereses institucionales podrás tenerlo todo: dinero y
fama, reconocimiento en los medios nacionales, privilegios de los que
nadie más goza. Yo no quiero esos privilegios, o en todo caso no
así. El único privilegio que merece todo el pueblo de Cuba es vivir
en libertad. No significa que yo no llegue a tener fama y dinero, que
reniegue de eso: vivir en libertad significa tener la conciencia
limpia, no sentirme cómplice de los abusos del poder, dormir
tranquilo sintiéndome libre, ayudando a los míos, y no aislado otra
vez en la celda de castigo. No imponerse por encima de nadie,
respetar a los otros, no dejar que le pisoteen a más nadie ningún
derecho.
Ahora
Kcho sale en el noticiero porque le dedicó en Francia una obra a
Fidel y a Raúl. Yo también le dediqué una obra a esos cabrones,
pero la mía no será mencionada en nigún medio nacional. Por ella
cumplí 10 meses de prisión y me soltaron justo el día nacional de
la cultura. Tania recibe premios y el título Honoris Causa del
Instituto de Arte de Chicago y tampoco la mencionan por ningún lado,
aunque el museo de Bellas Artes tenga una obra suya colgada en la
pared (el mismo museo que le prohibió la entrada durante la Bienal
de la Habana pasada) ella no existe: nosotros no existimos porque nos
enfrentamos directamente a ellos y la manera que tienen de
castigarnos es borrarnos o meternos en la cárcel.
Yo
pienso que el artista necesita mención y reconocimiento, porque se
alimenta un poco de eso. Pero yo no hago esto para que me mencionen,
lo hago porque me siento bien haciéndolo y la paso de maravilla. Yo
he decidido no tener superiores. No recibir órdenes porque no soy
militar. Trato de dar luz a los que se pierden en la oscuridad,
quiero tratar de inspirar con mi simple comportamiento a los demás
que están a mi alrededor como zombies: si yo puedo, si yo he podido:
entonces tú puedes porque yo no soy de Marte. Esa sería mi obra
ideal: regalar ganas de cambio.
Qué país quieres
para Renata?
Mi
última obra es para ella. Estoy materializando todo el amor que
pongo en hacerle retratos. Cuando alguien se interesa por estos y los
compra, yo convierto ese dinero en oro, literalmente. Esto
materializa mi cariño hacia ella. La gente a veces no cree en lo que
no ve: yo voy a hacer una serie de cuadros de mi hija y el resultado
final será simplemente oro.
Quiero
para ella un país donde nadie le esté cuestionando su forma de
pensar, de vestir, de relacionarse con los demás. Donde nadie le
diga lo que tiene que hacer o decir: un país donde pueda ser ella
misma, como es ella, como mismo la veo yo, una niña feliz que se
convierta en una mujer feliz. Que la pase bien como la está pasando
el papá. A pesar de todo lo malo que me ha ocurrido nunca he
cambiado mi amor hacia ella ni mi forma de mirar el mundo, mi mundo
siempre tendrá colores y así quiero que lo vea ella. Los que están
cerca mío saben que no dejaré de quererlos y que ese amor no
cambiará nunca. Mi niña que sea libre, que sueñe libre y que vuele
libre, en un país libre.
1
Ministerio de Cultura, que se subordina al del Interior (MININT)
2
Moto japonesa usada por los agentes de los servicios secretos de la
Sección 21, MININT.
3
Taxistas privados
4
Asociación Cubana de Artesanos y Artistas
5Fábrica
de Arte Cubano: “sitio del arte alternativo”. Proyecto
gubernamental asignado al funcionario y censor Equis Alfonso.
Tania Bruguera: De cómo se normaliza la censura
Días atrás, recibí una llamada de mi amigo Antoni Muntadas invitándome a su charla en el Museo Nacional de Bellas Artes (MNBA). Llegué al mismo museo que me negó la entrada durante la inauguración de sus exposiciones en la pasada Bienal de La Habana (aunque estuve dentro pocos días antes del evento, para compartir con mis amigos artistas Gustavo Pérez Monzón y Tomás Sánchez).
Desde ese día de mayo de 2015, esta sería la primera vez que intentara entrar allí, también entraron los artistas y activistas Lía Villares, Luis Trápaga y El Sexto.
