Inteligencia cultural de tres continentes se reúne en La Habana
Celebrado con discreción mediática, sin grandes audacias intelectuales ni pensamientos de cósmica transgresión, se realizaba en La Habana, por primera vez, el Congreso Internacional de Estudios Culturales, Interdisciplinarios y Trasatlánticos, evento que liderado por el poeta y escritor peruano Julio Ortega, desde la Universidad de Brown (donde es profesor titular y director de su Departamento de Literatura Iberoamericana), llega a su l3 edición, en Cuba.
Auspiciado esta vez por la Universidad de Granada, España y el Grupo de Estudios Trasatlánticos de la Universidad de la Habana, el Congreso era cálidamente acogido por las diferentes universidades cubanas e instituciones como el Instituto de Literatura y Lingüística o el Centro Juan Marinello, entre otros.
Escritores, historiadores, arquitectos, profesores universitarios de tres continentes, se encontraban en la capital de todos los cubanos para debatir, dialogar y confraternizar durante tres días (9 al 12 de junio) de ardua labor, de la mañana a la tarde, en cuatro salones simultáneos del hotel Habana Libre Tryp, con 140 ponencias repartidas en cuarenta sesiones de trabajo.
¿De qué hablaron? ¿Cuáles fueron sus temas de investigación? ¿Cuáles problemáticas de la literatura contemporánea les ocupa con fervor? ¿Qué les asombra? ¿Con qué se solidarizan?
Les cuento: desde estudios exhaustivos sobre la obra del escritor Leonardo Padura, autor de culto, y las de Cabrera Infante, Sarduy, Carpentier, Lezama Lima, Piñera, José Kozer, Abilio Estévez a temas como: Afrodescendencia y etnicidad en el imaginario de la Cuba colonial; El español de Cuba; Diáspora y religión; El viaje como memoria cultural; Narrar la ciudad; Destinos de la transculturación, Tricontinental: una perspectiva cubana sobre la Guerra Fría; Nuevos medios, nuevas mediaciones... En fin, la mar: por ahí estuvo anclado más o menos el pensamiento. La Universidad de Brown se presentaba con El postpolicíaco en dos orillas: el narcowestern, el cybernoir y otras nuevas experiencias de la narrativa criminal en México y España. La alemana Claudia Hammerschmidt, de la Universidad Friedrich Schiller, de Jena, rendía sentido homenaje a Cabrera Infante con Una estética de la ausencia o La Habana vista desde Londres, en ejercicio de la melancolía del retorno imposible. Narrar la ciudad, para la arquitecta brasileña Mylene Goudet era disertar sobre Carpentier, Lezama y Sarduy como “mosaicos arquitectónicos literarios en las ciudades de Latinoamérica”.
Llamaban la atención las tres ponencias dedicadas a la escritura carcelaria de la ficción en Cuba; el análisis de los blogs como ¿nueva literatura testimonial? y El impacto lingüístico de la mensajería celular.
El Atlas Lingüístico del país de Martí, aún en proceso editorial y el espacio dedicado a Padura, autor amado de los especialistas, señoreaban en novedades. Pero la investigación de Carmen Scocozza (Universidad Católica de Colombia-Università degli Studi di Salerno) aún no terminada, en su búsqueda por archivos de la ex-Unión Soviética y de Latinoamérica promete ser una valiosa contribución al estudio de la Guerra Fría, desde un punto de vista inédito: desde el lado de acá, dejando las polaridades USA-URSS en otro nivel. ¿Fue la guerra de Angola una forma de extender la misma? ¿Qué hacía Cuba en esa guerra? Esa pregunta es un enigma aún para los historiadores.
Así, pues, hubo palabras que construyen conocimiento, con agudas precisiones, no simple ornamento y otras que pretendieron velar y olvidar. Se lucían las universidades europeas y norteamericanas. Las del país anfitrión no quedaban a la zaga, pese a las conocidas limitaciones-ausencia de viajes de intercambio profesional, casi nulo acceso a la conexión global (Internet). Descollaban jóvenes talentos junto a consagrados, tanto en los estudios literarios −Tres generaciones de poetas cubanos, 80,90 y 2000, Reina María Rodríguez−, como antropológicos e históricos −Narrar desde la sombra, Caridad Tamayo−. Ariel Camejo, estudioso del Caribe, Secretario del Congreso, oportuno en las interpretaciones y señalamientos.
Para los del patio, más que un evento académico, fue una fiesta del pensamiento: del pensar diferente, mas no indiferente.
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