El museo estaba resguardado por una tensión en el ambiente, la creaban los cuerpos — demasiado fornidos para ser artistas o curadores— que estaban casi en formación, casi "verificando" quienes pasaban más allá de la puerta por donde se entraba a la conferencia.
La conferencia ya había empezado. Me estimuló el tema: se estaba hablando de la censura, una de las temáticas abordada en la obra de Muntadas. Aunque todavía tiene que ser uno extranjero para que se le permita hablar de estos tópicos en un evento público en La Habana sin autocensurarse, me pareció una buena señal, dado que el museo tiene un nuevo director y es este evento de los primeros en su programación pública.
Lamentablemente no habían muchos estudiantes del ISA y el público estaba mayoritariamente conformado por funcionarios institucionales y artistas profesionales. Pero pensé en lo oportuno que era que los funcionarios, quienes tienen a veces la función de censores, estuvieran allí. En ese momento intervino Jorge Fernández, el nuevo director del MNBA, aprovechando el tema para tratar de equiparar la censura que sucede en Cuba y la censura institucional que se da internacionalmente; haciendo una explicación en la que parecían iguales, justificando y descontextualizando con esto las historias de censura en Cuba, como si fueran parte o requisito del nuevo esfuerzo febril cubano por pertenecer al mundo.
Si la censura es universal es, por lo tanto —interpreto—, normal. Casi sugería que la nuestra es culpa del bloqueo, mientras aseguraba (parafraseo) que la "sobredimensión" que se le da a la censura en Cuba es producto de la mala intención de los enemigos de nuestro país. Esas palabras, que fueron la primera intervención que le oí en ese diálogo donde parecía más que nada oyente, parecieron cumplir la función de convertir en enemigo, culpabilizar y censurar a quien cuestionara la censura ejercida por las instituciones en Cuba.
Ana María Guash, quien moderaba, se dirigía al público al final de cada sección temática en la que había dividido el conversatorio, intentando buscar preguntas en los presentes para ampliar el diálogo. Pedí la palabra.
La censura en Cuba es vengativa, rencorosa, arrogante
Coincidí con Jorge Fernández en la existencia de la censura en otros lugares, ofrecí ejemplos de censuras (técnicas, económicas, etc.) que he recibido en otros lugares, pero quise especificar que no eran lo mismo, ni se podían comparar con la censura en Cuba. Hacer esto sería una falta de respeto a los artistas y a las personas que han sufrido las consecuencias artísticas y humanas de ser honestos consigo mismos; con los que hacen su obra como se las dicta su conciencia y no el oportunismo o el miedo. Expliqué cómo en otros lugares se censura, sí, pero el artista tiene derecho a rebatir esa censura de manera pública (a veces incluso en la misma institución que le censuró), y cómo eso se convierte en un debate público y no una mordaza que se le pone a todos para evitar que se hable del caso. Cómo la obra censurada encuentra otras instituciones donde ser exhibida en la misma ciudad y a veces inmediatamente, porque existe una solidaridad gremial, porque todo el mundo sabe que cuando se acepta que una obra sea censurada, sin más, se está colaborando con el censor y se está perdiendo un terreno de libertad artística que afecta a todos.
Puse el ejemplo de mi nominación al Premio Hugo Boss del Guggenheim mientras soy parte del Comité Organizador de Gulf Labor, un grupo de artistas que nos hemos reunido para reclamarle al director y al board de ese mismo museo, de manera pública, sobre su colaboración con la explotación de los inmigrantes que construyen sus museos en Abu Dhabi. El trabajo de este grupo ha creado una tremenda tensión con la institución y es extremadamente incómodo para el director. Pero eso no ha afectado mi nominación, algo que en Cuba sería impensable, y aún así, tratándose de un proyecto fuera de la Isla, he recibido informaciones fragmentadas sobre los esfuerzos de algunos agentes culturales ubanos por influenciar en el jurado para que no se me otorgue el premio.
Sí, la censura en Cuba tiene tentáculos muy largos y se cree con todos los derechos. Mi énfasis radicó en explicar las diferencias fundamental que existe entre la censura artística en Cuba y la que hacen instituciones culturales en otros países. En estos, se limitan a censurar la obra, no te exponen en el museo y ahí queda. En Cuba, por el contrario, la censura se ejerce con todo el peso de un Gobierno, se usan todas sus instituciones, se extiende a todos los aspectos de la vida de una persona.
La censura le da el derecho a la policía política de ir hasta el lugar donde trabajas; de contactar a tus amigos para aclararles que el impacto de la censura puede involucrarlos a ellos también si la cuestionan, para aclararle a todos que ya no eres confiable y, por lo tanto, este es el empezar de un paso por el purgatorio que no se sabe cuánto durará ni qué otras consecuencias tenga, ni a quién va a arrastrar con él. Les da derecho a incidir en tu círculo familiar para desestabilizarlo, a decir cosas tan
graves como que eres parte de la CIA o de la Seguridad del Estado, según a quien quieren asustar para que no te defienda más.
La censura en Cuba es vengativa, rencorosa, arrogante y es una manera de estar en una celda de castigo. La censura en Cuba es aplastante y no te deja opciones. Ha hecho que más de un artista se vaya del país, que más de un artista haya dejado de hacer arte, que no tengamos acceso a la literatura, al arte y el cine que consideren los censores subversivo, por tanto, buscar y consumir ese arte es como un acto ilegal. La censura en Cuba si no te destruye te convierte en mal artista porque de pronto tus propuestas estéticas son malas: no es lo que dices, sino cómo lo dices o cuándo lo dices. Como si diciéndolo de otra manera o en otro momento te dejaran decirlo.
La censura en Cuba es internacionalista, llega hasta los lugares donde te defienden otros, en otros países. Llega, en la persona de un funcionario de la embajada cubana, a las universidades donde un profesor que te ha defendido enseña; llega en la voz de un funcionario de una agencia de viajes que te aclara que si no quieres tener problema durante tu viaje no contactes al censurado; llega con una invitación a exponer en La Bienal o en el Museo Nacional a quien está en desacuerdo con la censura ejercida, con la esperanza de poderlo callar a cambio de un impulso a su carrera; llega con el descrédito y los rumores sobre el censurado a todas partes, para crear así un estado de opinión que desacredite los argumentos en contra de la censura y hagan deleznable por siempre al censurado.
No creo que ningún museo, ninguna editorial, ninguna sala de conciertos, ninguna cinemateca en el mundo tenga los recursos para hacer este tipo de censura, ni tampoco creo que les interese ensañarse en la persona de esa manera. Me gustaría un día, por curiosidad, saber el presupuesto que se ha gastado en Cuba para la producción y ejecución de la censura.
El chantaje emocional, una herramienta de la censura
Otro aspecto de la censura es el chantaje emocional. El medio artístico cubano es endogámico, todos nos conocemos, todos tenemos una historia entre nosotros. Los censores de la cultura son personas con las que hemos tenido una relación de años, no es un personaje abstracto del que no se sabe nada. Puede haber sido tu profesor, tu jefe o compañero de trabajo, el dirigente que lleva décadas en el sector de la cultura, el curador que una vez te invitó a exponer, un amigo, incluso para algunos puede haber sido un amante.
Muchas veces uno se autocensura debido, precisamente, al agradecimiento o el valor que ha tenido esa relación que siempre se vuelve personal. Uno se autocensura por no meter en problemas a otro, que está también tratando de ampliar los espacios no censurados, y uno no quiere ser quien "lo eche a perder". Pero la policía política y los censores saben esto muy bien y muchas veces te mandan "para conversar" a esa persona que tú no quieres dañar, para así neutralizarte. Y es esa misma persona quien —cada vez que se encuentra a quienes están en contra del acto censurador— deja claro, antes de dar su opinión, que el censurado es un "amigo" que él quiere, admira y conoce bien para después pasar a desacreditarlo y a crear dudas sobre el censurado como no haría ni el peor enemigo.
Esta persona se siente incluso con la autoridad y la capacidad legítima para interpretar y explicar las "verdaderas" intenciones del "amigo" que ha sido censurado. La conclusión siempre será la misma: que su "amigo" ha sido censurado con razón, porque hubo un problema de juicio, de sentido común, de cálculo mal hecho, de habérsele ido la mano con la intensidad, etc. Como si los principios de una persona y como si la materia de la obra de arte fueran el sentido común, como si un artista tuviera que esperar una orden o una orientación para abordar un tema que le afecta y quiere expresar, como si las obras de arte tuvieran que tener un bajo nivel de intensidad para ser arte.
Son ellos, la policía política y los censores quienes le dan a cada argumento un enfoque personal; si el problema es la persona, no es el sistema. Esa es la estrategia que usan los censores para no tener responsabilidad por sus actos.
En Cuba el diálogo crítico pasa de ser un asunto cultural a ser un asunto de Estado.
Volviendo a mi intervención en el Museo Nacional, no hablé sobre mí sino desde mi experiencia, para ejemplificar —con la autoridad que da lo que se ha vivido— mis argumentos. Ni siquiera mencioné#YoTambienExijo ni lo que esa obra desencadenó, para no "desviarnos" y para que nadie se sintiera aludido, evitando personalizar. La idea de mi intervención era mantener el diálogo sobre los conceptos generales y las estrategias de la censura en Cuba.
Sin embargo, la respuesta de Jorge Fernández fue un ataque frontal y personal, dejando a un lado ideas y enfocándose en mis fracasos (sobre todo comerciales, algo tan valorado en la Cuba que se legitima y construye hoy) por ser una artista incómoda. Diciendo ideas confundidas con mensajes de descrédito infundados a los cuales respondí desde el público diciendo que ese no era el lugar para esto, si él quería hablar de mí que me invitara a ese mismo teatro del Museo Nacional a un diálogo con él, a lo que respondió con una sonrisa sarcástica (como hizo al día siguiente, en una conferencia en la que coincidimos, cuando se lo volví a plantear sin público delante).
Su reacción me hacía sentir que la propuesta era malsana, como si pensar en tener un argumento en un espacio público fuera una trampa para hacer daño, como si yo supiera mejor que él que eso era un pedido inapropiado. Quizás tenga razón y sea una mala idea.
¿Para qué tener una discusión abierta y honesta sobre la censura si vivimos en un país censurado y autocensurado? ¿Para qué hablar de algo que ya pasó si todos pretenden que no pasó nada? ¿Para qué cuestionar las excelentes tácticas usadas en el proceso de normalización de la censura en Cuba si están funcionando? ¿Para qué estudiar los procesos de descontextualización y universalización de la censura si están siendo aceptados y muchos aseguran que es en Cuba igual que en los demás países?
Para qué, si en Cuba a un artista que hace crítica institucional no se le reconoce como tal, sino que se le adjudica el título de CR (contrarrevolucionario) con todo lo que eso implica legal y socialmente. Para qué, si la mayor censura a la que está sometido el pueblo cubano es no permitirse a sí mismo tener deseos de cuestionar su realidad.
Para qué, si en Cuba el diálogo crítico pasa de ser un asunto cultural a ser un asunto de Estado.
Una manera de saltar la censura en Cuba siempre fue encontrar que te defendiera o te apadrinara un extranjero. "El Susurro de Tatlin #6", durante la bienal de 2009, no hubiera podido hacerse si no hubieran sido Guillermo Gómez Peña, Orlando Brito y Saro León quienes me invitaran y pagaran por la producción de la obra. Y así y todo el jalón de orejas y las consecuencias (no poder exponer más en instituciones cubanas o proyectos generados desde Cuba) no me las quitó nadie.
La conferencia de Muntadas fue excelente, porque su obra, que es pionera, lo es; porque es un conversador honesto, agudo e inteligente que no se deja manipular, y porque su responsabilidad como artista fue evidente, aunque aclarara que no era un artista político.
Me fui pensando en los artistas extranjeros que vienen y se van, que usan a Cuba para su propio beneficio profesional o para estar en la moda y cómo legitiman con esto instituciones y funcionarios que censuran a los artistas cubanos. Me fui pensando cómo Muntadas era un caso raro, porque era alguien que entendía el significado y las consecuencias de sus palabras en este contexto. De cómo quizás, la peor censura que tenemos en Cuba es conformarnos con que sean los extranjeros quienes digan o hagan lo que a ti, como cubano, se te prohíbe decir o hacer.
La propuesta de conversación pública con Jorge Fernández sigue en pie, espero que acepte y tengamos un foro público sobre la censura dónde esta sea la única ausente.
junio 10 2016
Texto publicado en Facebook por la plataforma #YoTambiénExijo
Mar 22, 2016
Retomar la espiritualidad
Orlando Gutiérrez Boronat
Hacia la gran nación
Retomar la espiritualidad no significa refugiarnos en la superstición después del colapso de los que podríamos describir como el "cientificismo". Todo lo contrario. La espiritualidad es la categoría de análisis de la realidad que precisamente sirvió de fundamento original y cauce de acción para la civilización occidental que desembocó en el "cientificismo".
La espiritualidad constituye una visión más amplia de la realidad. Un método de pensamiento que aspira a comprender la realidad mediante el entendimiento de los valores permanentes de la misma. Busca la verdad de las personas en su fuente: la misma naturaleza humana. Naturaleza humana que se expresa, se desarrolla y se debate en el drama histórico. Es así, en el ser y su historia, que buscamos nuestras razones.
Cuáles son estas categorías, estas razones que verdaderamente caracterizan a la persona humana?
Partimos del hecho que somos un cúmulo de contradicciones que se desenvuelven en el tiempo: espíritu y materia, cuerpo y mente, vida y muerte. Un cúmulo de contradicciones que van incorporando las experiencias, los acontecimientos, los ejemplos de la historia. Es decir, esta naturaleza humana, compuesta por contradicciones permanentes, va asimilándose a la construcción histórica de la cultura y la civilización, transmitidas por la educación.
Aquí radica uno de los aspectos esenciales: la construcción histórica, para ser válida y duradera, tiene que orientarse hacia la satisfacción de las necesidades permanentes de las personas: su inteligencia, su libertad, su creatividad. En tanto y cuanto la sociedad esté dirigida hacia la mera satisfacción de las necesidades materiales de la persona (vida y cuerpo), se irán reduciendo las potencialidades de su ser.
La espiritualidad, entonces, aspira a comprender las cosas yendo a las raíces de las mismas. A su sustancia. Sustancia que se revela en el quehacer. Sólo entendiendo cómo las cosas han sido, en toda su complejidad, es que entenderemos cómo son.
La historia, lejos de consistir en las cerradas fórmulas deterministas que contemplaba el marxismo o de la ciega lucha por intereses que podría estipular la más rancia doctrina liberal, es precisamente el compendio de la lucha enconada entre las contradicciones del ser humano. Y aunque la historia nos muestra que existen hombres malvados, lo cierto es que la vasta mayoría de las personas se bestializan al ser victimizados por su angustia e ignorancia.
Cómo no angustiarse? Cómo no ceder ante fuerzas tan poderosas como lo son la reproducción, el apetito, la crueldad? Cómo no ceder, cuando la vida se presenta an consistentemente injusta? Y es precisamete de ahí de donde parte la espiritualidad; pues el ser moderno tiene una necesidad imperiosa de reencontrar el sentido del límite.
Cierto es que no escogemos dónde vamos a nacer ni qué circunstancias se nos presentarán, pero también es cierto que una vez nacidos tendremos todo un mundo de posibilidades frente a nosotros, así como tendremos también la posibilidad de construir circunstancias para nuestros hijos... legarles un camino por el cual poder seguir.
De eso trata la civilización: el desarrollo de las posibilidades materiales y extensión de la comunidad humana no es más que la muestra de que un porciento de humanidad ha derrotado la angustia y rebasado la ignorancia para discernir que la vida vence a la muerte y que aunque la particularidad perece, su ejemplo, su solidaridad, subsiste en la historia para darle esperanza a los seres venideros. Esta es la única, verdadera utopía: la unidad del ser frente a las contradicciones que lo agonizan.
Paradójicamente, mientras más asume el ser particular esta conciencia de unidad superior, más se aísla de sus contemporáneos. Y es que los pocos han de abrirle el camino a los muchos. Por eso decimos que la lucha radica dentro de nosotros mismos: no de un interior efímero, sino dentro de nuestra identidad: nuestra lengua, nuestra cultura, nuestro pueblo, nuestra nación.
Es, en fin de cuentas, una lucha por rescatar al tiempo. La historia de la civilización es esa también: facilitar la vida material para así dedicarle más tiempo a la dilucidación de las razones, a la indagación dentro de nuestro ser para así discernir la sustancia genuina de nuestra naturaleza.
He ahí por qué es necesario que la modernidad reencuentre el límite: pues ante el derrumbe de los móviles positivistas que le aseguraron al ser moderno el control sobre un cosmos que no es el suyo, el ser moderno ha de emplear sus amplias reservas de tiempo para humanizar su vida.
Sólo la inteligencia, la creatividad y la libertad humanizan al ser humano.
Sólo el amor, o la entrega genuina a ese entorno donde radica nuestra identidad nos libera.
Estas son las puertas de acceso a ese todo, a esa unidad suprema, que existe a sólo un latido de distancia de nuestro ser.
Orlando Gutiérrez Boronat
Hacia la gran nación